Capítulo 25 - parte 2

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[ 2017, Diciembre, 31 ]


Pasaron casi seis meses desde la primera venida. El mundo había quedado sumido en un caos inminente, que se redujo con el tiempo. La Tierra perdió a un 35% de la población total, así como hubieron lugares que dejaron de existir para siempre. Se perdieron muchos bellos paisajes, muchas vidas inocentes. Sin embargo, se impulsaron los avances tecnológicos para estar más preparados contra una nueva catástrofe de esa magnitud.

En el caso de Japón, fue rápidamente reconstruido, al igual que muchos lugares del mundo que siempre tienen un trabajo muy eficiente, aunque en condiciones precarias debido al desabastecimiento general. Los países que no entran en la categoría de "primer mundo", tendrán que esperar donaciones para poder salir del pozo. No es algo nuevo, con los terremotos y otros desastres naturales siempre sucede.

Los ángeles, demonios y hechiceros ya no pueden vivir escondidos de la sociedad, aunque a veces eso quisieran en muchas ocasiones. Lamentablemente, ellos no tendrían el mismo destino que los humanos, siempre se supo. Son obligados a registrarse y llevar un collar con GPS y sus datos básicos, por cuestiones de seguridad de la gente. Como era de suponerse, Estados Unidos fue quien impulsó el plan. Se obligó a que cada familia lleve a un miembro a dar muestras de sangre cada tres meses, con propósitos experimentales. Pero a pesar de que se encuentran vigilados, no tienen prohibido realizar sus actividades de la especie. Sólo los demonios tienen más limitaciones, se les impuso un margen de personas a las que pueden "desaparecer misteriosamente", aunque eso se puede solucionar si entran a la policía o algún cargo particular.

Regresando a Japón, muchas personas perdieron su hogar, pero no resultó tan trágico de algún modo, gracias a que las familias adineradas decidieron hacer donaciones y algunas inversiones para arreglar la situación.

El pueblo Esmeralda desapareció, ante la imposibilidad de Saeko de luchar sola. Afortunadamente, no hubieron bajas, gracias a que ella se enfocó en proteger a la gente, mismo motivo por el cuál no sobrevivió ninguna edificación de aquél lugar.

La hechicera se encuentra viviendo bajo el techo de su mejor amiga, SunHee. La mansión no fue destruida. Con la gran cantidad de habitaciones, pudieron fácilmente regalarle un lugar a dónde estar. Los padres de Kanae ahora trabajan en la cocina y también cultivando felizmente. De hecho, hay varios nuevos empleados allí.


Actualmente, son las 22:00 p.m. y se están preparando para el festival de cada año. Con unos hermosos yukata, similares a los kimono que usaron anteriormente, las tres amigas están terminando de preparar unos últimos detalles en el cabello.

—Ustedes tienen que ser el centro del universo, nadie les va a decir que se ven mal hoy. —SunHee las mima, jalándoles de una mejilla a cada una.

—¡Ah! —se queja jugando la pelirroja—. Por todo lo que tardamos ya se fueron los chicos. —ríe fuerte.

—Me acabo de enterar que soy mujer. —bromea el chico de cabellos verdes, esperando en la puerta de la habitación.

—Te falta el yukata nada más. —lo molesta la chica de ojos violetas. Lleva en el cuello algo similar a una chapa militar como collar. En él dice su nombre, su dirección, "hechicera violeta", y una lucecita roja en la parte de la punta.

—Vamos chicas~. —mira la hora en el celular—. ¡Vamos a llegar tarde a nuestra reunión! Siempre los hacemos esperar a pesar de que tenemos vehículo. —él lleva puesta la ropa para la presentación con la banda.

Se ríen y bajan rápidamente las escaleras. La rubia coge un bolso y se lo pone al hombro. Ella lleva el dinero para gastar de todos, junto su celular. De todos modos, nadie podría robárselo gracias a sus poderes.

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