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MEESTER KIM JULIEN NAMJOON.
La situación era una mierda, aun mantenía en mi cabeza las amenazas por las cuales he tenido que sucumbir a su juego, sin opción. Es mi culpa bajar la guardia de esa manera con gente que solo busca saciar sus propios caprichos sobre las prioridades de otros.
– Soy un imbécil. –
¿estaba molesto? Claro, desde ese día que no puedo ni siquiera mirar a los miembros a los ojos porque sé que gracias a mi gran estupidez esa niña rica se ha empecinado conmigo. ¿Qué más podía ser? Es obvio que esa gente jamás se fijaría de manera real con alguien que viene desde abajo y yo no soy tan idiota para reconocer que después de su cometido finalmente me dejé tranquilo
O al menos mantenía la esperanza que después de todo su juego me olvidara. Me juraría a mi mismo jamás cometer nuevamente el error dos veces, la amabilidad no era para nada mi fuerte y por un momento ese mismo intento me ha llevado a un imponente recinto.
– Hola NamJoon- oppa. – la vi correr hacia mí.
Esta en la entrada con lo que suponía era su chofer ya que rápidamente asentimos la cabeza en forma de saludo.
– Has llegado antes. – sonrió emocionada.
– Entre más temprano, más pronto se termina. – de alguna forma mi resentimiento hacia la situación me hacía volver a poca cordialidad.
– ¿Que mierda hacemos aquí?. – el letrero de galeria se hacía presente conforme caminamos mas cerca a la gran puerta.
– Vi una de tus entrevistas donde confesabas querer ir a un museo y entender cada obra. – me dijo.
– Así que he elegido este lugar para explicarte cada una. – su entusiasmo me resulta incomodo porque no puedo entender porque luce tan natural sobre el hecho de que me ha obligado a venir.
– Me gusta mucho visitar museos y galerías. – explica. – Este es mi favorito. –
Estoy un tanto sorprendido de su elección, hace mucho tiempo que hice esa entrevista en un programa televisivo, yo mismo he olvidado este tonto deseo que por falta de tiempo nunca he podido permitirme.
– La galería es sobre introspección. – explica. – Es decir que puede interpretarse desde una perspectiva personal. – ambos nos adentramos en los pasillos, había poca gente. Lo cual agradecía porque la situación entre ambos, al vernos juntos, ya era riesgosa.
– Solo relájate y disfruta cada sección. –
Los minutos corrían mientras ella se mantenía a mi lado observando con atención cada una de las piezas exhibidas. Su silencio y su concentración era algo que me dejaba contemplarla por unos minutos donde se tomaba más tiempo en analizarlas piezas. Lucía tan natural y normal que por un momento olvidé el hecho de estar en ese sitio de manera involuntaria y que la mujer a mi lado quizás no fuese del todo una buena persona.
