CAPÍTULO VEINTICINCO

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Emma.

Han pasado dos semanas desde que Apolo y yo intentamos tener sexo. No es que yo cuente los días, es que Elsah se ha encargado de recordarme cada cinco minutos que huelo a él, cosa que me lleva a pensar en lo que hicimos y luego termino con ganas de llorar porque me siento como la chica que se deja engañar por el chico malo, tienen sexo, ella queda embarazada y él huye como un cobarde dejándola sola.

D-R-A-M-Á-T-I-C-A.

Tal vez mi conciencia tenga razón, porque ni estoy embarazada, ni Apolo me ha abandonado, es solo que está resolviendo miles de jodidos problemas en el puto Olimpo—palabras de Elsah—y por eso tiene dos semanas sin venir. Después de discutir con los dos hombres que estaban vigilando la casa, entró y le dijo a Elsah: "Ya sabes que hacer". Me dio un beso en la mejilla y se marchó. Así que sólo somos Elsah y yo. Las cosas con ella son extrañas... Unos días hablamos, cocinamos juntas, vemos películas y reímos hasta que nos cansamos, pero también están los otros días en los que ella simplemente desparece y creo que no está por ningún lado, pero escucho el sonido de la tv o la radio y sé que está siendo invisible. ¡Oh! Y también están estos días —en realidad eso pasó una sola vez porque le pedí que no lo hiciera de nuevo— donde la encuentro con las manos dentro de la falda de otra chica. Fue traumático para mí, bajé a la cocina por un vaso de agua y me encontré una escena porno en mi sala.

—¿Son todos tus amigos del trabajo? —Me pregunta haciéndome reaccionar y volver al presente.

—Sí, los has visto a todos, siempre te das vueltas por mi trabajo.

—Bien, les diremos que soy la hermana de Apolo y estoy visitando a mi hermosa cuñada. —Sonríe y toma una manzana de la canasta de frutas—. ¿Cómo se llama la copia soltera?

Me río por la forma de referirse a mis amigos, para ella no son gemelos o morochos, ella les dice copias. Una copia soltera y la otra copia con novia.

—Liam, su nombre es Liam. —Sonríe y suspira—. ¿Qué? ¿Lo tuyo no eran las mujeres?

—Eso fue ayer cariño —me guiña un ojo—. Lo de hoy es Liam, aunque pueden seguir siendo las mujeres si tú quieres.

—No puedes tocarme. —Levanto una ceja y hace una mueca—. Hablando de eso... ¿Y Apolo? ¿No has sabido nada?

—¿Ya quieres tumbar esa cama con el solecito? —Me dice con picardía y yo siento como mis mejillas se calientan—. No lo sé, quizás venga pronto... A todas estas ¿Por qué no le hablas tú?

—¿Cómo? —ahora soy yo la que hace una mueca.

—Vale, Emma —me mira molesta—. No creo que Apolo te haya dañado un cable en el cerebro cuando te marcó. ¿No sabes que existe el sol? Háblale y ya.

—¿Y por qué no lo ha hecho él? —la miro con el ceño fruncido, aunque creo saber la respuesta.

—Pues porque está esperando a que dejes de huir de él. Sales de la casa evitando mirar el cielo, siempre andas buscando lugares con sombras, no te paras en ningún lugar con sol durante más de cinco segundos y cuando sales del trabajo ya es de noche, siempre pareces huir del sol. Él sólo quiere darte tiempo, piensa que estás nerviosa o algo así.

—¿Y por qué no me habla como a ti? —vale, hay muchas formas de comunicarnos—. Yo no te veo saliendo al sol en ningún momento y si hablas con él.

—Uno de mis poderes es leer la mente de las personas. Eso entre otras cosas, pero bueno, yo me comunico mentalmente con él,—dice con una ceja alzada—. Tú le tienes el acceso bloqueado. ¿Cómo pretendes que te hable?

—Vale, es mi culpa. —Me cubro la cara con ambas manos—. Es que estoy nerviosa de cómo serán las cosas de ahora en adelante.

—Ustedes los humanos hacen un drama por todo. —Rueda los ojos—. Las cosas serán iguales que siempre, sólo que ahora se van a poder comer mutuamente sin tanto "pero".

APOLO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora