Siete

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Un hombre de traje beige, cámara en mano, revisó su reloj; marcaban las 07:00 p.m. La fiesta había comenzado. Un auto, luego otro y otro, se estacionaron frente a la puerta del gran salón. Era un evento magno, voluminoso y con estilo. La reunión de exalumnos de una de las mejores escuelas de Busán era noticia local, pero no por eso menos relevante.

A lo largo de unos diez metros, se extendía una alfombra de terciopelo escarlata, y los primeros pasos sobre ella ya resonaban. Los exalumnos llegaban a medida que avanzaba la noche.

¿El ambiente? Distinguido, definitivamente selecto, muy elegante y con la iluminación perfecta. La zona de la entrada estaba llena de camarógrafos, guardias de seguridad y asistentes que se encargaban de cada detalle.

Como se mencionó antes, aunque fuera un evento local, no dejaba de ser noticia.

A las 07:30 p.m., un auto muy lujoso de color negro se estacionó junto a la alfombra, llamando la atención de los periodistas, que no dejaron de disparar flashes alrededor del vehículo, esperando a los ocupantes.

Cuando la puerta se abrió, un hombre de gran porte ofreció la mano a una mujer de cabellos rubios, vestida con un elegante vestido color champaña y un escote pronunciado. Lucía joyas vistosas y un bolso exquisito.

Mariana finalmente volvía a pisar la entrada de la escuela en la que una vez estuvo y de la cual fue reina.

Reina porque ella sentía dominar toda la escuela por diferentes y varias razones: primero su estatus, luego su familia, también el dinero y además su belleza. Nadie le decía que no a ella, mucho menos un chico. Y nadie se atrevía a quitarle un novio, mucho menos un chico.

Kang Su-ji, Mariana, era hija de quien fue un gran empresario en Busán, ¿su nombre? ya nadie lo recuerda, pero eso no fue impedimento para que ella presuma de su "éxito".

Ella logró sobresalir en la universidad, así como lo hizo en la escuela. Pero solo por la apariencia y habilidad persuasiva, porque si se tratase de su personalidad... muy pocos se quedaban con ella. Y su novio no era la excepción, pero para alguien como ella, el amor no le importaba si habían buenos negocios de por medio. 

Por ello, nunca mostró a su madre, una mujer extranjera y de clase media y religiosa. De ahí el origen de su nombre, solo el origen, porque ella no siguió ninguna de sus creencias y así mismo se alejó de su progenitora... una historia a parte.

La misma que una vez fue reina caminó de la mano con su apuesto novio por aquella tela gruesa que daba paso al salón principal del evento. Sonreía y se sentía satisfecha siendo el centro de atención de las cámaras.

La mayoría del resto de ex alumnos llegaban también, pero preferían apartarse, rodear o pasar de largo sin intención de tomar un poco de la atención que ella recibía. No es como si quisieran enfrentarla.

Mariana se detuvo en el portal solo para que tomaran mejores ángulos de ella, se aseguraría de permanecer en la portada de las revistas de la ciudad a la mañana siguiente. Pero cuando estuvo a punto de dirigirse hacia un joven reportero en la entrada, el que le pidió una pequeña declaración para su nota -como "gran" celebridad- notó que las luces dejaron de estar en su lugar. Las miradas ya no estaban posadas en ella y su pareja, los flashes ya no le cubrían el rostro. Alguien más había llegado.

-Oye tú, ¿no vas a grabar lo que voy a decir? -preguntó indignada. Observó como el jovencito distraído ni siquiera la miraba. Él también volteaba a ver hacia allá, donde todos veían.

-Lo siento señora, pero creo que ya no será necesario. Si me disculpa... -dijo haciendo una reverencia para luego marcharse hacia el tumulto de camarógrafos en el inicio de la gran alfombra roja.

Fake Wedding || TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora