Las dos chicas caminan hasta las habitaciones, buscando el mencionado cofre de ropas. Para su sorpresa, se encuentra en una parte muy alta en un placard.
—Yo vuelo y tú lo atrapas. —le sugiere Kanae, pero antes de actuar, se mira las manos—. Me olvidé, necesito el báculo.
—Oh, está bien. Ve a buscarlo, de todos modos ya nos debemos ir así que deberían ir transformándose. —le dice mientras se queda viéndola con los brazos cruzados, moviendo el pie—. Lo bajaría yo pero haría mucho ruido al saltar.
—Ya vuelvo. —le dice y se dirige rápidamente al living. Le toca el brazo al chico—. Disculpa, ¿Podrías transformarte? Necesito tu ayuda y ya en nada nos vamos.
—Ah... —bosteza, cubriéndose la boca con la mano—. Sí... Dios me ha brindado este poder, apoyo. —dice mientras su silueta adormilada se transforma en el arma.
—Gracias. —lo toma por el bastón y regresa con la otra—. Ahora sí. —se eleva hasta donde se encuentran las prendas, y mueve despacio el baúl—. Ahí va.
—Sí. —lo sujeta con ambas manos y lo deja sobre el suelo. Al instante abre el cierre, para escoger alguno—. Las demonios femeninas suelen ser muy grandes, pero aquí hay una que parece de tu talla. Sólo que es largo. —le alcanza un tapado blanco.
—Muchas gracias. —se viste velozmente y se abotona el abrigo—. Vamos a buscar a Josuke. —cierra el baúl y lo deja allí, no lo podría levantar de todos modos. No es capaz de mantener más que su peso en el aire aún.
—Oky. —se adelanta hacia donde están los futones—. Oye, ¿Podrías transformarte? Perdón que te moleste. —le pone una mano en el hombro.
—Tranquila, ya estaba despierto. —sonríe de lado y estira los brazos—. Dios me ha brindado este poder, apoyo. —la maza queda sobre las sábanas.
—Ya estamos entonces. —se acerca Kanae, revisándose el calzado mientras le dice.
—Sí. Estamos listas. —toma el arma con la mano derecha— Ah. Disculpen, ¿Podrían bajarnos? —sonríe con los ojos cerrados, arqueando las cejas.
Un ángel de curación de allí asiente con la cabeza, y las toma por una mano a cada una. Las hace descender con mucho cuidado, mientras les proporciona curación para que no sientan dolor por el agarre. Realmente, se nota que acostumbran trabajar con delicadeza.
—¡Gracias! —hacen una reverencia las dos a la vez.
El ser alado se desaparece entre la niebla de la noche, no por invisibilidad.
—Debe ser muy incómodo que se mojen las alas. —piensa en voz alta Kanae, mirando hacia la nada ya que el otro ya se fue.
—Seguro que sí. Pero ya nos sacaremos las dudas luego con los chicos. —hace una pausa—. ¡MinHyuk! Necesitamos el mapa.
—•Vayan con mucho cuidado chicas, está muy obscuro y seguro que en esa zona aún más si el monstruo la destruyó.• —les advierte, y al instante les envía la ubicación.
Qué útil es, de verdad, que les den tal orientación. La imagen que ocupa la mente de Kanae, que por supuesto también la debe ver la pelirroja, tiene incluso marcado un sendero desde donde ellas están paradas hasta donde sería "la meta".
—Mitsuru, sabes que no puedo memorizarme en unos segundos la imagen pero... más o menos sé a dónde es. —se limpia unas gotas de lluvia de la cara.
—De todas maneras va a cambiar de ubicación hasta que lleguemos allá. Así que tendremos que buscar. —le agarra de la muñeca—. Vamos a correr, o no llegaremos.
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Nisenai Fantasy
FantasiaKanae es una chica muy curiosa a quien le gusta mucho leer y escribir. Está obsesionada con un libro que existe desde la misma época que La Biblia, "La Utopía de Zaraín", donde se cuentan hechos que no están registrados en el otro, que es más popula...