CAPÍTULO TREINTA Y UNO

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Apolo.


Verla en ese estado ha sido una de las cosas más horribles que me han pasado, se sintió como regresar el tiempo y ver a Dafne convertirse en árbol. No es el mismo tipo de amor, pero también dolió mucho que todo eso pasara por mi culpa. Estaba seguro de que todo estaba bien, ella sólo tenía que esperar por Elsah y luego yo tenía que llegar a casa y encontrarla sonriendo mientras me gritaba feliz que logró entrar a la universidad, pero nada de esa mierda ocurrió. Me lleve una gran sorpresa al encontrar a Elsah en el mismo lugar al que yo me dirigía, ella pensaba que yo estaba con Emma y yo pensé que ella lo estaba, pero todo fue más horrible cuando dos guardias aparecieron exigiendo mi presencia en el palacio de Zeus, cuando llegué lo encontré con una enorme sonrisa y supe que todo se había jodido.

—Agradece que es fuerte y su corazón aún late, malditos mortales y sus ganas de vivir. —Dijo molesto y luego volvió a sonreír—. No sé que planes tienes, Apolo, pero no funcionará. Anda y pasa esta noche con ella, ve de lo que soy capaz cuando algo me molesta y decide si quieres que la próxima vez no sea una simple amenaza. Voy a acabar con ella si sigues con este juego, no me gusta y lo que no me gusta lo destruyo y eso lo sabes. No lograrás protegerla siempre.

—¿Qué es lo que quieres? —Le pregunté.

—Aléjate de ella. No tenemos la mejor relación, hijo, pero no voy a permitir que digan que el hijo del gran Zeus se enamoró de una simple humana. Aléjate de ella y te doy mi palabra de que la dejaré en paz y daré la orden para que nadie, ni siquiera Poseidón, se atreva a tocarla. Ella tendrá una vida simple como todo mortal, sólo tienes que dejar de verla y entender de una buena vez que eres el hijo de Zeus y debes comportarte como tal.

—Lo haré, sólo déjala en paz. —Acabé por aceptar.

Así fue como terminé en este punto, tenía que alejarme de Emma, esa linda mortal que me había enseñado a querer, porque la quería, de verdad lo hacía y por esa misma razón debía protegerla y alejarme por un tiempo. Tenía que convencer a Eros a como diera lugar, era terco y se negaba a hacerme cualquier favor, dejé mi orgullo por él e incluso le rogué, pero sólo me miró y dijo que lo pensaría, maldito imbécil.

Elsah es otro tema, ya no sonríe y no me mira a la cara, dice que siente culpa por lo que pasó, ella debía cuidar a Emma y no lo hizo, pero yo no la puedo culpar de nada cuando sólo quería intentar usar su poder para convencer a Eros de ayudarnos. Ha pasado las noches con Emma en el hospital, aunque dice que no se deja ver. Yo sólo fui la primera noche y fue horrible verla en ese estado por mí culpa, porque ella tenía una vida tranquila antes de que yo llegara a ella, aunque bueno, ella fue la que me llamó a mí, pero el punto es que... Me duele tener que decirle adiós.

Sé que está en su casa, llegó ayer y también sé que me llama a veces. Duele ponerle un fin, pero tengo que hacerlo, debo alejarme mientras logro convencer a Eros, es el único que puede ayudarme ahora, pero mientras tanto debo proteger a Emma y si para eso tengo que dejarla, lo haré.

La escucho llamarme de nuevo y tomo un profundo respiro antes de ir a donde está. Cuando llego la veo sentada en su cama, tiene un moretón en su mejilla y pequeños rasguños en los brazos, eso y el yeso en la pierna, los demás golpes no los puedo ver, pero sé que Zeus hizo todo para que sufriera el mayor daño posible sin dejarla morir. Me mira y me da una pequeña sonrisa... ¡Joder! Lo hace más difícil.

—Supongo que debo decir que lo siento, ¿no? —Me dice y yo solo la observo en silencio—. Dijiste que esperara por Elsah, pero iba a llegar tarde y me fui. Debí hacerte caso, lo lamento.

—No te disculpes, no fue a mí al que casi matan. —Ella hace una mueca por mis palabras y quisiera sólo acercarme y curarla, pero no puedo moverme de mi sitio—. Elsah lamenta no haberte protegido, yo igual.

—No tiene porque, fue mi culpa, ya lo dije. —Dice y luego me mira con el ceño fruncido, aquí vamos—. ¿Por qué no habías venido? Digo, no es tu obligación, pero hasta sentí a Elsah por las noches y tú nunca apareciste, pensé incluso que algo te había ocurrido, estaba preocupada.

