Capítulo 21. Tiempo de paz

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~Narra Red~

Desperté correctamente cuatro días después de ser liberado. La luz blanca del hospital me cegó un segundo, y me sentía anesteciado. Una vez que mis ojos se acostumbraron a la luz, pude distinguir varias sombras en la habitación, mirándome y hablando entre murmullos. Qué... ¿qué pasó?

Luego de un par de minutos, escuché que alguien dijo "¡Está despierto!" y se acercaban a mi. De cerca pude distinguirlos bien. Ahí estaba todo el equipo de baloncesto, llenos de regalos y otras cosas; también estaba Laura, quien tenía una gasa en la mejilla; también estaba Shiro, quien trataba de retener las lágrimas; y muchas personas más. Me sorprendía que todos cupieran en la misma habitación.

―¡Red! que bueno que despertaste ―el subcapitán del equipo de baloncesto, Logan, estaba junto a mi con una enorme sonrisa y un sobre en las manos. ―A todos nos tenías muy preocupado.

―Si, ya veo que si... ¿qué ocurrió?

―Drake, él te... disparó y...

Todos de pronto se callaron y me miraron con tristeza. ¿Pero por que tan serios de pronto? Intenté encoger un poco mi cuerpo para alzarme en el respaldo, pero mis piernas no respondieron. Intenté moverlas, pero me vi incapaz. Los vi a todos, asustado, pero la única que me sostuvo la mirada fue Laura, mientras los demás apartaban la mirada. Shiro comenzó a llorar. Vi al fondo de la habitación a Alec, mirándome con tristeza. ¿Qué rayos ocurre?

―¿L-Laura? ¿q-qué... pasa con mis piernas?

―T-Tu... las balas que... fueron... tu no... ―Laura suspiró y lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. ―De las cuatro balas que te dieron, solo pudieron sacarte dos. Tu no... no vas a poder volver a caminar. ―Laura explotó en llanto y salió corriendo de la habitación. Fue como el peor golpe que me habían dado en la vida. N-No podré... ¿caminar jamás? ¿n-ni jugar baloncesto? ... ¿n-nunca?

―Lo sentimos mucho hermano ―Logan me puso una mano en el hombro y vi sus ojos cristalizados. Todos tenían una terrible expresión de tristeza, mientras que Shiro y Alec lloraban. Sin quererlo, las lágrimas también comenzaron a inundar mis ojos.

―P-porfavor... salgan todos... ―apreté los puños con fuerza y cerré los ojos, intentando retener las lágrimas que ya estaban cayendo sin remedio. Todos comenzaron a salir. ―Menos tu, Alec.

Él me miró, con miedo y dolor en los ojos. Todo mundo salió de la habitación y cerraron la puerta tras ellos. Alec se quedó en el otro extremo, llorando.

―Acércate ―le dije, con los dientes apretados de la rabia. Alec obedeció y se colocó junto a mi. Rápidamente, lo agarré del cuello de la camisa y lloré amargamente sin remedio. ―¡¿ES ESTO LO QUE QUERÍAS, MALDITO EGOÍSTA?! ¿ES ESTO? ¡PUES FELICIDADES, LOGRASTE DEJARME INVÁLIDO, MUCHAS GRACIAS ALEC! ―le grité en el rostro y el ni siquiera pareció tratar de evitarlo. Quería matarlo a golpes, pero no me rebajaria a su nivel. Lo solté y el se alejó un par de pasos.

―R-Red... lo siento, te juro que yo no...

―¿No sabías que terminaría así? ¿no querías que acabara así? no claro que no, si solo querías que Drake me hiciera sufrir.

―R-Red, yo no sabía que el... sería capaz de... no quería que... perdóname porfavor... yo te amo Red, y me dolía verte así porque él nunca estuvo para ti cuando yo si lo estuve y... me sentí reemplazado...

―Alec, es que tu nunca entendiste que tu eras el reemplazo de Arthur.

Alec rompió a llorar. Pero no me importó. Su dolor no era mayor que el mío, y se lo merecía. Por él y por Drake, no volvería a jugar baloncesto. Toda mi carrera se había ido al demonio por un imbécil celoso.

Gotas de amor, sexo y mentiras (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora