Diario de un Holmes (I)

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Mi nombre es Mycroft Holmes, soy el mayor de la familia Holmes. Tengo dos hermanos pequeños, el mediano se llama Sherlock y la pequeña Eurus. 

Mi familia no es muy normal, nos criamos en un castillo en mitad de la nada con un cementerio que tenía tumbas falsas. Mi madre era profesora de matemáticas y les gustaba ese tipo de problemas. Mientras mi padre era filósofo así que crecimos con libros de grandes autores.

Mis hermanos y yo no somos normales, somos mucho más inteligentes que el resto de la población. Dejemos de hablar de mi familia porque el día que llegué a ese pueblo, conocí a la persona que nunca hubiera pensado que sería la única mujer en mi vida, aparte de mi hija.

Todo comenzó con 12 años, abandonamos nuestro antiguo lugar después de que mi hermana pequeña asesinara al mejor amigo de Sherlock. Como yo sabía que esa niña no estaba bien psicológicamente y sería un peligro para la sociedad, llamé al gobierno y se la llevaron a una cárcel de máxima seguridad, a la vez que mentí a mis padres diciendo que había muerto. También distorsioné ese recuerdo de mi hermano para que no recordara ese suceso que podría marcarlo de por vida.

Llegamos a un pueblo, no era muy grande ni muy pequeño. Mis padres compraron una casa a las afuera. Lo que más me molestaba de todo esto fue tener que relacionarme con gente inferior a mí ya que mis padres querían que asistiera al instituto donde ambos empezarían a impartir clases.

Sin ganas me marché hacia el lugar donde perdería mi tiempo durante los siguientes años. Al llegar noté que todo el mundo susurraba hacia mí escuchando entre ellos insultos. Creerán que me afecta todo lo que me digan pero la verdad para mí ellos son meros insectos.

–Mi nombre es Mycroft Holmes–me presenté con seriedad. Quedaban dos lugares sin ocupar, uno estaba al lado de un chico pelirrojo que estaba dormido sobre la mesa así que decidí irme al otro.

En mitad de la clase, por la puerta, entra una chica. Al observarla, noto como tiene ampollas en la mano indicándome que monta mucho la bicicleta, el pelo rubio despeinado, significa que ha estado pedaleando rápidamente. Tiene ojeras bajo sus ojos dando a entender que ha dormido poco.

La chica se sienta a mi lado en el último sitio que quedaba libre y me empieza a hacer simples preguntas.

–Mycroft Holmes–le digo y la ignoro para que me deje en paz.

Me pongo a atender a clase y noto que los profesores son demasiados estúpidos, no paran de confundirse en cosas tan sencillas. Me pongo a corregirlos durante todo el día y provoco la atención de mis compañeros.

Simios inferiores–pienso ya que no soporto los cuchicheos sobre mí.

Tras las clases, me puse en el camino de regreso a casa. Escucho unos pedaleos y observo que es la compañera de clase que se sienta a su lado.

–¡Oye, oye!–grita mientras consigue alcanzarme. Intento ignorarla pero parece que la palabra rendirse no existe en su diccionario.

–¡Eres muy inteligente!, ¿Cómo lo puedes haber hecho?, ¿Cómo puedes saber tanto?–me mira con admiración.

–Sé más que vosotros, para mí sois unos estúpidos. Así que aléjate–le digo mientras sigo mi camino y noto que esa chica ya no me persigue.

Al llegar a casa observo como el idiota de mi hermano pequeño no está en casa. No le doy importancia y subo a mi cuarto, agotado de soportar a gente inferior a mí.

Al día siguiente vuelvo al instituto, a soportar otro día más y noto que mi compañera empieza a corregir a los profesores, como si quisiera demostrarme algo. ¿Cómo era su nombre? Así, Crystal.

–¿Qué te parezco, Mycry?–pregunta y yo la miro mal por ponerme un mote, pero intento no darle importancia.

–Puedo notar que eres superior a la media...pero...sigues siendo inferior. No me molestes–pido y me marcho a buscar un lugar tranquilo para comer pero Crystal no deja de perseguirme.

–Oye, ya que estás solo ¿Quieres comer conmigo?–pregunta con una sonrisa.

–¿No tienes nadie con quién comer?–me giro molesto con esta chica que me está hartando. Aunque no me esperaba la respuesta que me daría.

–Sí, pero quiero ser amiga tuya. La verdad que me pareces una persona interesante y quiero conocerte mejor.

Me sorprendo ya que es extraño que alguien se interese por alguien como nosotros entonces suelto un suspiro, cansado y me rindo, perdiendo por primera vez en la vida–Haz lo que te dé la gana.

Crystal, la única persona en este mundo ante quién he perdido.

(Continuará)

La Joya HolmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora