𝐁𝐎𝐑𝐍 𝐓𝐎 𝐋𝐎𝐒𝐄 | Tommy Shelby x OC

𝐁𝐎𝐍𝐔𝐒 𝟒𝐊: ᴄᴜᴀʀᴛᴏ ᴍᴇɴɢᴜᴀɴᴛᴇ

IMPORTANTE: Los sucesos ocurridos en este capítulo se dan luego de lo acontecido en el 𝕔𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝕏𝕏𝕍𝕀𝕀: 𝕆𝕛𝕠𝕤 𝕕𝕖 𝕙𝕚𝕖𝕝𝕠 (cuando Michael y Tommy llegan a Arrow House con Olivia volando de fiebre), y están narrados desde el punto de vista de Polly.

En este capítulo no hay avances en la trama, por lo que el lector puede saltearlo si quiere o leerlo cuando guste. Aún así, este capítulo en particular, me gustaría que sea leído ya que se profundiza en los sentimientos de algunos personajes.

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La luna cuarto menguante era una pequeña masa amarillenta en el cielo oscuro. Su tenue luz era tan débil que apenas iluminaba el muro que rodeaba la entrada de la mansión. Polly se llevó el cigarrillo a los labios y se permitió dar una larga pitada: estaba nerviosa. Michael había salido en busca de su primo y la amante de éste muy temprano en la mañana y aún no regresaba. Sabían que se encontraban en Gales, ¿pero qué tan lejos podía ir una pareja de fugitivos en una vieja caravana?

<<Debí de ir con él>>, se lamentó Polly y tembló al imaginarse el destino de su hijo. Quizás se hubiese accidentado en los toscos caminos fronterizos, o quizás había sido asaltado por grupo de bandidos dispuestos a todo pero, ahora nada se podía hacer y fumando una vez más, se forzó a no preocuparse. Michael era un hombre, un Peaky Blinder, y se sabía cuidar muy bien solo.

A su espalda, Lizzie seguía con su caminata ansiosa. Los tacones hacían crujir la gravilla bajo sus pies y, al igual que ella, fumaba como una condenada. La furia que la había azotado en un principio al hallar la infame nota, hacía unos cuantos días atrás, había descendido drásticamente pero aún poseía un remanente de odio visceral que Polly no podía mesurar. No sabía a ciencia cierta cómo actuaría Lizzie cuando Thomas regresase a esa casa junto a Michael.

Porque, sí, iban a regresar. Tenían que regresar.

—¿Qué harás cuando vuelva? —Polly se obligó a hablar y a romper el silencio ya que éste solo la ponía más nerviosa. Necesitaba distraerse.

—Le pegaré un tiro en las pelotas —resolvió Lizzie entre dientes—. A ver si la muy puta sigue interesada en follárselo cuando vea que ya no tiene huevos.

Polly dejó escapar una risotada histérica sin apartar los ojos del camino que se extendía frente a ella hasta desaparecer en la oscuridad. Los lagrimales se le inundaron y con el rostro tenso en una expresión que simulaba ser una sonrisa, comenzó a llorar.

Gina había matado al tío Charlie. Gina se había llevado a su nieto. Gina había deshecho el frágil vínculo de unión que durante tantos años había mantenido junta a esa familia y nadie tenía ni puta idea de dónde se encontraba la muy zorra.

—Lizzie —Polly dio una última pitada y tiró la colilla al suelo—, si pudieses matar a alguien esta noche, ¿a quién matarías?

Escuchó cómo la esposa de su sobrino se detenía en seco, con seguridad algo turbada por la pregunta que le había planteado. La oyó balbucear, pero ella sabía que no lo hacía debido a las dudas. Lizzie sabía muy bien a quién quería darle muerte; lo que sucedía, era que le causaba cierto remordimiento admitirlo.

—Mataría a Olivia —confesó. Aquello no sorprendió a Polly—. No se lo digas a Ada —agregó inmediatamente.

—¿Por qué se lo diría? —cuestionó, algo ofendida.

—¿Y tú? ¿A quién matarías? —Lizzie se acercó a ella y se colocó a su lado. Polly la observó por el rabillo del ojo y se sorprendió al notar lo congestionada que tenía la vista. Llevaba días llorando—. Déjame adivinar: Gina, ¿no?