DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen pero la historia sí, por lo que NO AUTORIZO para que esta se modifique o publique en otro lugar.
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Capítulo 14: "Enamorándola"
- Es un gusto enorme tenerte en mi casa, pequeña- Dijo el anciano tomándole la mano y dándole pequeños golpecitos en ella, Kagome sólo le sonrió tímidamente- Me siento tan solo y tú... tú de alguna forma traes vida a este lúgubre lugar...
- Papá, deje de causar lástima.- Rezongó el muchacho afirmándose junto a un ventanal.
El hombre lo miró con cara de pocos amigos un segundo y luego volteó el rostro a la joven, brindándole una sonrisa.
- Me siento tan feliz... ¡ya sé! Realizaremos una fiesta mañana en la noche en tu honor, sí, te lo mereces pequeña...
- Oh... no, señor... no es necesario... – Protestó, ni siquiera se atrevía a mirar a Inuyasha, pero sabía que la observaba, cada segundo que pasaba en aquel castillo sentía más miedo ¿Qué tenía pensado? Ahhh ¿por qué ella había aceptado estar ahí? ¿en qué estaba pensando? ¡Dios del cielo! ¿Qué había hecho?
- Claro que sí es necesario, quiero que todos nuestros amigos te conozcan, que vean que tendré a las más hermosa, jovial y tierna hija política... ¿no es cierto, Inuyasha? ¿no crees que es buena idea la fiesta?
Kagome lo miró al tiempo que él lo hacía, ella respiraba muy fuerte y tragó con dificultad. Deseaba... deseaba que en verdad ese hombre ya no siguiera con su venganza... porque ella no lo odiaba ¿Cómo podría hacerlo? Había salvado su vida...
- A mi me parece una excelente idea, padre- Respondió al fin, sonriéndole a la joven.
La muchacha bajó la vista y tembló. Si pudiera entender el significado de sus palabras, de sus miradas, de sus acciones... ¿estaba siendo sincero o era parte del juego?
Cenaron casi al anochecer, los tres en una larga y majestuosa mesa. Ella miró a su alrededor. Primera vez que observaba con atención la decoración de aquel enorme castillo. Se entretuvo observando los numerosos cuadros colgados en la pared con escenas de guerra o típicos paisajes del Japón antiguo. Notó que en una esquina de la sala había una magnífica armadura samurái, también creía haber visto, en la otra sala, anteriormente, un par de colosales espadas y bastantes armas de fuego en exhibición. Miró a ambos hombres que charlaban a cerca de los preparativos de la recepción que iban a dar al día siguiente. ¿Qué eran ellos exactamente? ¿Qué era ese hombre en verdad? Kikyo había pensado que él era pobre, un mendigo tal vez que había encontrado a orillas de la playa, debido a un naufragio. Quería saber qué era él, a qué se dedicaba, deseaba conocerlo más... pero... tenía miedo de saber, preguntar...
La doncella durmió en la cama del lado, la habitación que le dieron parecía del Medievo. Pero ella no reparó en los detalles de ella, ni en las flores exóticas y perfumadas que habían en un jarrón, ni en las sábanas de suave seda, ni en el balcón que daba a las vastas tierras del castillo. Estaba preocupada, temerosa, ansiosa y había momentos en que el remordimiento parecía consumirla. Apretaba los labios y encrispaba las manos en la almohada, temblando. ¿Y si él aparecía de pronto en su alcoba? ¿Si la doncella era drogada o le hacía algo primero? Nadie la ayudaría... su padre, aquel anciano bondadoso, no era ninguna garantía...
- Cálmate, Kagome... no... no puedes dejarte llevar por las novelas de Eri...
Se acurrucó más en la cama escuchando cada sonido por mínimo que fuera. A veces llegaba a sudar del miedo, sentía pasos en el pasillo, puertas que se abrían... o cerraban, murmullos que le parecieron siniestros... ¡Dios! ¿Por qué había consentido venir? ¿Por qué?
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Culpable o No
FanfictionNunca se había sentido tan usado y engañado en su vida así que quiso vengarse de la forma más absurda pero a la vez cruel: La hermana pequeña. Ella iba a sufrir en sus manos toda su venganza... culpable o no. InuxKagome