Ocho.

118 17 1
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


JENNIE MARIE JANE MCKLEIN

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JENNIE MARIE JANE MCKLEIN.

El sonido de las manecillas del reloj jamás me pareció ir tan lento. Mi ansiedad se acumulaba y no había otra cosa en la que pudiera pensar que preguntar a la única persona que parecía conocerlo en realidad. Park Rosanne me ayudaría, tenia que hacerlo, de otra forma moriría en el anonimato porque era obvio que a pesar de mis contactos he influencia, no podría ir directamente hacia él.

Era ridículo, incluso no pensé tener este sentimiento de colegiala enamorada. Pero aquel hombre que estaba lejos de ser "aceptable" en mi mundo, se había robado mi corazón de una manera que francamente no creí anhelar tanto.

Incluso me había demorado más tiempo en elegir el atuendo perfecto para este día, donde le encararía y le haría saber mis intenciones. Una Mcklein siempre debe ir por lo que quiere y siempre lo debe de obtener. Pero ni así pude consumir más tiempo para no verme desesperada, aunque lo estoy. ¿Sería demasiado ir con un traje de coctel? ¿O un atuendo en dos piezas? Flacamente no lo sabía, era la primera vez que gusto de alguien.

Y he de confesar, es emocionante jugar con todo lo que implica mi presencia para mejorar la primer impresión. Quiero que él olvide esa trágica noche donde vomité como si vida dependiera de ello.

– Buenos días señorita Mcklein, veo que ha madrugado. – giré sobre mi eje retirando la vista del enorme y cristalina ventanal. Mi corazón brinca, tengo frente a mí la clave y un comodín para saber que dirección tomar respecto a ese hombre con un mundo diferente al mio.

Aunque me hubiese informado lo más que pudiese sobre ese mundo de rock, metal y calaveras. Sentía que no sería lo suficiente para lograr conquistarlo. Necesitaba ir a la segura, no por desviaciones que no me llevarían a nada.

Rosanne me extendía el café amargo que diariamente consumía como parte del desayuno.

– Hola Rosanne. – hice una pausa

– Veo que has disfrutado el dia libre. –ninguna de las dos estaba acostumbrada al sorpresivo interés que estaba mostrando hacia ella, o básicamente hacia su vida. Nunca tuvimos una oración de más de treinta palabras. Esto era tan incómodo.

BLACKNIP "GOLDEN" | JOONNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora