Veintidos

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JENNIE MARIE JANE MCKLEIN

Ha pasado un mes desde lo ocurrido en el hospital y el hecho de que ahora estemos juntos me hace estar de buen humor. ¿Así se siente siempre la gente enamorada? Quizas, pero creo que todo se han dado cuenta de mi actitud ya no ser tan aterradora.

– Lo siento mucho jefa, no me di cuenta. – miré a la chica quien no dejaba de reverenciarme y juntar sus manos suplicando perdón. – No he dormido en tres días y no me di cuando usted venía en mi dirección. – vi a Rosé a mi lado, creí ver el hecho de lo obvio pues ella me conocía y jamás perdonaría una mancha en mi impecable vestuario. Rosé solo mira a la chica con lastima.

– Está bien. – suspiré. – Es una mancha de cafe, no pasa nada. – seguí mi camino ignorando las miradas asombras incluso de mi propia asistente. Esperaban una humillación.

– Rosé dile a su encargado de departamento que le dé el día pagado a la chica y se vaya a su casa. Debe descansar. – no muy segura la rubia junto a mi temió escuchar mal.

No es así.

– Ah. – me detuve una vez que ambas entramos a la oficina. – Rosé, quiero decirte que a partir de la próxima semana dejas de trabajar como mi asistente. – lo ojos de la rubia se abrieron.

– Pero señorita Mcklein yo... - está nerviosa y yo solo atiné a negar.

– Si hice algo mal por favor dígamelo, me gusta trabajar aquí... -

Desde hace unas semanas me di cuenta que Rosé se había postulado a mi compañía con otro puesto que no era "asistente" por sus habilidades y experiencias recursos humanos decidió contratarla una vez que la perra de mi asistente anterior renunció.

– Estoy muy conforme con tu trabajo Rosé. – me atreví a nombrarla de esa forma. – No te estoy despidiendo, solo te traspaso al área que realmente querías, llevas años junto a mí, como mi asistente y nunca me dijiste que querías ser directora creativa. –

Quizás yo no me prestaba en ese entonces, pero ahora veo su potencial y realmente sino fuera por ella nunca hubiese conocido a Julien.

Estoy agradecida y esa en mi forma de demostrarlo.

– Yo... - está nerviosa. – Solo necesitas contratar a alquien nuevo para que ocupe tu lugar, encárgate de ello y una vez lo hagas el departamento creativo te espera. – me giré sin decir nada más y me senté frente la enorme tabla que ocupaba para mis diseños.

Todo debía ser acomodado en mi vida.

Seria difícil dejar a Rosé, me había acostumbrado a su trabajo y atención pero yo quería impulsarla

Eran las ocho de la noche y abrí el elevador para que cierto alto hombre entrara al departamento.

– NamJoon. – me lancé rápidamente entre sus brazos una vez entró.

BLACKNIP "GOLDEN" | JOONNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora