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JULIEN NAMJOON MEESTER
Era fin de semana y los chicos junto a Rosé disfrutábamos de una tarde de barbacoa mientras ella se encargaba del postre
– Esa mierda luce cruda. – Jimin se acercó a su hermana mientras veía como envolvía la masa con los guantes.
Rosé la estaba pasando mal.
– Quizás es porque aún lo está, idiota. – reprendió a su hermano quien no dejaba de molestarle. Su supervisión estaba acabando con la paciencia de ella.
El resto de integrantes estaba tratando de encender el asador mientras yo me se disponía a poner las cervezas en la nevera. Han decido que él evento sea en mi casa ya que es el único lugar que cuenta con terraza.
– Con una mierda, así no va a prender. Mejor vamos por gasolina y a la mierda encendíamos todo. – exclamó Yoongi con la paciencia rota.
Nunca pensaron que encender un asador fuese tan complicado y tedioso.
De pronto el teléfono de Rosé sonó mientras la vista de las cinco personas que estábamos a su alrededor miró el bolso de donde provenía el sonido. – Julien ¿me puedes pasar el celular por favor?. – gritó desde el otro extremo del piso.
– ¿Puedes atender y ponerlo en alta voz, no puedo con las manos llenas de masa? – alzó sus extremidades.
Acepté antes de abrir lo ojos y ver el destinatario "Jefa Mcklein" el nombre lo reconocí de inmediato pues desde hace dos semanas que la vi y no he recibido alguna clase de disculpa por ignorarlos de esa manera.
– Jefa, ¿buen día que sucede? – rose luchó un poco para retirar la masa del guante.
– Rosanne por favor dime que tenemos trabajo para hoy. – su voz esta un tanto desesperada.
Cosa que no pasé desapercibida
– No jefa, hay un despeje de su agenda hasta el lunes. – Rosé respondió mientras un gruñido se escuchó del otro lado de la línea.
Jennie está inconforme.
–¿ Sucede algo?. – justamente es lo que quería preguntar. Algo me hacía intuir que Jennie no estaba completamente bien.
– No es nada, lamento interrumpir tu fin de semana. – suspiró como si se diera por vencida.
– Tendré que aceptar la estúpida cita con Jaehyun. – inmediatamente cambio de tema.
– Bueno, hasta luego Rosé. –
Eso había sido extraño y sobre todo ha dejado una molestia en mi interior que no supe reconocer. Sin embargo, mis lamentaciones fueron sustituidas por curiosidad al reflejarse el rostro molesto de mi rubia amiga.
– No luces muy contenta. – me atreví a confesarle dada su expresión.