—Estoy bien.

—No pues, ya veo —dice comenzando a molestarse—. ¿Por qué no viniste? ¿Por qué estás actuando así? ¿Qué te pasa? —Pregunta.

—Nada. Solamente vine a decirte que ya se resolvió todo, quedas libre de toda amenaza, te dije que te ayudaría a librarte de esto y ya lo hice, así que me iré. —Asiento hacia ella—. Fue un gusto, igual seguiré pagando tus gastos, no es problema para mí. Puedes continuar en la universidad si así lo deseas, ya nada malo te va a pasar, no por parte de nosotros.

Ella comienza a reír, pero puedo ver cómo sus ojos se cristalizan.

—Estás bromeando, ¿verdad? —Me pregunta y observo sus puños apretados antes de regresar mi mirada a su rostro—. Casi muero, pasé días en el hospital sin siquiera una visita tuya, tuve que esperarme un día para que te dignaras a aparecer y ni preguntas como estoy. No hay explicaciones y ni siquiera un abrazo, uno que estuve esperando recibir de tu parte desde que abrí los ojos en el hospital, tú solo vienes y sueltas esa mierda de que sólo me ayudabas porque lo prometiste. ¿Y los "te quiero"? ¿Todo eso fue falso también, Apolo?

La miro en silencio y juro que lo que más deseo es abrazarla y no soltarla nunca, pero esto es por su bien, yo no podría vivir en paz si ella muere por mi culpa y sé que si le digo la verdad, ella va a estar bien conmigo y en algún momento Zeus se dará cuenta, fue claro con la manera en la que lo pidió, quiere que Emma me odie para que no haya manera de volver a su lado cuando mis planes salgan bien. Yo sé que ella no me va a odiar, pero estará molesta por un tiempo y eso es lo que quiero, que mi padre note que terminamos mal, que deje de darle importancia a este tema de una buena vez y así poder concentrarme en la solución sin tenerlo siguiendo mis pasos.

—No te lastimes queriendo escuchar las respuestas. —Termino por decir—. Sólo piensa en que tendrás tu vida de regreso, Emma. Yo me tengo que ir.

—¿Me dirás la verdad o seguirás con esa absurda mentira? —Me pregunta y casi quiero sonreír porque es muy inteligente—. ¿Crees que soy estúpida? ¿Qué milagrosamente luego de casi matarme, Zeus se aburrió y ahora me va a dejar en paz? ¿Qué te vas porque ya cumpliste conmigo y nunca me quisiste de verdad? ¿Eso crees?

—Emma...

—No, Emma nada. —Me interrumpe—. No voy a aguantar más mierdas de ti y de los tuyos. Te quiero mucho, Apolo, pero creo que una vez te dije que eso no significa que yo no pueda vivir sin ti, así que responde... ¿Me vas a decir la verdad?

—Esa es la verdad. —Miento—. Si no la quieres aceptar, entonces no sé qué más decir.

—Bien. Si así lo quieres. —Me sonríe de manera forzada—. Eres libre, no tienes porque hacerte cargo de mí, no quiero tu dinero ni nada que tenga que ver contigo, aléjate de mí hasta que te dignes a decirme la verdad y yo realmente espero que no sea demasiado tarde.

—Puedo seguir ayudando, no es problema, si quieres puedo curar...

—¡No! ¡He dicho que no! —Me grita—. ¡Lárgate de mi casa!

—Bien. —Voy a darme la vuelta, pero entonces ella dice las palabras que lo hacen todo más real y que me parten el corazón, si es que tengo uno.

—Le prohíbo el acceso a mi casa, dios Apolo. —Y es lo último que escucho antes de aparecer de nuevo en el Olimpo. Sé que es imposible, pero intento buscarla y simplemente su casa se ve sólo como un terreno vacío. Puedo ver su jardín, pero su casa no existe, al menos no para mí.

—Espero que de verdad algún día puedas perdonarme, pero esto me duele también, sólo estoy salvando tu vida, Emma —le digo a la nada y escucho una risa a mi espalda, una que conozco muy bien—. ¿Vienes a burlarte de mí, hermanita?

—No creo, ya estás sufriendo lo suficiente sin mis burlas. —Contesta Artemisa—. Te ves patético, Apolo. Sólo eso diré.

Se aleja de la habitación y por un momento quiero ir y arrancarle la cabeza, no me importa que sea mi hermana, la odio, odio a todos aquí. 

Bueno... A Elsah no.

Al final termino por dejarme caer en la cama pensando en que hacer sin Emma mientras convenzo al maldito hombre de las flechas.



APOLO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora