Capítulo 11. Un futuro que no existe

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~Narra Red, años atras~

Estaba jugando en el jardín como lo hacía todos los días, corriendo sobre el pasto y pateando una pelota. Escuché ruidos de autos pero no me preocupé; había escuchado que tendríamos vecinos nuevos, pero no pensaba acercarme mucho a ellos porque soy muy antisocial y rarito según me dicen. Un camión enorme de color blanco se estacionó junto a mi casa, y a pesar de que me había dicho que no me acercaría la curiosidad me ganó.

Me acerqué al camión y descubrí que un auto se había colocado detrás de el. Vi como del auto salían dos adultos, a los cuales no les tomé mucha importancia; me fijé en el niño que había salido de la parte de atrás. Su cabello brillaba con el Sol y sus hermosos ojos azules... del azul más intenso que había visto en mi vida. Era un niño más chico que yo, debia tener unos 8 años, cuando yo ya tenía 14. Tenía que hacerme su amigo. Me acerqué a el con algo de timidez, tocándole el hombro.

―Ho-hola... ―dije tímido. Bajé la mirada porque no podía sostener esos ojos tan azules.

―Oh, hola ―respondió el sonriendo. ―¿Cómo te llamas?

―Ah... soy... um... Red ―él me extendio una mano y la estrechó con una inocente sonrisa. ―Un gusto, yo soy Arthur. ¿Vives aquí?

―S-Si, soy tu vecino de al lado... quería darte la bienvenida a nuestro...

―¡Genial! ¡ven conmigo! ―el me tomó de la mano y echó a correr hacia el camión, lleno de euforia. Cuando vio a sus padres, me puso frente a ellos. ―Ma, pa, el es mi nuevo amigo, y se llama Red. Iremos a jugar. ―sin esperar respuesta, volvió a jalarme y corrió hacia el interior de la casa. La mayoría estaba vacia, pero había cuartos que ya tenían cosas dentro.

Se metió a una habitación que estaba repleta de juguetes semi-empacados; al parecer ya habían estado mudándose antes y yo no lo noté. El comenzó a sacar sus juguetes y a presentármelos, dándome algunos y pretendiendo que jugaramos juntos. Y lo hicimos, durante muchos días jugamos de aquella misma manera; el me daba juguetes y cada quien escogía lo que haría. Y era muy divertido, pero lo mejor era ver sus ojos azules. Supe que ese chico encantador me había hechizado.

Nos quedamos en su habitación mientras sus padres instalaban los cables de luz y las televisiones. Toda la mudanza terminó ese mismo día como a las 5, y ya tenían luz, agua, gas y teléfono. Sus padres metieron una televisión al cuarto de Arthur y la conectaron. ―Ahora pueden ver algún canal infantil, iremos a preparar la comida. ¿Te quedas a merendar, Red?

―C-Claro señora... muchas gracias. ―nunca nadie me había invitado a comer a su casa. Soy un niño algo rarito, o al menos eso creo. La señora y el señor salieron de la habitación y nos dejaron a Arthur y a mi solos. Estabamos viendo un programa infantil, pero nos aburrimos y comenzamos a cambiar el canal. Entonces encontramos un programa donde dos adultos estaban besándose. Ella lo miraba a el y de pronto se dieron un beso mientras se decian "Te amo". Arthur y yo nos miramos mutuamente, no sabiamos si sorprendidos o algo asqueados.

―¿Por qué las personas hacen eso? ―preguntó Arthur. Yo ya sabía por que, pero el era muy pequeño para saberlo. Era mi oportunidad con el.

―Porque es como se saludan los amigos.

―Entonces... ¿tu y yo debemos saludarnos asi?

―Si pero debemos mantenerlo en secreto, porque a los papás no les gusta que los amigos se saluden así. ¿Entiendes?

Arthur sonrió con inocencia y asintió. Entonces me acerqué a él con lentitud y le di un suave beso en los labios. Cuando me aparte estaba rojo. Arthur aun tenia los ojos entrecerrados, y sus mejillas estaban levemente rojas. Se veía realmente lindo.

―Tus... labios son muy suaves, Red.

Sonreí con alegría. Supe entonces que Arthur entendía que su lugar era junto a mi.

Sin embargo, mi alegria no duro mucho tiempo. Pasamos 6 meses juntos, viendonos y besandonos a escondidas. Siempre le daba los mismos besos suaves, porque me gustaba verlo esperar esa lentitud y esa delicadeza. Pero esos besos terminaron un día que encontre a Arthur llorando, y al preguntarle la razón el solo dijo "Ya no viviré más en Japón".

―¿Red?

―¿Qué?

―Puedes... ¿prometerme algo antes de que me vaya?

―S-si... claro...

―Prométeme que... si algun día volvemos a vernos... volverás a darme esos besos tan suaves como siempre.

―Lo... lo prometo...

Ese día solo sentí que algo se rompió dentro de mi. Días después vi como el camión de mudanza recogia todas las cosas de la casa, y luego Arthur parado frente al auto de sus padres, abrazando un pequeño oso que yo le habia regalado. Su carita estaba roja, su boca hacia un pucherito y sus ojitos estaban empapados. Era enternecedor, y tan triste que no fui capaz de mirar más tiempo.

Lo vi marcharse. Vi su auto alejarse de la casa, y no pude retener las lágrimas un segundo más. Lloré como un niño, porque el amor de mi vida se iba con todas mis ilusiones. Nuestras ideas de un futuro perfecto se desvanecieron cuando su auto abandonó la colonia. Mi corazón se rompió porque probablemente no volvería a verlo nunca, pero no rompería mi promesa. Si volvía a verlo, lo besaria lo mas suavemente que pudiera.

~De vuelta a la actualidad. Narrador omnisciente~

Red estaba sentado frente a la puerta de su habitación, con la luz apagada y el corazón hecho trizas. Sus ojos estaban empapados en lágrimas y sus puños se apretaban con fuerza para dejar de llorar. Sus ojos se abrieron y se levantó, dirigiendose hacia su cómoda. Abrió uno de los cajones, y extrajo una pequeña fotografía algo desgastada, de dos pequeños que se abrazaban con sonrisas alegres e inocentes con ropa desarreglada y cabello alborotado.

―Arthur... he cumplido mi promesa... pero detrás de la puerta no hay más futuro para nosotros...

Alguien comenzó a tocar la puerta de su habitacion y entró segundos despues. Era un chico más pequeño que Red, de cabello medianamente largo y oscuro y ojos seductores de color miel. Se quitó la camisa y se movió junto a Red, vio la foto que el sostenía y rodó los ojos haciendo una mueca. Se puso detras de Red y comenzó a desabrocharle la camisa.

―¿Otra vez con eso? ya olvídate de el. Para eso me tienes a mí, ¿o no?

―Si... supongo que si, Alec.

NOTA: OOOOOOOOHHHHHHHHH Ahora saben por qué a Arthur le gustan los besos suavecitos :3 no se acuerda de Red pero POR ESO LE GUSTAN SUS BESOS CARAJO! :v a que no se esperaban esto(? pobrecito Red, sufre porque Arthur no lo recuerda ): RED MI AMOR NO TE PREOCUPES, TE CONSEGUIRÉ UN UKE CON SENOS GRANDES(? Comenten que les pareció el capitulo!! díganme, que creen que hubiera pasado si Arthur hubiera sabido que este Red es el mismo del de su infancia? lo hubiera dejado follárselo? COMENTEN CHICOTS! Nos vemos en el siguiente capitulo de "Red necesita una puta"! Red y Alec en multimedia CHAUUU :3

Gotas de amor, sexo y mentiras (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora