CAPÍTULO VEINTIOCHO

5.9K 603 56
                                    

Emma.

Han pasado tres semanas desde la "Gran fiesta." Apolo, Elsah y yo hemos ido al centro comercial al menos cinco veces, incluso mis amigos se unieron en algunas ocasiones para ir al cine y fue un desmadre total, pero también súper divertido. Con respecto al tema de los dioses locos, nada ha pasado. Todo está en calma, nadie ha vuelto a aparecer en mi trabajo y me ha dicho que me aleje de Apolo, aún no me cae un rayo encima de parte de Zeus, a quien Elsah llama "La basurita mayor" y yo prefiero llamar "Suegro". Todo esto tiene a Apolo más estresante de lo normal, dice que es la calma antes de la tormenta, que ellos quieren que bajemos la guardia y otro poco de locuras más. Sé que este es un tema delicado, después de todo, a la que quieren desaparecer es a mí, pero Apolo acaba con mi paciencia, así que tenemos cuatro días sin hablarnos.

Las cosas iban bien, seguimos siendo los mismos, con la diferencia de que me toma cuando y donde quiere... Bueno, no es que yo me queje, al contrario. Pero hace cuatro días luego de darme un grandioso orgasmo, comenzó a decir cosas sobre cómo quizás yo debería renunciar a mi trabajo y quedarme en casa, por supuesto que le dije que estaba demente porque ese era mi medio de vida, él se enojó y dijo que sólo era por mi seguridad y que no era ningún medio de vida porque él pagaba todo en la casa, cosa que me hizo decirle que no volvería a necesitar de su maldito dinero. Les resumo que todo terminó en un florero estrellado por mí, en la puerta de mi habitación y un Apolo enojado diciendo que no le hablara hasta que se me pasara mi locura. ¿Pueden creerlo? ¡Él empezó!

Ya, pero también hay que entender que el pobre dios anda asustado, no quiere perderte y tú vas y le dices que es un demente.

Ignorando a mi conciencia, decidí que no le hablaría y que él me tenía que buscar a mí, así que ahora Elsah se encarga de llevarme y traerme del trabajo, aunque parece que estoy sola porque últimamente anda en modo "muda" y no habla más que para saludar. Apolo se la pasa en la casa, cuando no está viendo televisión, está pintando, revisando su teléfono—algún día voy a averiguar qué tanto hace allí—, o simplemente mirando las paredes, hace de todo menos mirarme y ya me estoy comenzando a estresar. ¡ME IGNORA!

Estaciono el auto frente a la casa y Elsah baja sin decir nada, pero a último momento se gira y me mira seria.

—Voy a pasar la noche fuera de casa, dile a Apolo. —hace una mueca de molestia—. Y resuelvan su mierda, me tienen con dolor de cabeza.

A veces creo que quizás está en sus días... ¿A los dioses también les baja?

Entro a mi casa y lo primero que veo son unas piernas frente a mí, unas piernas que obviamente no son las de Elsah y mucho menos las de Apolo.

¿Zorra a la vista? ¡El solecito está en problemas!

—¿Quién eres tú? —Le pregunto de manera seca y ella sólo me mira sin decir nada—. Te hice una pregunta. ¿Quién mierda eres? —Voy a castrar a Apolo.

—Soy Julie. —Me da una sonrisa tímida, pero la borra al ver mi cara sin emoción alguna —Vaya, te describieron más cariñosa.

—¿Te trajo Apolo? —Le pregunto molesta. El colmo, de paso que las trae a mi casa, les habla sobre mí.

—¿El chico rubio? —Me mira confundida—. ¡Oh, no! Yo vine por Thomas.

—¿Quien? —Creo que escuche mal.

—Thomas. Tú debes ser Emma. —Me tiende la mano—. Yo soy Julie, soy la novia de Tom.

¡Carajo!

—¡Oh, por Dios! —Le digo asombrada y recibo su mano—. Perdón por la escena, es sólo que pensé que... Olvídalo. ¿Dónde está Tom?

APOLO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora