Capítulo 21 - parte 2

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Casi una hora después, se ve a la chica de cabellos anaranjados en un taxi. Las explosiones de las que el otro le habló se escuchan cada vez más cerca. El auto se detiene por un edificio caído que obstruye completamente el paso de la avenida.

—Esto es lo más lejos que puedo traerla... ¿D-de verdad va a luchar contra ese monstruo? —le pregunta asustado, mirándola por el espejo del medio.

—Si no fuese así, usted no hubiera accedido a traerme hasta acá, ¿Verdad?

—¿Y el chico qué hará? De cualquier forma me sigue pareciendo una locura. —el taxista se seca el sudor de la frente, como si hiciera calor, pero son los nervios.

—Luchará conmigo, por supuesto. —una sonrisa vacía se muestra en la cara de la chica, mientras se reflejan en sus ojos las construcciones que siguen cayendo.

—Traten de no morir en vano. No les voy a cobrar ahora. No tengo idea de si mañana existirá un nuevo día de todos modos. —suspira y baja la cabeza.

—Tranquilo señor, de verdad nosotros haremos lo posible. Dios me ha brindado este poder, ¡Apoyo!

Luego de la característica frase de transformación, cae como una gran maza sobre las piernas de Mitsuru.

—Creo que ahora entiendo un poco más. Ustedes son ángeles, con poderes y luchan por la paz. —asiente con la cabeza el señor.

—No ángeles, pero gracias por el cumplido. Somos humanos, con poderes. También existen. —abre la puerta del carro—. Muchas gracias por el aventón, cuídese y vaya lejos por favor, va a necesitar su auto por mucho más tiempo. —cierra y corre hacia donde está el monstruo, llevando aquella gran arma en sus manos.

—Les deseo la mejor de las suertes, voy a orar por ustedes niños. —hace arrancar el auto y conduce en la dirección opuesta, haciéndole caso a la menor.

Hay un ser robusto con grandes garras que golpea repetidamente un edificio que ya está roto. Alrededor de él, hay más escombros, y una gran cantidad de cadáveres. El olor de la sangre abunda, mezclándose con la lluvia. El suelo estaría casi completamente rojo de no ser que se diluye o se escapa bajo la tierra.

—Ugh. No me imagino el olor que debe tener ese lugar. —se aleja un poco de la pantalla el chico, arqueando una ceja.

—Creo que actualmente es lo que menos me preocupa. —le responde, mirando con tristeza los rostros destrozados de la gente.

—¡¿Quién está ahí?! ¿Otro humano para divertirme un rato? No hay más por aquí.

—¿Vas a responderle, o le atacamos por sorpresa? —le pregunta seriamente Josuke.

—Pensé que no podrías escucharlo, ya que está algo lejos. —le dice en voz baja.

—Podemos escuchar todo desde aquí, pero no pueden escucharnos si estamos como arma a menos que toquen alguna parte del objeto. —niega con la cabeza—. Hagamos lo siguiente. Camina entre los escombros, y trata de que no te vea, y luego lo atacas por la espalda.

—Ni siquiera suena fácil, no me imagino hacerlo... pero vamos a probar, al fin y al cabo lo mismo tenemos que pelear. —tuerce la boca. Comienza a caminar despacio, tratando de no hacer ningún ruido. Se nota que le cuesta mucho pasar entre los cadáveres, a cualquiera le causa una gran impresión. Con mucho esfuerzo, logra posicionarse detrás del monstruo, aguantando hasta la respiración para no generar ningún tipo de sonido, según lo indicado por Josuke.

—¿Por quién me estás tomando, humano estúpido? —le responde con completa tranquilidad, negando con la cabeza.

—Ya no hay vuelta atrás. —cierra los ojos con fuerza y asesta la maza sobre la cabeza de quien tiene al frente.

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