Capítulo 17 - parte 1

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Capítulo 17

El cielo se nubla a medida que transcurre la noche. El viento se siente nuevamente más fuerte, y todo está más obscuro. No sólo por las estrellas y la luna cubiertas, varios postes de luz han sido arrancados o despedazados, también hay sitios que porque los cables se cortaron quedaron sin electricidad. No se le puede llamar a eso una tormenta eléctrica, porque no hay rayos ni relámpagos en el cielo, pero sí que es fuerte el aire que se pasea por Japón. Literalmente todo el país está con el mismo cambio climático. Y sumado a ello, la temperatura está disminuyendo bastante para tratarse de primavera; sin importar si son zonas usualmente más cálidas.


Cuando llegan las 4:07 a.m., el chico de cabellos negros comienza a abrir los ojos. Está en un lugar muy diferente del último que recuerda, con ropas que en su vida había visto, recostado cómodamente en la cama de su mejor amigo. Este último, está durmiendo sentado con la cabeza y los brazos en su cama, como si hubiera estado al pendiente.

—Idiota. —le dice en voz baja, mientras se incorpora el pequeño de ojos rojos, aunque sabe que el otro no lo está escuchando.

Estira los brazos y vuelve a acostarse. Realmente, ¿Qué se pondría a hacer a esas horas? Más que ruido o ir al baño, no tendría sentido para él levantarse a deambular.

—Rayos... Olvidé las cosas en mi casa... —suspira y a la vez se queja, se le olvidó completamente—. Tendré que ir mañana entonces. Aunque... es mejor que le pida a Yuki que me acompañe. —menciona aquello último mientras lo mira.

El ángel está cubriendo su boca y la parte baja de la nariz con los brazos. En la posición en la que está sólo se denotan sus ojos cerrados, a medias también ya que varios flequillos pasan por su rostro.

—Perdón por causarte problemas siempre. —le acaricia despacio el cabello, con una expresión de culpa—. Te lo compensaré en algún momento... Cuando me digas qué es lo que quieres... —regresa la mano a bajo la almohada—. Siempre pides cosas simples, que te pase un lápiz, que te ayude a subir algo, nada que requiera dinero ni mucho esfuerzo. ¿Qué será lo que de verdad quieres? ¿Poner un negocio con tus pinturas? —cambia de posición en la cama y se recuesta de espaldas, mirando hacia el techo—. Si fuese así, sería tu representante sin dudarlo. Aunque me perdería mucho al comienzo. —sonríe de lado y estira el brazo hacia arriba, mirándose la mano—. Si me pidieras que te compre algo trabajaría hasta que me alcance... Te he ayudado sin que me lo pidas casi siempre pero... nunca te he dado un regalo, ¿Cierto? —con la vista perdida en la nada, regresa nuevamente a cómo estaba acostado al comienzo—. ¿Te regalé algo alguna vez...? En este momento no lo recuerdo... —bosteza.

El demonio se pregunta sinceramente, pero de forma inoportuna, el mundo no está en las condiciones como para salir a pasear en busca de un regalo.

—Creo que me voy a arrepentir si llego a morir en esta lucha contra esas cosas... Y no consigo sentir que hice lo suficiente contigo. —cierra los ojos fuertemente y niega con la cabeza—. No moriré. No todavía.


[ 2017, Junio, 16 ]


La temperatura continúa descendiendo al punto de que parece como si fuese invierno. La ciudad está, y en sí el país, teñido de blanco. Las nubes obscuras se apoderan de Japón, con una nieve que según el pronóstico durará indefinidamente. Se sabe que las otras zonas del mundo también están con problemas climáticos. Lugares completamente congelados, y otros con un calor que sobrepasa los 40 grados centígrados aunque su temperatura usual se trate de 20.

En la casa de los Mitsugashi, el frío se siente más que en el resto de Tokyo. La zona del bosque Esmeralda, como se conoce, es la más fresca de Japón. Hay una gran neblina que no deja ver a más de dos metros de distancia. El río está congelado en la superficie, pero por fortuna aún debajo el agua, aunque fría, le da paso a los peces. Generalmente hay algunas épocas de migración cercanas al invierno, pero estas circunstancias son inesperadas incluso para el instinto de muchos animales.

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