𝐁𝐎𝐍𝐔𝐒 𝟐𝐊: ᴇʟ ᴀʙʀᴏᴊᴏ

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IMPORTANTE: Los sucesos ocurridos en este capítulo se dan a continuación del capítulo 𝕏𝕀𝕀𝕀 y están escritos desde el punto de vista de Lizzie Shelby

En este capítulo no hay avances en la trama, por lo que el lector puede saltearlo si quiere.

No quiero extenderme como la última vez, así que los agradecimientos estarán al final 💕



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—¿Dónde está tu hermano? —inquirió Lizzie cruzándose de brazos.

—¿Eh? —Arthur se sorprendió por la presencia de la mujer, a la cual no había oído llegar, y brincó en su asiento.

Eran más de las tres de la tarde y todos en la Compañía habían regresado a casa, como correspondía después de cada jornada de sábado. Aquel era un acuerdo al que Thomas había llegado con el sindicato, ya que éste se oponía a que los empleados trabajaran la misma cantidad de horas que de lunes a viernes.

Pero el acuerdo no incluía a los miembros del Directorio. Los mismos concurrían a la Compañía de lunes a domingos de ser necesario y si bien Thomas ya no pertenecía a la mesa ejecutiva de la Shelby Company Limited, siempre se pasaba allí, en su despacho, a veces diez o doce horas Dios sabe haciendo qué.

—Te he preguntado que en dónde está tu hermano —repitió Lizzie, sintiendo que su paciencia comenzaba a agotarse—. Hoy salió de casa mucho más temprano, diciendo que tenía unos asuntos que resolver pero nunca llegó al trabajo. No está en sus oficinas y no me lo he cruzado.

Tragó saliva al percibir que el miedo se le manifestaba en las rodillas. Aunque su marido había abandonado el Directorio con la excusa de volcarse a una vida más tranquila, la realidad era que lo había hecho simplemente porque se había aburrido de la burocracia que venía implícita con los negocios legales y la responsabilidad que acarreaba ser el empleador de cientos de personas. Se había cansado de lidiar con papeles, sindicatos, libros contables y acciones en la bolsa, pero mantenía su interés en la política ya que se parecía mucho más al mundo mafioso al que estaba acostumbrado.

—Pues por aquí no ha venido —Arthur se encogió de hombros— y tampoco me ha informado si iba a algún sitio.

—¿Acaso no te preocupa que alguien lo haya matado? —espetó Lizzie—. Sabes bien que la cabeza de Tom siempre está en el camino de alguna bala.

—Si Tommy corriese peligro nos hubiésemos enterados, Liz. Tranquila. El único que puede matar a Thomas, es el propio Thomas.

Aquello no ayudó. Lizzie conocía demasiado bien las tendencias suicidas de su marido y lo cerca que había estado de acabar con su vida incontables veces.

—Gracias por nada —soltó y sin intenciones de seguir perdiendo el tiempo, abandonó el despacho de su cuñado.

Lizzie se encaminó una vez más hacia las oficinas de Thomas. Al abrir la puerta de la secretaría que una vez supo ser suya, se introdujo a la misma y se detuvo, tomándose unos instantes para observar a su alrededor. El lugar había cambiado bastante desde que Olivia Westerling había comenzado a ejercer como secretaria. Ésta se había tomado la molestia de suplantar las cortinas por unas más coloridas y había puesto un par de plantas alrededor de su escritorio, trayendo un poco de vida al desabrido y oscuro espacio. A un lado de su máquina de escribir reposaban un par de libros, entre los cuales destacaba un ensayo de Virginia Woolf. Definitivamente, la chica tenía poco trabajo y aquello la alarmaba, por obvias razones.

𝐁𝐎𝐑𝐍 𝐓𝐎 𝐋𝐎𝐒𝐄 | Tommy Shelby  x  OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora