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Despertó a causa del estridente sonido de la alarma.

Con un gruñido la apago de un manotazo y se incorporó en la cama.

Tenía que ir al buffet, aunque quisiera no podría quedarse un día más en casa.

Se levantó y comenzó a vestirse perezosamente.

—Mmm ¿Te vas?

Volteo, Harry lo miraba desde la cama, somnoliento.

—Sí. Debo ir a trabajar. Aún es temprano, duerme un poco más. Intentare volver antes de la hora de la cena. Puedes hacer lo que quieras, tienes el departamento solo para ti. Tomate tus medicinas y descansa —beso su frente y salió de la habitación.

Se acomodó el traje y tomo su maletín, dentro, descansaban todas las boletas impagas de Harry. Pagaría todo, incluido su alquiler.

No quería que aquel chico de mejillas dulces y ojos verdes se preocupara por quedarse sin gas o sin luz nunca más.

Llego al buffet casi sobre la hora, salvándose de cruzarse con su padre o su madre.

Entro en su oficina, encontrándose a Liam y a Niall apoltronados en su sofá como si no tuvieran nada mejor que hacer.

—¿Qué acaso ustedes dos no tienen nada mejor qué hacer? Como, por ejemplo ¿Trabajar?

Comenzó a acomodar todos los papeles sobre su escritorio sin apenas dirigirles la mirada a sus mejores amigos.

—No sé tú, pero en mi país acostumbramos a decir 'hola' cuando entramos en una habitación donde hay más personas —murmuro el irlandés.

Niall era un simpático irlandés con un idílico amor hacia la comida y el alcohol, sin mencionar que poseía un sentido del humor tan ácido y tan sarcástico como el suyo.

Se conocieron cuando el rubio había entrado a trabajar al buffet hacía ya dos años y habían congeniado al instante, convirtiéndose inmediatamente en mejores amigos.

—Lo siento. Es que tengo demasiada mierda en la cabeza ¿Cómo están? —separo una por una las facturas impagas de Harry, clasificándolas por servicio y fecha de vencimiento.

—Bien, pero por lo visto tú no tanto ¿Qué rayos es todo eso? —Liam se acerco a su escritorio, comenzando a revisar los papeles.

Niall no tardo en seguirlo.

—¿Y todas estas facturas? ¿De quién son? —Niall revisaba uno a uno los papeles.

Suspiro, masajeando el puente de su nariz.

—Son de Harry.

—¿El prostituto? —Niall enarco una ceja, expectante.

—¿Cómo lo sabes? Liam ¿Tú le dijiste?

Volteo a ver a Liam, enfadado, le había dicho específicamente que no compartiera esa información con nadie.

—Eh no. Él no me dijo nada. Solamente que varias veces vi al chico parado en la esquina junto con las prostitutas de Parkhill y Haverstock y ate cabos. No era muy difícil de adivinar Lou —Niall dejo los papeles en su lugar y regreso al sofá, donde con gesto aburrido intento resolver el cubo rubik de Liam.

—Está bien. Pero esto no lo puede saber nadie más, en especial mis padres. Prométanme que no le dirán a nadie.

—Tranquilo Tommo, sabes que no podría hacerlo y Niall tampoco, seremos un par de tumbas por ti —Liam palmeo su espalda, tranquilizándolo.

—¿Y qué vas a hacer con todos esos papeles? —Niall era, por naturaleza, curioso.

—Pagarlos. Son facturas vencidas. Y también pagaré su alquiler. Ahora Harry está quedándose en mi casa porque estaba enfermo, su departamento es una mierda, no tiene gas ni calefacción. Era un maldito congelador cuando lo encontré, quiero que viva en un lugar decente.

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