𝐗. 𝐋𝐚 𝐦𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐜𝐚𝐣𝐚

3K 282 68
                                    

N/A: Para este capítulo recomiendo leer la sección de 🔹ADVERTENCIAS🔹

Gracias 💖

༺═─────── 🌹──────═༻


Tommy llegó a Birmingham al día siguiente, cuando el sol comenzaba a ocultarse por detrás de la arboleda que delimitaba sus tierras. Estacionó el automóvil frente a la amplia entrada de la mansión y Cyril salió a recibirlo moviendo el rabo con alegría.

—Hola, muchacho —saludó al perro con las palabras ya que no podía acariciarlo. Cargaba la caja que había traído desde Londres y ésta pesaba bastante.

Frances, el ama de llaves, se apareció en el portal, algo descolocada por lo que cargaba con él y se ofreció a tomar la caja ni bien Tommy se adentró a la casa.

—No, Frances —se negó Tommy—. No podrás con ella, es pesada.

—No lo esperábamos tan pronto, señor —comentó el ama de llaves, siguiéndole los pasos.

—Buena manera de decirme que no soy bienvenido en mi puta casa —soltó Tommy a la vez que se dirigía con paso apresurado hacia su estudio. Cargando aquel peso, maldijo lo innecesariamente grande que era la mansión.

A su espalda, oyó cómo el ama de llaves intentaba justificarse pero no lograba dar con una frase que sonara lo bastante convincente. A Tommy no le importó; era conocedor de que, en ese último tiempo, hasta el servicio sentía cierta animosidad hacia él y siendo sincero consigo mismo, no le podía importar menos. Les pagaba el sueldo para que hiciesen el trabajo que debían de hacer, no para que fuesen sus amigos. Además, en ese momento Tommy tenía asuntos más importantes en la cabeza.

Llegó a la puerta de su estudio y notó que estaba cerrada, cosa que le llamó la atención, ya que cuando él salía, siempre la dejaba abierta. Era una táctica que había aprendido a implementar para saber cuándo una persona entraba a su estudio, ya que si alguien lo hacía, era de esperarse que cerrasen la puerta al salir.

Tommy miró a Frances y le hizo señas con la cabeza para que ella le abriese la puerta. Fue entonces que notó que la mujer estaba más nerviosa de lo que debería.

Esforzándose por ignorar la cantidad de indicios sospechosos, Tommy se adentró en su estudio. Lo primero que hizo fue mirar hacia su escritorio, el cual estaba impoluto. Colocó la caja que traía encima del sofá a la vez que sentía cómo la sangre comenzaba a hervirle.

—¿Dónde está la caja? —preguntó, sin rodeos.

—¿Qué caja, señor?

—La caja que estaba encima de mi escritorio, la que trajo Ada hace un par de semanas.

Tommy fue testigo de cómo Frances era incapaz de sostenerle la mirada y respiraba pesadamente. El ama de llaves estaba conteniéndose de hablar y él supo que no podía presionar a una pobre mujer que sólo cumplía órdenes.

—Está bien, Frances. No te preocupes. Ya sé quién fue —soltó y se liberó a sí mismo del gabán y la gorra, lanzándolos con rabia encima del escritorio.

Salió del estudio y se encaminó hacia el lugar donde sabía que la encontraría. Lizzie estaba en la sala de estar y lo supo cuando a mitad de camino hacia la misma, oyó el tocadiscos. Bufó al figurársela allí, tan tranquila con su cigarrillo entre los dedos, disfrutando de la hazaña que había llevado a cabo al alejar de su marido los diarios y recuerdos de la mujer que más había odiado.

Tommy abrió la puerta con brutalidad y Lizzie, quien se hallaba sentada en el sofá leyendo una revista, dio un brinco. La expresión de terror que puso al verlo, le hizo saber que la furia se manifestaba en su rostro de una manera preocupante.

𝐁𝐎𝐑𝐍 𝐓𝐎 𝐋𝐎𝐒𝐄 | Tommy Shelby  x  OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora