𝐗𝐗𝐗𝐈𝐕. 𝐏𝐨𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐮𝐧 𝐡𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐫𝐨𝐭𝐨

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Amar a un hombre roto
y juntar todas sus piezas,
enmendar su alma,
enseñarle a sanar.

Perdonar a un hombre roto
y callar todas sus penas,
caminar a su lado,
tratar de olvidar.

Esperar a un hombre roto
y llorar junto a la ventana,
contemplar el vasto océano,
encomendarse a continuar.

Desde que había hallado el poemario en la casa de ladrillos, aquella era la primera vez en la que Tommy reunía la suficiente valentía como para abrir el libro y permitir que la obra de Olivia lo embriagase con sus palabras y lo transportase hacia ella con el ímpetu de un maremoto. Había algo en su poesía, algo que Tommy había aprendido a diferenciar de sus diarios: el sentimentalismo y el cuidado en las palabras; lo trabajado que se veía cada verso y el trozo de alma que plasmaba en su prosa.

Cerró el libro y observó la tapa. El título: "Poemas para un hombre roto". El pseudónimo: "Beatrice W. Jones". Y en la primera página, la dedicatoria: "Para todos aquellos a los que debí dejar atrás. Especialmente, para Él".

El primer poema era aquel que se había permitido leer y el cual daba nombre a la obra. Era indudable que esas palabras habían sido dirigidas hacia su persona y, por lo que el último verso le permitió interpretar, el poema había sido escrito luego de que Olivia abandonase Inglaterra.

"Y llorar junto a la ventana, contemplar el vasto océano". ¿Qué tan cerca de la bahía de Nueva York estaría Olivia? ¿Qué tan alto era el edificio en el que vivía como para que pudiese contemplar el océano desde su ventana? Se la imaginó encerrada en un rascacielos y la cólera hizo que le ardiera la garganta. Ella había soñado con una casa en el campo y con un limonero, no con una jaula hecha de cemento.

<<Te encontraré, Ollie, y cuando lo haga compraremos un terreno lejos de la ciudad y plantaremos un limonero>>, le comunicó en su fuero interno y, de manera inconsciente, oteó el teléfono a su lado. No había vuelto a comunicarse pero aun así, Tommy esperaba su llamada todos los días.

Frances golpeó la puerta entreabierta y asomó el rostro a través el portal.

—Ha llegado el correo, señor —comunicó el ama de llaves y le enseñó el montón de cartas que traía consigo.

Tommy estiró un brazo y le hizo señas a Frances para que ésta le alcanzase la correspondencia. Una vez que lo hizo, comenzó a mirar los sobres con agitación.

—Gracias, Frances —Tommy despidió al ama de llaves sin apartar los ojos de las cartas.

En el mismo instante en que la mujer cerró la puerta detrás de sí, Tommy halló la carta que había estado esperando. Apretando el cigarrillo entre los incisivos, abrió el sobre por un costado casi con brutalidad y miró al interior del mismo con exasperación. Se hizo hacia atrás en su silla cuando identificó que, sin lugar a dudas, había recibido lo que había encargado.

Dio una pitada y del interior del sobre sacó la pequeña y escueta libretita junto con una nota, la cual, con una caligrafía casi ilegible, ponía lo siguiente:

"Sr. Shelby:

Le envío lo solicitado. Lamento la tardanza pero no fue sencillo encontrar las actas de un Thomas Dante Jones que ya estuviese muerto. Ése es el problema de ser tan específico con los nombres. La mayoría de mis clientes acepta cualquier identificación falsa siempre y cuando ésta sea lo bastante segura.

𝐁𝐎𝐑𝐍 𝐓𝐎 𝐋𝐎𝐒𝐄 | Tommy Shelby  x  OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora