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JENNIE MARIE JANE MCKLEIN
Había pasado un mes desde esa noche, me sentía algo abrumada pues a pesar de prometer no decir nada la culpabilidad aun seguía recorriendo mi sistema. Aunque claro, Julien me aseguró que todo lo vivido esa madrugada se mantendría en secreto.
Sería un escándalo si se enterarán de una Mcklein tener una especie de pelea callejera en un barrio bajo.
Aunque nuestro plan de cita no resultó como lo planea habíamos acordado pausar este pequeño convenido ya que Blacknip tuvo una pequeña gira por América, así que esperaba que durante este tiempo pudiésemos congeniar y sentirnos más relajados con él opuesto. Como era ya casi una costumbre yo me mantenía mensajeando y enviando algunos "detalles" sobre mi día a NamJoon y del mismo modo le preguntaba a él, deseaba que esto me ayudase a ganar puntos hacía su corazón
Después de la segunda semana él ha empezado a responder con simples monosílabos que de alguna forma me permiten seguir manteniéndome a la expectativa de quizás ya no caerle tan mal.
"He pensado remodelar mi guardarropa y colocar piezas rosadas en cada una de ellas" escribí enviando todo un catálogo de prendas
"No me interesa" "¿Para que mierda quiero mi memoria de celular repleta de estas fotos?" Reí ante su respuesta.
Me encanta provocarlo.
"Son bonitas y exclusivas, deberías de sentirte honrado de permitirte mirarlas. Es más, recientemente compré esta bufanda de conejo rosada".
Inserté una imagen donde aparece mi rostro abultado y la esponjosa prenda.
Podía imaginarlo fruncir el ceño mientras me escribe.
"Jamás pensaría vestir piel de conejo muerto alrededor del cuello". Reí ligeramente ante el comentario sarcástico. Obviamente el material era sintético.
El día vislumbraba a ser especial porque he decido quedarme en mi departamento y trabajar desde aquí, en la comodidad de mi hogar y abrigada pijama mientras sujeto la copa de malteada de chocolate que he optado como habito desde que NamJoon me confesó ser su bebida favorita.
Me hacía sentir más cerca a él, después de probarlas entendí porque alardeaba de ser la mejor bebida del mundo. Son deliciosas.
De pronto el sonido del elevador se escuchó y yo detuve mis pasos al caminar por el apartamento y dirigir la mirada hacia la dirección sintiendo como mi garganta se secaba y la bebida dulce ahora era sutilmente amarga.
– Mamá... -
Sentí la mirada recorrer mi silueta, a pesar de portar lentes oscuros su gesto en desaprobación al levantar la ceja y fruncir ligeramente la comisura de sus labios me da a entender que no le agrada lo que ve.
