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El martes, luego de darse una ducha con agua tibia en el departamento de Elizabeth, partió hacia la universidad.

Con el dinero que le había pagado Paul iba a poder pagar el mes que tenía atrasado y parte de ese mes.

Si bien iba a una de las universidades más baratas de Londres, para su nivel económico era caro.

Había pensado postularse para obtener una beca, pero debía dar un examen para ello y el nivel era exigente.

Llegó con el tiempo justo, ese día le tocaba Historia General Del Arte, se dejó caer en el primer banco vacío que encontró.

En seguida, al salón entro Rebecca, una de sus compañeras de clases, aunque era con la que mejor se llevaba y podría, incluso, considerarla una amiga. Pero aún no le tenía la confianza suficiente como para contarle su secreto mejor guardado.

En la universidad nadie sabía que se prostituía y esperaba que eso quedara así para siempre.

Ella le sonrió, sentándose a su lado.

Rebecca era por definición hermosa, con un sedoso cabello castaño que le caía en suaves ondas hasta la mitad de sus hombros, ojos cafés enmarcados por unas espesas y largas pestañas, mejillas sonrojadas y salpicadas de pecas.

Becca tenía el carisma y la actitud suficientes como para agradarle a todo el mundo, alumnos y profesores, y no era secreto de que muchos chicos la habían invitado a salir, siendo rechazados de la forma más amable posible, a la chica parecía no interesarle nadie en particular.

—¿Qué tal Harry? ¿Cómo estás? —Rebecca dejó sus cosas y volteo a verlo, sonriente.

—Bien, muy bien y ¿Tú?

—Bien, ansiosa por el día de hoy. Parece que tendremos un profesor sustituto, lo escuche por los pasillos ¿Sabes algo? —preguntó, curiosa.

Se encogió de hombros, si debía ser honesto, no tenía idea de nada.

—Para serte sincero, no sabía nada Bec.

Se sumieron en el silencio cuando escucharon la puerta abrirse y un chico moreno y sumamente guapo hizo acto de presencia en el salón.

Okey, debía admitirlo, era el hombre más hermoso que jamás había visto en su vida, dejando al margen a Louis claro está.

Tenía el cabello negro, peinado cuidadosamente hacia atrás y solo un mechón de cabello caía, rebelde, sobre su frente. Sus penetrantes ojos marrones eran enmarcados por tupidas y largas pestañas negras y su piel cobriza, adornada por tatuajes de intrincados diseños, parecía brillar, su piel relucía como el oro.

Llevaba unos pantalones de vestir negros algo ajustados, una camisa azul marino con ¿Motivo de animales? Y zapatos negros. Unos lentes de marco fino, del tipo aviador, completaban su look.

Definitivamente era hermoso y sexy.

Si hubiera sido una chica probablemente él ya tendría el pantalón empapado.

El hombre les sonrió, dejando al descubierto una hilera de blancos y relucientes dientes que eran protegidos por unos apetecibles labios que provocaban ser besados y mordisqueados.

—Buenas tardes, mi nombre es Zayn Malik y seré su profesor sustituto de Historia General del Arte por lo que resta del año. Sí, lo sé, soy joven, pero eso no significa que no tenga los conocimientos necesarios para enseñarles sobre esta materia, soy Historiador y tengo un Doctorado en Historia del Arte. Son libres de llamarme por mi nombre de pila, ahorrémonos las formalidades. Si tienen alguna duda, pueden preguntarme al final de la clase o enviarme un email. Ahora, comencemos.

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