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MARIE JANE JENNIE MCKLEIN
Movía nuestras manos enlazadas de un lado a otro mientras nos manteníamos juntos con el firme agarre caminando por la acera. Me sentí tan feliz después de meses regresar al primer lugar donde compartimos una comida juntos.
– Gracias por aceptar venir hasta aquí cariño. – NamJoon asintió mientras nos guiaba al lugar de comida rápida callejera. – El placer es para mí, realmente no creí que querrías volver después de lo que te pasó. – detuve mi caminar al recordar lo tan asqueroso que fue reportarme enferma.
– No me sueltes. – NamJoon se volteó y me miró severo cuando deshice nuestra unión de manos
Es como un gran bebé llorón. Me da gusto que se sienta más cómodo y exprese sus emociones con mayor facilidad a mi lado, pero a veces su humor no logró comprenderlo y ese lado sarcástico me deja desorientada y muy avergonzada.
– No tenías que ver eso. – se cruza de brazos mientras me vé con una ceja alzada.
– Pero lo hice, no puedes hacer nada al respecto para que borre esa escena de mi cabeza. ¿Quién díria que la pequeña Mcklein también sufriría indigestión y cagara enormes kilos de dulzura?. – se burlo.
– Eres un mal hablado. – bufé.
– Además, si llegase a suceder de nuevo algo así tu tendrías que cuidarme como él buen novio que eres y cariño déjame decirte que te obligaría a limpiar mi mierda. – susurré lo último con pena. – Y no podrías hacer nada para negarte. –
Pude ver como abrió los ojos sorprendido de mis palabras.
– Dilo de nuevo. – se acercó a mi peligrosamente – Vamos cariño, di "mierda". – sonrió.
Se está burlando de mí porque no suelo decir groserías y lo máximo que logro pronuncias son pequeñas palabras que según mi alto hombre son bebés de las "palabrotas de verdad".
– No, ya lo escuchaste no me harás repetirla de nuevo. – rie de repente al ver mi rostro sonrojado. Siento calor en las mejillas que me lo confirma.
– Eres malditamente tierna que quiero comerte a besos. – sujetó mis mejillas y de repente sentí como besó mis labios y después un costado de mis mofletes, la barbilla y la frente.
Me encanta cuando hace eso. Así que solo me dejó hacer ante las muestra de cariño de mi hombre.
– ¿NamJoon?. – mi corazón se agitó de repente cuando logré divisar por el rabillo del ojo a cuatro chicos que tenían alimento entre sus manos.
El par de ojos nos miraba atonitos, tanto que incluso uno de ellos dejó caer su hamburguesa de nuevo en su empaque por la impresión.
Era los miembros de sus banda quienes parecían estar en un trance al vernos así.
