Capítulo 3: Mentiras

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DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 3: "Mentiras"

Estaba tan agitada, alterada, confundida, avergonzada pero más que nada horrorizada por lo que acababa de saber... bien, su reputación poco importaba cuando lo importante y realmente grave aquí era si aquel "sujeto" en verdad tenía un... un... romance con su hermana. Pero... no, no podía ser cierto... él estaba mintiendo, seguro, su querida hermana no se iba a comportar de una forma tan... vergonzosa ni escandalosa. ¡Oh! Seguro debía estar loco... y un loco mentiroso y además de peligroso era como para andarse con mucho cuidado.

Entró a la espaciosa habitación sin siquiera llamar y Kikyo se levantó de la cama somnolienta y turbada de verla tan alterada y a esa hora.

- ¿Qué sucede Kagome? ¿por qué irrumpes de esa forma en mi habitación?

La muchacha respiraba agitada y miró con atención el rostro de su hermana. No, ella no era culpable, ese hombre era un mentiroso, un ruin mentiroso que inventaba todas esas cosas quien sabe... con qué intención. Se acercó lentamente a la mujer y se sentó a su lado.

- Hay... hay un hombre... en las bodegas viejas...- Musitó. Kikyo abrió más los ojos, sorprendida y luego se puso muy seria, casi rencorosa, la hermana pequeña continuó sin siquiera adivinar los sentimientos de ella-... esta herido... dice que... que tú lo cuidas... ¿es cierto eso?

Lo único que le faltaba, maldita Kagome, curiosa y entrometida Kagome.

- Oh...- Se pasó una mano por sus sedosos y lisos cabellos e intentó pensar rápido, la mirada atenta de su hermana le fastidiaba demasiado.-... ehh... si... ah... pobre hombre...- Murmuró luego bajando la vista-... estaba tan herido... y quise ayudar... casi muere...

La menor se tapó la boca con una mano horrorizada ante lo que la mujer le contaba. Había vivido su vida tan resguardada de los horrores y problemas que imaginar un hombre medio muerto bien podría causarle un shock nervioso, pero se repuso, ella era una muchachita bastante fuerte a pesar de su edad y estricta educación, se acercó con preocupación a Kikyo queriendo saber más.

- Pobre hombre... debe haber sido horrible...- Murmuró apenada, sintiendo la garganta adolorida. Su hermana sonrió triunfal ante el engaño, pero entonces Kagome la miró directo, con seriedad, frunciendo el ceño- ... pero me da la impresión... que esta algo... loco... dice que quiere casarse contigo Kikyo, que se aman y un sin fin de cosas más... además es un violento...- Se estremeció cuando recordó la forma en que él la espetó, mirándola con tanto odio que ella se aterró.

La mujer hizo una mueca y se pasó otra vez una mano por los cabellos, casi con desdén.

- Él puede decir muchas cosas... debe estar agradecido de mis cuidados... pobre... no le hagas caso Kagome... pero sí hay que tener cuidado...

Incluso quería venir para acá, a despedirse de ti...

- Kikyo pestañeó varias veces sin evitar la sorpresa.

- ¿Ya se va?

La chiquilla asintió rápidamente con la cabeza. La mujer apretó los labios y sus manos se aferraron con fuerza a las sedosas sábanas de su cama. Su querido Inuyasha no podía marcharse así... debía verlo, una vez más... aunque era una locura... Dios, había perdido la cabeza con ese hombre pero no podía evitarlo.

- Déjalo que se vaya Kikyo, puede ser peligroso...

La mujer miró con rencor a la muchacha. Cómo odiaba el que su secreto fuera descubierto por la entrometida de Kagome. Hizo una mueca de fastidio.

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