CAPÍTULO TRES

9K 963 297
                                    

Emma.


—¿Tú? ¿Cómo lo harías?

—Podría robar un banco, es pan comido.

—Eh... No, no. —Este tipo está loco.

—Tú preocúpate por conseguir un trabajo, yo me encargo de lo demás.

—¿Por qué me ayudas? ¿Qué traes entre manos? —lo miro con desconfianza.

—El volante del auto, ¿no ves? —me dice como si fuera demasiado obvio.

—Sabes a lo que me refiero. —Le digo mirándolo con los ojos entrecerrados y poco a poco una sonrisa pícara aparece en sus labios.

—No lo sé, sólo quiero ayudar... Ya sabes, no es que se me haga difícil. Además, así tendré más tiempo para fastidiarte hasta que aceptes que soy lo más guapo que tus ojos han podido ver.

—Eres insoportable.

Se ríe y volteo los ojos. ¿Es guapo? SÍ, pero yo jamás lo pienso decir en voz alta.

—Mortal, ya llegamos.

—Emma, mi nombre es Emma.

—Ya lo sé, EMMA —resalta mi nombre.

—Bueno, deja de llamarme mortal.

—Pero me gusta. Deberías decirme dios a mí, así estaríamos a la par.

—Sigue intentando, Apolo.


Caminamos dentro de la casa. Bueno, yo lo hago porque no se quien invitó a Apolo.


—Tengo hambre —dice acostándose en el mueble mientras yo voy a la cocina por un poco de agua.

—Bien puedes aparecer algo y ya.

—Pero quiero que cocines, no he probado tu comida. Di la verdad, cocinas horrible.

—No lo hago, sé cocinar demasiado bien. —me quejo molesta por sus palabras.

—Compruébalo.

—Bien.

Busco lo que necesito, me lavo las manos y comienzo a preparar lo que tengo en mente.

—¿Qué harás? —pregunta detrás de mí, Apolo no sabe lo que es el "espacio personal".

—Pollo con ensalada y arroz.

—Eso es tan de mortales... Pero está bien, lo comeré.


🌞🌞🌞


—¿Puedes ir preparando la mesa, Apolo? —Pregunto desde la cocina.

Por un momento me lo imagino arreglando los platos y haciendo las cosas como una persona normal, pero recuerdo quien es cuando la mesa se prepara de manera perfecta sin que él mueva un solo músculo. Sirvo la comida y la llevo hasta allá.

—Bien, tiene buen olor y se ve bien, veamos a que sabe esto.

Va a dar el primer bocado cuando el timbre de la casa suena, nos quedamos mirando a los ojos y me levanto rápidamente a ver de quién se trata.

—No puede ser. —regreso corriendo a donde está.

—Es mi mejor amigo, joder... Sólo desaparece como lo haces siempre, si te ve tendré que explicar muchas cosas, vete.

APOLO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora