Capítulo 28: Mal Presentimiento

608 61 9
                                    

DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.

Derechos Reservados.

Capítulo 28: "Mal Presentimiento"

Se peinaba la extensidad de sus cabellos oscuros como el ébano, en un movimiento casi mecánico y repetitivo, sus ojos estaban fijos en el cristal frío del espejo, no observaba su reflejo, sino que estaba más sumida en sus pensamientos que pendiente de la realidad.

Algo le oprimía el corazón. La sensación había sido repentina, dolorosa, como cuando un dedo es clavado por una fina aguja de cocer, así había sido, sólo que el pinchazo había sido un momento eterno, como si la aguja se estuviera clavando cada vez más hondo en la suave carne de su corazón. Jamás en su vida le había pasado esto... era tan... extraño y macabro. Como si de pronto...

Dejó el peine sobre la mesita del tocador y se puso de pie súbitamente. Tal vez era... el estar embarazada era lo que la hacía sentir y pensar cosas que... no debería. Caminó con lentitud hasta la ventana y observó el paisaje completamente blanco de allá afuera. No nevaba, pero lo había hecho toda la noche. Se sobó los brazos a pesar de que la habitación estaba tibia debido al fuego de la chimenea. Tal vez no tenía frío... tal vez era otra cosa...

- ¿Señora?

Ella se giró lentamente y vio a una doncella que al mirarla, hizo una leve inclinación con su cabeza.

- ¿Sucede algo?

- La señora Sango esta aquí, desea verla.

Sango, la esposa de Miroku. Apenas habían hablado un par de veces... ¿deseaba verla? Se alisó el encajé negro de su faldón y luego miró a la doncella.

- Dígale que suba, por favor y... tráiganos té, se lo agradecería.

- Enseguida señora- Respondió rápidamente la muchacha haciendo una pequeña reverencia y pensando que bien le hacía falta a esa joven un café bien caliente pues encontraba que la palidez de su rostro era casi fantasmagórica. Cuando había entrado en la habitación se sorprendió de verla con aquel vestido negro del luto y su piel más blanca que nunca... le trajo a su memoria recuerdos de cuentos de fantasmas y almas en pena...

Sango llegó en pocos momentos a su habitación. Lo primero que Kagome vio no fue su rostro, sino la pequeña barriga que se alzaba bajo su grueso vestido azul. Cuando alzó la mirada a ella sonrió abiertamente, dándose cuenta de su estado.

- Vaya... no... no sabía...

Recibió un cálido beso en la mejilla mientras la otra le tomaba firmemente sus manos heladas.

- Bueno... estabas de viaje, es comprensible...

- ¿Y para cuando esperas el bebé?

- 5 meses o tal vez un poco menos- Respondió, aun emocionada. – Me contaron que tú también estas de encargo...- Agregó, soltándole las manos-... Inuyasha me lo dijo el otro día... los felicito, de verdad los felicito.

Kagome rió suavemente y la invitó a pasar a la pequeña salita que tenían junto a la recámara. Esta era más iluminada que la alcoba, tenía grandes ventanales que proporcionaban una vista blanca que llegaba a doler las pupilas. Ahí había un par de cómodos sofás, un librero en un rincón y una mesa con unas cuantas sillas. La joven invitó a la otra a tomar asiento, mientras la doncella traía una bandeja con tazas, la cafetera y una serie de dulces pastelitos en un pequeño plato.

- Gracias por venir, me estaba sintiendo muy sola- Dijo de pronto Kagome, mientras vertía té en una taza y luego se la brindaba a su invitada.

Culpable o NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora