Mi mejor amigo.

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Algo que hacia especial a las escuelas técnicas eran sus talleres. Eran como materias extras que duran la mitad de un día. Hoy, después de dos días de entrar en la escuela, nos tocaba explorar los talleres para que eligiéramos el que queríamos estar. Hoy nos estaban mostrando el taller de Electrónica y a decir verdad no me agrada estar aquí. Este taller queda descartado de mis opciones, definitivamente. Pero bueno. 

Yo realizaba los trabajos que correspondían al taller, (un par de dibujos tetos) cuando la trabajadora social irrumpió en el salón.

—Disculpe maestro, buenos días, quisiera saber si aquí hay chicos que han perdido a alguno de sus padres.

Nadie respondió, el salón estaba en silencio. Esta mujer ya estaba apunto de despedirse cuando escuchamos una voz:

—¿Y si perdí a ambos?

Todos volteamos, el resultado fue un niño, más bajito que yo, con pelo no peinado y unos ojos que dejaban al descubierto un aire de tristeza. Era un poco bronceado, pero blanco.

Desde aquel momento una sensación de curiosidad muy grande despertó en mi.

—Okey, ven conmigo —dijo al fin la maestra—.

Se paró de de su pupitre y algunos lo siguieron mirando a la salida, murmullos aparecieron en el salón y el ya enojado maestro pidió que siguiéramos trabajando. Todos volvimos a nuestros asuntos.

Debe de ser profundamente doloroso perder a algún familiar o amigo, pero él perdió a sus padres, a ambos, y eso es una situación jodida para un niño, lo peor de todo, ni siquiera se sabe a que edad los perdió.

¿Quién se encargará de él? ¿Tendrá hermanos? ¿Va al psicólogo? ¿Necesitará apoyo de un amigo? ¿Yo podría ayudarlo?

Hey no, es tu apenas tercer día Valeria, no vayas tan rápido.

Tenía mucha curiosidad por conocerlo.


***


El chico volvió después del tercer modulo de taller. No venia con una cara del otro mundo, yo solo lo observaba, hubo un momento en el que me quede tan atontada que ni me di cuenta que el también me estaba viendo. Cuando reaccioné, lo saludé y el me devolvió el saludo. Fue lo más vergonzoso que me pudo haber pasado y mi rostro estaba totalmente horrorizado mirando mi libreta. Prácticamente mi trabajo de taller ya estaba terminado. 

Volví a centrarme en simplemente yo, hasta que por mi mente pasó el recuerdo de Axel. Volví la cabeza para ver donde estaba y me di cuenta que el también me veía. Me sentí incomoda, más que con lo que pasó con el otro tipo. Después llego una compañera que yo ya conocía desde el kinder, me dio un papelito, me dijo que era importante, sonrió apenada y se fue. Decía:

"Necesito platicar contigo, es muy importante. Te mando un mensaje por Face".

La letra era de Axel, podía reconocer su manía de escribir todo en mayúsculas. Puta madre.

—Oye, ¿te importaría si te pido el ultimo dibujo?

La voz me sorprendió. Deje mis pensamientos por otro lado, voltee y era ese niño.

—Claro, no te preocupes. —Dije brindándole una sonrisa a lo cual respondió igual.

Le di mi libreta y dejé que él buscara la pagina, mientras la ojeaba comenzó a hablar.

—¿Cómo te llamas?

—Valeria, pero puedes decirme Val. —Esta es Valeria tratando de tomar confianza.

- Soy Ricardo, y puedes decirme Ricardo. —sonrió. —Gracias, ahorita te devuelvo tu libreta.

Se fue y me quede de nuevo en trance. 

Ricardo, educado, lindo.

Que buen chico.


***


Ya nos han acomodado por numero de lista en Geografía. Estaba rodeada de unos niños que les encanta reírse de cualquier cosa y eso era totalmente perfecto porque me encanta hacer reír a las personas, es como que mi manera de hacer amigos. Y ellos me caen bien. Adelante de mi había una niña que parecía enojada de que nos estuviésemos riendo. Su nombre es... ¿Lizbeth? Sí, creo que sí. Aunque me grito que ya me callara, también me cae bien. Me tocó cerca de Ricardo, así que nos quedamos platicando bastante. Axel lo veía feo. Esos celos no se los robo a nadie.

No le saque el tema de sus papas a Ricardo, apenas hoy lo conocí y ya se que su color favorito es el rojo. Me sorprendí mucho porque el era bastante alegre cuando creí que seguía afectado por lo de sus padres; tal vez era como yo, él había madurado bastante cuando apenas era un niño, sentí una pequeña punzada en mi pecho cuando pensé eso. ¿Qué tan difícil para él fue sonreír mientras por dentro la muerte de sus padres se lo estaba tragando vivo?

O quizás simplemente cuando la tragedia ocurrió el tuvo gente que lo acompañó y le brido apoyo en todo el proceso. Sí, no todos tienen tan malas experiencias.

Aparté todos estos pensamientos fuera de mi mente, muy en el fondo sabía que quería conocer más de él y como se sentía, pero creo que lo de sus papás tendrá que esperar.

Estoy socializando bastante y me sentí bien conmigo misma. Tal vez esto de la entrada a la secundaria no sea tan difícil y sólo exageré al principio, el secreto es simplemente tomarlo con calma y alegría.

Diario de una bisexual®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora