CAPÍTULO CUATRO

8K 917 169
                                    

Emma.


Van dos días sin trabajo y Apolo sigue sin aparecer, Thomas ya se fue y me siento demasiado sola. He pasado los días leyendo sobre dioses y arreglando las flores en el jardín. Siento algo extraño, sé que no lo soporto, pero supongo que es alguien que una vez entra en tu vida, es difícil sacarlo como si nada. A veces me tienta mirar al sol y decir como aquel día: "Oye, Apolo, ¿quieres probar las galletas de chocolate que hice?" pero a la vez me da miedo que no responda y me deje como idiota, así que mejor evito levantar la mirada hacia el cielo.


🌞🌞🌞


Van cinco días. Sé que no me odia del todo porque ayer fui a pagar los servicios y por arte de magia alguien ya lo había hecho, aunque puede ser que sólo le guste cumplir con su palabra y como se había comprometido a ayudarme, lo esté haciendo. Termino de colocarme el vestido azul que me dio Apolo y me maquillo, hoy tengo una entrevista de trabajo en otra cafetería. Es lo máximo que puedo aspirar ya que no he concluido mis estudios universitarios. Salgo de casa y me dirijo al lugar.

••••••••


—Buenas tardes, —le digo a la chica que está en la vitrina—. ¿Dónde puedo presentarme para la entrevista de trabajo?

—En el piso de arriba, sigue por ese pasillo y encontraras un ascensor, el único piso que hay.

—Gracias. —¿Por qué un ascensor si sólo es un piso?

Sigo caminando por donde ella me indicó y me encuentro con un chico que también va subiendo, tiene cierto parecido a Apolo... No, es totalmente diferente, mientras Apolo parece el mismísimo sol, rubio y con ese tono de piel que parece que brillara. Este es pelinegro y con la piel pálida, pero es demasiado hermoso para ser real.

—¿Te presentarás para la entrevista? —me pregunta cuando las puertas del ascensor se cierran y casi chillo de la emoción. ¡Me hablo!

—Sí. —Le respondo—. ¿Tú también?

—No. —Me sonríe—. Yo sólo vengo a dejar unos papeles por aquí, suerte en la entrevista.

Las puertas se abren y salimos, me dice que vaya primero y entro a la oficina.

—Buenas tardes.

—Siéntate —me indica el señor Elliot—. Aquí dice que ya trabajaste por cuatro años en una cafetería, ¿por qué te despidieron?

—Porque no quise acostarme con mi jefe —le sonrío y me observa fijamente por unos segundos antes de asentir.

—Bien, hay cinco personas aspirando el puesto, pero por los momentos me interesas tú, tienes experiencia y dice que te llevas bien con empleados y clientes. Ven el lunes, necesito ver cómo te desenvuelves con los demás, no te voy a pagar ese día —me aclara—. Sólo es una prueba. Luego, si quedas, podrás comenzar a trabajar. Será un periodo de prueba de un mes, en donde espero ver que seas puntual y responsable con tu trabajo, luego quedarás fija como tus demás compañeros.

—Está bien, muchísimas gracias.


Me despido y le voy a decir al chico que puede entrar, pero no está. Vaya, que raro, quizás tuvo una emergencia y se fue.

APOLO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora