Culpable o No

Capítulo 18: Reconciliación

DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 18: "Reconciliación"

- ¿Te encuentras bien?

Kagome alzó la barbilla dignamente y fue hasta el ropero en donde colocó una de sus prendas de vestir. Kikyo se sentó en la cama y miró el interior de la maleta que su hermana recién comenzaba a vaciar, y eso que ya era el tercer día que estaba de vuelta en casa.

- Perfectamente- Respondió y tragó con dolor de sólo recordar lo que había pasado. Se había sentido tan tonta y tan avergonzada y más que eso... dolida por saber que lo de su matrimonio había sido un acuerdo económico entre sus padres e Inuyasha.

- ¿En serio?- Contrarrestó la mujer, luego miró el lujoso y deslumbrante collar de esmeraldas que estaba entre la ropa de la joven. Sus ojos se abrieron y brillaron con sorpresa. Acercó sus dedos a la joya y la tomó entre sus manos, el brillo de las esmeraldas y diamantes casi la cegaron- Dios...

Kagome se giró y vio lo que tenía su hermana en su mano. Recordó aquel momento, único e inmemorable en que Inuyasha se lo dio. Aquella noche mágica en que supo que no era lo que imaginaba, que era un hombre con un corazón ansioso de amar...

¿Qué importaba que hubiera pagado la deuda de sus padres? ¿No demostraba eso que en verdad era una persona de buen corazón? podría no haberlo hecho, no era su obligación y aun así, los ayudó. Su madre había dicho que había sido de forma voluntaria... Inuyasha...

Se acercó a su hermana y le arrebató el collar de sus manos. Lo observó como si fuera a él quien estuviera mirando. Lo besó y sonrió.

- Inuyasha me lo regaló... fue de su madre...

Kikyo hizo una mueca y se levantó de la cama, incómoda.

- Seguro es robado...- Masculló.

Kagome se rio del comentario, colocó la joya en una de las gavetas de un mueble y luego se giró.

- Crees que es un muerto de hambre ¿verdad?

La mujer se encogió de hombros y la miró despectivamente.

- Da igual.

La más joven de los Higurashi suspiró y agradeció en silencio que ella se fuera de su habitación. Su presencia la sofocaba por momentos. Caminó hasta la ventana y la abrió, esperando que el aire del anochecer entrara a su alcoba y la refrescara. Volvió a suspirar recordando a Inuyasha... él ya no había venido ese día... y faltaba tan poco para la boda...

Dormía esta vez suspirando desolada por el malentendido con su prometido. Cómo ansiaba verlo y decirle que... decirle que lo sentía, que no debía pensar mal de él. Extraña su voz ronca y sus modales algo rudimentarios, su mirada sagaz, su impetuosidad sin lugar a dudas, por que eso le demostraba que la quería, no era porque le pertenecía, era porque la quería.

- Qué tonta soy...- Sollozó acurrucándose más en la cama.-... ingenua...

- A veces... sí lo eres...

Abrió los ojos asustada y casi dio un grito al ver aquellos ojos dorados y brillantes que le recordaron a los de un demonio. Él tapó su boca y con su otro dedo hizo un gesto de silencio, Kagome poco a poco se tranquilizó, su rostro se distendió, pasando del susto inicial a la completa confusión y turbación después, de inmediato sus mejillas se ruborizaron por completo, Inuyasha sonrió sensualmente y bajó la vista con descaro posando su mirada dorada en el escote holgado de su delgada camisa de dormir. La muchacha jadeó y él alzó la vista a ella y la liberó de la presión de su mano en su boca.