𝐁𝐎𝐍𝐔𝐒 𝟐𝟓𝐊. 𝐔𝐧𝐚 𝐯𝐞𝐥𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐯𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 (ᴘᴀʀᴛᴇ 2)

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No supo a ciencia cierta cuánto había dormido pero sabía que había dormido muy mal. Su sueño había sido similar al que tendría alguien que está volando de fiebre y, cuando el timbre sonó, Ada quedó sentada en la cama, sudorosa y confundida, con los ojos hinchados y la boca seca.

Su hijo se le adelantó y abrió la puerta mucho antes de que Ada llegase a las escaleras.

—Karl, ¿está tu madre? —reconoció la voz. Era Michael.

No era posible. Tenía que estar alucinando. Michael estaba en Estados Unidos, a un océano de distancia de allí.

Pero cuando bajó las escaleras y vio a su primo, las preguntas que se formularon en su mente fueron tantas que tuvo que apoyarse en la pared para no caer al suelo. No entendía nada. Polly no le había dicho que Michael había regresado.

—Ada, tenemos que hablar —Michael lucía serio pero había un atisbo de inseguridad en su mirada.

—¿Michael? ¿Qué...? —Tuvo que frotarse los ojos. Le ardían horriblemente—. ¿En qué momento regresaste?

Su primo suspiró, conturbado y entonces, Ada supo que algo iba mal. Muy mal.

—Eso no importa —dijo, aunque sí que importaba, y mucho—. He venido a hablar de Olivia.

El simple pronunciamiento de su nombre hizo que Ada sintiese que le faltaba el aire. La angustia le apretó el pecho y la vista se le nubló a causa de las lágrimas.

—La mataron —le comunicó a Michael, si bien era muy probable que él ya estuviese al tanto de aquello. Necesitaba convencerse a sí misma, una vez más, de que no había sido una pesadilla—. Está muerta.

No habría podido decir qué fue lo que la llevó a abrazar a su primo pero cuando hizo acuerdo, ella lloraba en su hombro y él le acariciaba la cabeza con afecto. Karl, algo turbado por la repentina cercanía familiar, subió las escaleras hacia su habitación.

—Por eso he venido. —Michael volvía a hablar. Esa vez, lo hacía con un tono de voz muy bajo—. Mi madre no sabe que estoy aquí. Tengo que darte algo —agregó.

Ada se había apartado ni bien Michael le había comunicado que se había dirigido hacia allí sin que Polly estuviese al tanto de ello. Arrugando el entrecejo, observó cómo su primo buscaba algo en el bolsillo interior de su chaqueta y sacaba una hoja muy arrugada de papel de estraza.

—¿Qué es esto? —preguntó cuando Michael le alcanzó la hoja.

—Es de Olivia. Lo escribió ella.

—¿Cuándo? —Ada abrió la hoja luego de un par de segundos de confusión total.

—Anoche.

—Anoche... ¿antes de que la mataran?

—Ada —Michael tragó saliva pesadamente y llevó la mirada al suelo. Tenía la mandíbula tensa—, Olivia está viva.

Contempló a su primo mientras procesaba lo que había oído. Por un momento, tuvo ganas de golpearlo. Era como si le estuviera tomando el pelo. ¿Cómo demonios se atrevía a decir semejante barbaridad? Polly le había dicho que Olivia había muerto. Ella había visto su cuerpo. Estaba muerta.

—No jodas —pronunció aquella maldición entre dientes—. ¿Tú también vas a hacer lo que hizo Tommy? ¿Tú también vas a negarlo porque no eres capaz de aceptar la puta realidad? —La rabia le quemaba las mejillas—. Cómprate un par de huevos, Michael. Ve a la casa de ladrillos y abre la puerta. Lo primero que verás será...

—El cuerpo de Gina —la interrumpió Michael, impávido.

Entonces, por primera vez desde que había llegado, Ada reparó en el estado de su primo. A diferencia de Tommy, la negación de Michael era anormal. No se le veía ni un atisbo de tristeza, ni una pizca de locura. No había llorado pues no tenía los párpados inflamados. No tenía el rostro congestionado en una mueca de dolor. No destilaba rencor ni desconsuelo. Quizás lo de Michael no era negación. Quizás le estaba diciendo la verdad.

𝐁𝐎𝐑𝐍 𝐓𝐎 𝐋𝐎𝐒𝐄 | Tommy Shelby  x  OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora