Guardando el secreto.

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Finales de Marzo 2014

Quien diría que cuando las personas ven que cometiste un error, se vuelven aún más cuidadosas contigo. Cuidadosas en el ámbito de que te cuidan y tratan de que no te desvíes del camino de nuevo. Tratan de ayudarte, hacerte reír, felicitarte más que tu propia madre. Tratan de que veas la vida con más felicidad, desde un punto en que lo malo, puede ser solucionado con buenas acciones.

Y desde que vieron mis cortadas, es lo que precisamente hacen mis amigos. Me siento terriblemente en deuda con ellos, en como me cuidan y tratan de que todo este bien. Lizbeth, Ricardo... Priscila. Todo lo que ellos hacen por mi es increíblemente invaluable, y no puedo creer que después de todas las idioteces que eh dicho o hecho, aún siguen aquí.

Lizbeth puedes hacerla enojar o avergonzar todo el día, y al final siempre se despedirá con una sonrisa y un golpe que te hará reír a ti también.

Ricardo es un tonto si se lo pides y te pasa la tarea de matemáticas, lo cual a veces me saca de varios problemas. Si ve caras largas, te hace reír.

Priscila, pues ella es Priscila y con eso basta. El simple hecho de que te dedique una sonrisa puede que te alegre el día completo ya que parece un pequeño rayo de sol que te obliga a despertarte con tanta energía.

Dios, soy tan cursi. Pero eso es bueno, quiere decir que al menos tengo sentimientos y un corazón que cuidar siempre.

Después de el tiempo estimado, y un poco más debido a la situación de su salud, autos y hospitales, terminé con Gabriel.

Y digo hospitales porque tuvo un accidente de auto con su padre. Nunca acepten los carros que te ofrecen la empresa, puede que les falte gasolina o, que los frenos vengan en mal estado. Fui a visitarlo y fue de alguna manera lindo, conversamos y me hizo reír, y en un momento en el que comenzamos a ponernos serios y me dijo palabras de apoyo.

"El día en que pierdas la esperanza y la forma en la que siempre sonríes voy a dejar de creer que los ángeles existen".

Fue buena idea terminar con él y no tomarle cariño.

En fin, estamos en Geografía y no estamos haciendo absolutamente nada, solo he apuntado las actividades y me eh puesto a platicar con Lizbeth y Ricardo de cosas extrañas y graciosas, como últimamente lo hemos estado haciendo. Ricardo decide volver a apuntar cosas aunque sin parar de sonreír y Liz solo esta riéndose de él. Decido seguirlo y comenzar a escribir también. La risa de Lizbeth es tan contagiosa que aunque estés distraído, no puedes evitar reírte también. Y yo, que estaba justo enfrente de ella, no podía parar de reír y un dolor de estómago comenzaba a hacerse presente.

—A ver, a ver, a ver Val, ya, vamos a ponernos serias. —Dijo Lizbeth y paró de reír.

Trate de dejar de reír pero de nuevo me ganó la carcajada. Ella también estalló en risas y miré a Priscila. Ella estaba mirándonos de reojo y también se estaba riendo, aunque no estaba segura si se estaba riendo de mí o con el tipo con el que se encontraba platicando. Ahora si que me puse seria.

-Val responde, ¿Quién te gusta? -Dijo Lizbeth aun riendo y tratando de parar al menos un poco.

Lizbeth lo había dicho tan directamente y rápido que Ricardo y yo volteamos a verla y me escondí en mis brazos. ¿Le diría a Lizbeth que estoy enamorada de la chica de pelo largo cuando tengo menos de 7 meses de conocerla? Ahora si que me puse sería, pero decidí hacer algo divertido y que demorara en responderme, y que la hiciera enojar claro, pero de una forma en que lo hiciésemos jugando. Ricardo volvió a trabajar.

Diario de una bisexual®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora