13

415 62 39
                                    

Una vez más aquella pesada y suave calidez lo invadía, suspiro, abriendo lentamente los ojos.

Sonrió al encontrar aquella mata de cabello rizado ocupando todo su campo visual, una vez más Harry se había enredado alrededor de su cuerpo.

Su brazo derecho estaba enganchado a su cintura como una abrazadera de hierro y su pierna derecha se enredaba entre sus piernas, presionando su muslo contra su entrepierna.

Se quedó quieto un momento, observando atentamente a Harry, su largo cabello se esparcía sobre su hombro y su mejilla se presionaba suavemente sobre su pecho.

Sin poder evitarlo, comenzó a acariciar lentamente su espalda desnuda, admirando aquella preciosa vista que el rizado le estaba regalando.

Su expresión serena y su cabello enmarañado eran algo simplemente digno de admirar.

Harry se removió entre sus brazos y finalmente abrió los ojos, develando aquel par de esmeraldas que tenía en sus cuencas oculares.

—Buenos días —su voz grave y áspera llego a sus oídos.

—Buenos días —y casi sin poder evitarlo, beso su frente.

—Yo... Creo que ya debería irme —Harry se removió entre sus brazos, intentando zafarse de su agarre.

Afianzo sus brazos alrededor de aquella suave cintura, impidiéndole hacer cualquier movimiento.

—Quédate un rato más. Aún es muy temprano —hundió su nariz en los rizos enmarañados de Harry.

—Eso quisiera. Pero no puedo. Louis, en serio, debo irme.

A regañadientes libero su cintura, y observo desde la cama como lentamente se levantaba y a pasos torpes comenzaba a vestirse.

—Puedes llevarte el traje y los zapatos. Son tuyos de todos modos —señalo, sin siquiera hacer amague de levantarse.

Quería quedarse con el rizado entre sus brazos hasta que sus cuerpos se fundieran en uno solo.

—Bien. Ya me voy. Nos vemos.

De fondo escucho como la puerta de entrada se abría y se cerraba con fuerza.

Suspiro, y en ese instante su cerebro entro en marcha, recordando que no le había pagado a Harry.

Se levantó con rapidez, tropezando con sus propios pies y las sabanas, se puso un par de pantalones, tomo el dinero y salió corriendo.

Cuando llego a la acera se llevó una gran sorpresa, Harry ya se había ido, suspiro, sintiendo como la lluvia comenzaba a golpear su piel desnuda.

No había reparado en el frio que hacia hasta ese momento.

Regreso a su departamento, tiritando, se dio una ducha caliente y se instaló en su sofá.

Se preparaba para ver una maratón de Desperate Housewives cuando su teléfono comenzó a sonar, era Liam.

—Li ¿Qué se te ofrece?

—¡Lou! Debo hablar contigo, es importante.

¿Qué es tan importante como para interrumpir mi maratón de Amas De Casa Desesperadas?

Yo... Solo tengo que hablar contigo. Estoy yendo para tu casa.

Bufo, sabía que aunque se negara, Liam se aparecería de todos modos.

—Está bien. Te veo luego —y colgó.

Se quedó observando fijamente la pantalla del televisor e inevitablemente su cerebro voló hacia la noche anterior, hacia aquel beso que había compartido con Harry bajo el muérdago.

The Corner Of Your LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora