Comencé a empacar mis cosas, quedaba solo una semana para volver a Roma, lamentablemente no habíamos podido reunirnos con Dante, mi trabajo estas últimas semanas había sido muy demandante y me habían pedido corregir manuscritos y supervisar la edición, ni siquiera había tenido un fin de semana libre y aunque hablamos a diario por teléfono, no era lo mismo.
Estaba corrigiendo los últimos manuscritos que me fueron enviados desde Milan, sobre una de las cajas que utilizaba como mesa, comenzaba a dolerme la cabeza cuando una llamada me sacó de mi concentración.
-¿Hola?
-amore mío
-hola Dante – sonreí
-¿Cómo estas?
-con mucho trabajo pero bien ¿y tu que haces?
-termine de editar una cesión y estoy agotado.
-Deberías descansar y no llamarme
-¿Y perderme la oportunidad de escuchar tu voz antes de dormir? Por supuesto que no – sonreí
-eres adorable ¿lo sabías?
-por supuesto- escuche su risa al otro lado del teléfono
-te echo de menos
-y yo a ti
-planeo viajar el martes
-¿de verdad no prefieres que vaya por ti?
-no, no es necesario son sólo un par de horas.
-avísame cuando estés cerca para ayudarte con las cajas
-gracias
Dante tenía muchísimo trabajo durante los días que siguieron, resulta que fue contratado para cubrir todo un desfile, la semana de la moda en Milan, era algo importante y no podía sentirme más orgullosa de él pero yo regresaba dentro de cuatro días y no estaba segura de poder verlo, me dije a mi misma que seria paciente, ya tendríamos muchos más días juntos.
Empaque todo y lo guarde en el auto, intente llamar a Dante pero no respondió así que conduje rumbo a Roma sin detenerme, extrañaría Florencia, era una de mía ciudades favoritas y la tranquilidad de sus calles no la encontraría en ningún otro sitio, aquellos techos anaranjados y calles de adoquines me despedían ahora en las primeras luces del amanecer.
Cuando iba a mitad de camino recibí un mensaje.
“lamento no poder estar ahí contigo para recibirte, pero si quieres puedes ir a mi departamento, deje las llaves en portería, no tendrás problema, nos vemos esta noche, te amo”
Me demoré mucho menos de lo que pensaba, para mi sorpresa Elisa y Marco me esperaban a la entrada del edificio, al salir del auto en lo primero que me fijé fue en el enorme anillo que llevaba mi amiga en su dedo anular.
-¡vaya! Esa cosa casi me deja ciega – dije dale un abrazo.
-te eché tanto de menos
-yo también-me giré hacia Marco y también lo abracé. – si no la cuidas crearemos un nuevo círculo en el infierno solo para ti – ambos reimos – estoy muy feliz por ustedes chicos de verdad
-gracias, todo fue por ti, si no hubieras estado bailando de esa manera tan sensual no me hubiera acercado -Eli le dio un codazo suave
-pero tiene razón
-te ayudo con tus cosas – los tres llevamos las cajas hacia el departamento y las sorpresas no se detenían, dentro estaba lleno de flores y globos, Laura y Sam traían gorritos de celebración, tiraron papel picado de colores sobre mi, mientras acercaban bonito pastel hacia mi.
-¡bienvenida! – gritaron
-oh no, chicas no era necesario que hicieran nada
-¡claro que si! Los gorros y los globos fueron idea de nosotras pero las flores las envió Dante -el corazón se me hinchó de amor y tuve ganas de llorar, habían flores de todo tipo, rosas, tulipanes, jazmines, freesias, todo olía de maravilla.
-¿estás bien? – Eli me rodeo los hombros con su brazo.
-si, es solo que…
-querías que estuviera aquí
- lo extraño mucho
La celebración estuvo preciosa, tener tiempo con mis amigas, compartir la felicidad de Elisa y Marco no podía pedir más.
-hay algo más que queremos decirles – Dijo Eli mirando a Marco
-ay, ya me da miedo que es lo que dirán – dije
-tenemos fecha para la boda – abrí mucho los ojos al igual que mis amigas.
-nos casamos el próximo mes
-¿qué? – dije
-¿pero que dices? – dijo Sam
-Marco tiene negocios en Milan, después de la boda estaremos allá tres meses y luego volveremos a Roma. – me sorprendió muchísimo pero me sentí aún más feliz por ella se le veía en los ojos lo ilusionada que estaba.
-recuerda lo del circulo-le dije a Marco y este río - apenas nos darán tiempo de buscar vestidos chicos
-o la despedida de soltera – dijo Sam, a pesar que me sentía sumamente feliz por mi amiga comencé a llorar, nos conocíamos hace tanto tiempo que me emocionó verla por fin encontrando a alguien que la complementara, Elisa me abrazó y le siguió Sam y Laura, éramos amigas y eso no cambiaría nunca.
Pasada la medianoche llegué al departamento de Dante, el aún no había llegado, encendí las luces, dejé mi bolso sobre l sillón y fui directamente a la cocina, no quise cenar así que me moría de hambre, saque algunos vegetales e hice un recordatorio debía decirle a Dante que debía ir de comprar al supermercado, no quedaban muchas cosas, cocine algo rápido, pasta con salsa de tomate y albahaca, cuando estaba casi todo listo escuche la puerta de entrada, me seque las manos y me acerque a la entrada, el llevaba un bolso colgado en su hombro que parecía muy pesado, al dejarlo en el suelo hizo una mueca de dolor y luego dejo otro, se llevo la mano al cuello y lo movió, se veía agotado, abrió los ojos y frunció el ceño, no se había dado cuenta que yo estaba aquí, me acerqué y el sonrió, había adelgazado un poco desde la ultima vez que lo había visto, me rodeo con sus brazos y hundió su rostro en mi cuello, acaricie su cabello con cuidado, lo había extrañado tanto, estuvimos varios minutos así, no nos dijimos nada, de hecho fui yo la que rompió el silencio.
-ven a sentarte, la cena está lista
-oh no, yo pensaba pedir algo
-debemos ir al supermercado a comprar, no tienes casi nada y por lo que vi en la basura solo has pedido comida, eso no te hace bien
-Gracias – Dante apoyó sus manos en mis hombros y dejo un beso en mi cuello
– ve a sentarte
-de acuerdo – se separo de mi y lo escuché arrastrar la silla, serví los platos y los llevé a la mesa, ambos nos miramos de hambre así que comimos en silencio hasta que no hubo nada más en los platos.
-estuvo delicioso, muchas gracias
-de nada ¿cómo estuvo el trabajo?
-agotador, no nos detuvimos en ningún momento, fue todo muy caótico, creo que desde que terminé mi carrera no trabajaba así, estoy fuera de forma
-no lo creo – me levante, tome su plato y el mío, besé su nuca cuando pasé por su lado y regrese a la cocina.
Al volver de dejar los platos en la cocina vi a Dante apoyando su rostro en su mano, se estaba quedando dormido, estaba muy cansado, pensé en darle algo para que se relajará así que fui a la habitación, encendí una de las velas aromáticas que el tenía sobre la mesita de noche, saque de mi bolso algunas cosas que había comprado en Florencia antes de regresar a Roma y regresé al comedor, acaricie su cabello y besé su mejilla.
-amor ven conmigo
-¿A dónde?, oh, creo que me dormí- tome su mano y el se levantó, me siguió hasta el dormitorio, me giré, aún tenia la mirada cargada de sueño, tome su rostro y le di un ligero beso que el quiso continuar pero me aleje, luego comencé a desabrochar su camisa hasta quitársela por completo, ¡Dios que guapo era!, continué desabrochando su pantalón y el suspiro.
-amore me encantaría hacerte el amor justo ahora, de verdad, muero de ganas pero no creo que dure más de un par de segundos, Siento como si mis músculos se hubieran transformado en gelatina – beso mi cabello mientras yo dejaba caer sus pantalones al suelo dejándolo solo en ropa interior.
-no te preocupes por eso, se que estás cansado, solo quiero que te relajes ¿de acuerdo?
-esta bien
-recuéstate en la cama boca abajo -parecía sorprendido al inicio pero hizo lo que le pedí, soltó un sonoro gemido cuando sintió la cama bajo su cuerpo, me desvestí rápidamente y me puse el pijama que había traído no era nada del otro mundo, solo un conjunto de dos piezas de satín color blanco que usaba en casa.
-la primera vez que vi tu tatuaje me dije a mi mismo que trazaría todo el contorno con la lengua -susurro volviendo a cerrar los ojos
-ya lo has hecho ¿no?
-no las suficientes veces – eso me hizo reír, tome el aceite de almendras que había traído para hacer masajes, me subí a la cama y me senté sobre su trasero con cada pierna a un lado de su cuerpo – cariño te sientes tan bien
-deja de hablar y relájate -dije depositando un beso en medio de su espalda, puse unas cuantas gotas de aceite en mi mano y luego las frote para calentarlas para así empezar masajeando sus hombros, Dante hizo sonidos cuando comencé. Empecé con los músculos de sus hombros que parecían rocas de lo tenso que estaba, estos se fueron relajando poco a poco hasta sentirse suaves bajo mis dedos, luego bajé por su espalda apretando con la yema de mis dedos varios puntos que parecían nudos, masajee su cintura, los gemidos de Dante me hacían perder la concentración pero no se trataba de mi esta vez, debía ignorar el incipiente calor que se alojaba en mi vientre al escucharlo y al tocarlo. Con cuidado le quité la ropa interior y el no opuso resistencia, frente a mi estaba tal vez el mejor trasero que había visto en toda mi vida, mil veces mejor que el mío, mis dedos tocaron la suavidad de su piel, masajee con cuidado cada zona y luego bajé por sus muslos, su cuerpo ya estaba muy relajado, no sentía nada de tensión en ninguno de sus músculos y cuando llegué a sus pies y ejercicio presión en la planta el dio un respingo.
-me haces cosquillas
-lo siento- pero cuando encontré la presión justa para que el no las sintiera me senti casi orgullosa.
La habitación estaba cálida, me había preocupado de eso también, a los pocos minutos Dante rondaba ligeramente, se había dormido lo cual era precisamente lo que buscaba, que se durmiera completamente relajado, me sigue a su lado dándole la espalda y nos cubrí con una manta, solo nos iluminaba la luz de la vela con aroma a lavanda, sentí su brazo rodear mi cintura y acercarme a él
-gracias -susurro en mi oído y sentí escalofríos, mi cuerpo siempre reaccionaba al más mínimo roce de su parte, estaba excitada más de lo normal cuando estaba a mi lado, lo había acariciado por todo el cuerpo y eso no había ayudado, al contrario me había encendido más, me concentré en cerrar los ojos e intentar dormir así que eso hice.
En la madrugada un ligero cosquilleo en mi entrepierna me despertó ligeramente, una mano envolvía mi pecho y trazaba caricias vagas de vez en cuando, sentía un aliento cálido en mi nuca, Dante movió sus caderas detrás de las mías y lo sentí muy despierto y luego se abrió paso entre mis piernas con cuidado, solo ejerció presión nada más ¿en qué momento me había quitado el pantalón del pijama? Sus labios acariciaron mi hombro y yo levante mi mano para acariciar su cabello
-¿qué tenía ese aceite?
-nada, solo era aceite de almendras
-entonces tienes manos mágicas, sono così caldo amore- Dante nunca ocupaba esas palabras para referirse a estar excitado que me sorprendió un poco.
-yo también lo estoy
-gracias al cielo -doblo una de mis piernas hacia adelante y se introdujo en mi sin dificultad, sentí sus dientes en mi hombro, no era doloroso, ni siquiera mordía con fuerza pero me pareció increíblemente sensual, marco un ritmo lento al inicio, tocando varios puntos dentro de mi, no habíamos probado esta posición y fue magnífico, me tomo de la cadera y se movió con libertad, quería tocarlo pero estar así no me dejaba así que me aferre al colchón, los gruñidos de Dante me llevaron rápidamente al orgasmo y fue violento, arrasador, a los pocos segundos el me siguió pero no se detuvo allí, siguió moviéndose pero a un ritmo más lento, sentía los temblores de su cuerpo al sentirme.
-Dante – dije
-un segundo – dirigió su mano a mi entrepierna y me acarició, cambió de posición sin salirse de mi ahora estaba de rodillas sobre la cama con el a mis espaldas, esto era salvaje y me encantaba, siguió moviéndose y yo perdí la capacidad de pensar, me acarició la espalda y luego se aferró a mis caderas, no me dio un minuto para pensar que estaba pasando, un segundo orgasmo me atacó sin previo aviso cuando volvió a acariciarme entre las piernas y el se vino nuevamente con violencia, sentía su vientre y su pecho mojados en sudor cuando se apoyó en mi, mis rodillas cedieron y cai sobre la cama, el salió de mi y sentí el vacío de inmediato, busco algo en la mesita de noche y sentí que me limpiaba luego se situó detrás de mi y me atrajo hacia el pero yo necesitaba mirarlo así que me giré, parecía preocupado por algo, quite el cabello de tu rostro.
-creo que…me excedí un poco
-¿Por que dices eso?
-moverte de esa forma como si fueras…ni siquiera te pregunte si querías hacerlo así.-le sonreí
-actuaste por instinto y me gustó-levanto las cejas
-¿de verdad?
-siempre estás calculando cada movimiento, preocupándote de que sea yo la que disfrute y me alegra haberlo hecho así , quería tocarte, si, pero tu me tocabas, saber que lo disfrutabas me excito muchísimo- sonrió
-no se que me hiciste con ese masaje pero siento que si no estoy dentro de ti otra vez voy a explotar
-solo quería que te relajaras no hice nada fuera de lo normal
-lo lograste y no me siento para nada cansado – me acerque y lo besé, me posicione sobre el y esta vez fui yo la salvaje que le hizo el amor.
Mientras descansamos un par de minutos antes que saliera el sol, decidí hablarle sobre Elisa y Marco.
-se casaran en un mes
-¿qué? ¿De verdad?
-si
-vaya – de pronto se levantó, sentándose en la cama.
-¿qué pasa? – me levante también cubriéndome el pecho con la sabana, Dante se paso una mano por el cabello.
-los pasajes a Paris tienen fecha para una semana más
-¿qué? Oh no, tengo que estar allá por el asunto de la casa.
-pero podemos ir y regresar el día del matrimonio.
-se supone que debo comenzar a trabajar de inmediato, iré a Versalles esa misma semana - el lo pensó un momento y yo lo dejé, no se me ocurría otra solución. – creo que no podré ir lo siento
-no te preocupes le diré a Elisa
-lo siento
-esta bien – me acerqué y besé su hombro.
-¡oh no! ¿De verdad? – dijo mi amiga
-si, me pidió que te diera sus disculpas, de verdad quería ir
-lo entiendo, es una pena, verlo en smoking o algo elegante hubiera sido un verdadero espectáculo -le golpeé el brazo.
Le ayudé a Dante a empacar sus cosas y las mias, enviaríamos todo por tierra un par de días antes así que debía estar todo preparado, así que aquí estábamos comiendo sobre una de las cajas que donaríamos, sentados en el suelo.
-lamento lo poco elegante que resulta esto – me dijo besando mi mano.
-sabes que no me importa eso, mientras estemos juntos.
-cuéntame ¿cómo van los preparativos del matrimonio?
-Elisa está como loca buscado su vestido, hemos recorrido todas las tiendas en Roma y nada
-conozco a alguien, te enviaré su dirección, visítenla tal vez ella puede encontrarle un vestido que le guste.
-¿de verdad harías eso?
-por supuesto y dile que no se preocupe por el precio, que solo elija el que más le guste, será nuestro regalo de bodas – se me llenaron los ojos de lágrimas y lo abracé muy fuerte, llené su rostro de besos y el se río- si hubiera sabido que esto te hacía feliz le hubiera regalado más ropa a tus amigas.
Acompañe a Elisa a una tienda que tenía prevista para comprar un vestido pero no lo encontró allí.
-¡maldita sea! No lo encontraré – tome laos de mi amiga mientras Laura y Sam intentaban consolarla.
-Dante me pidió que te llevara a un lugar.
-¿un lugar? ¿Dónde?
-lo sabrás cuando llegues allí.
Conduje hasta una casa al sur de la ciudad, mis amigas parecían confundidas, anuncié mi llegada y abrieron las enormes rejas, me estacione un poco más allá, había un jardín hermoso, nos recibió una chica que parecía ser la asistente de Génova, quien era la diseñadora que Dante me había mencionado, la seguimos, mis amigas estaban sumamente confundidas.
Entramos a la casa, nos dejó sin aliento, era preciosa, decorada de forma exquisita pero antes de poder hacer algo, Génova salió de una habitacion, era una mujer mayor, tal vez en sus cincuentas, tenía el cabello blanco por completo y vestia con colores vivos.
-madre di tutto ciò che è sacro! ¿Quién es Mía?
-soy yo – dije
-Mamma mia quanto sei bella! – me tomo del rostro y me beso ambas mejillas-Ven acompáñame.
Me tomo de la mano y me llevo hacia la sala, el lugar era exquisito pero no tuve tiempo de apreciarlo porque frente a mi habían varios maniquís con vestidos de novia preciosos.
-pensé que me moriría antes que Dante hiciera la llamada pero lo hizo, estoy tan feliz, eres preciosa, no entiendo porque no te presento antes, es un chico maravilloso, ambos tendrán una boda maravillosa.
-¿qué? Oh creo que hay una confusión, Dante y yo no somos los que nos cansaremos.
-¿ah no?
-no, lo siento – se sentí mal
-entonces…¡oh! – miro a mis espaldas - ¿es una de ellas?
-asi es, Elisa – Elisa se acerco una sonrisa nerviosa
-¡oh cariño! Ven aquí
Elisa se probó cada uno de los vestidos, todos se le veían hermosos y con cada uno contuve las ganas de llorar, esto estaba pasando, mi amiga se casaría. La mujer que nos recibió apareció en el salón.
-señora Génova, el señor Berardi llego, me giré y vi a Dante entrar con una gran sonrisa, Génova casi corrió hacia el y le dio un abrazo.
-querido mío tanto tiempo, crei que te habías olvidado de esta vieja
-por supuesto que no, he estado ocupado – respondió el
-supe que habías dejado tu trabajo de…-Genova nos miro con cautela
-no te preocupes, de hecho así nos conocimos con Mía, fue Elisa la que me contrató para celebrar su cumpleaños.
-las cosas del destino – Génova volvió su atención nuevamente hacia Elisa, Dante se senti junto a mi
-hola amore – apoyé mi mano en su mejilla y el me besó la comisura de la boca, me paso el brazo por los hombros y me acerco a el.
-hola cariño – le respondí, sus dedos trazaron círculos sobre mi hombro, mis amigas estaban flotando de alegría alrededor de Elisa y aunque yo también lo estaba no podía pasar desapercibidas las caricias de Dante.
-Pensavo che la tua fidanzata fosse venuta per il suo abito da sposa – dijo Génova y yo quise reír.
-Vorrei che lo facesse, ma non vuole sposarsi – Dante sonrió - lei non vuole che le metta l'anello – golpee su hombro con cuidado, Genova también sonrió.
-es una chica lista.
Elisa salió de la casa de Génova muy emocionada y caminaron hacia mi auto mientras con Dante nos quedábamos con Genova para despedirnos, ella me abrazó y tomó mi rostro, era una mujer increíblemente dulce
-espero que cuando aceptes desposar a este niño me hagas el honor de diseñar tu vestido.
-por supuesto que sí, el honor sería mío-me besó las mejillas y luego se acercó a Dante tomándole las manos.
-y quiero diseñar tu traje también
-por supuesto que si Gen, no dejaría que nadie más pusiera una mano sobre mi – nos despedimos de ella y caminamos tomados de la mano hacia mi auto, me di cuenta que Dante había traído su motocicleta.
-gracias Dante de verdad – Elisa lo abrazó por la cintura
-no debes agradecér, es lo mínimo que puedo hacer si me perderé la ceremonia – se al de el.
-es triste que no puedas venir
-si, lo siento
-puedes ir con Dante, nosotras iremos en tu auto- dijo Sam, hace tiempo que no subía a su motocicleta
-así mi me parece una excelente idea
-de acuerdo – le entregue las llaves a mi amiga mientras Dante encendía su bestia, me tendió la mano para que me subiera, me tomo las manos y las puso en su cintura, abrazando su cuerpo.
-extrañaba esto
-y a mi sigue sin gustarme esta bestia.
-¿por el accidente?
-ni siquiera me lo recuerdes.- el se giró un poco para mirarme.
-aquella vez fue importante que llorara por mi, no me refiero a que me gusto verte triste pero como me miraste, supe que era importante para ti.
-por supuesto que lo eras, me partió el corazón verte así y saber que esta cosa es la responsable.- Dante Sonrio
-te amo – sus ojos estaban brillantes, era hermoso y no solamente me refiero al exterior, todo el era precioso, en ese momento una idea se instaló en mi cabeza, tal vez por todo lo que estaba pasando a nuestro alrededor solo me dejé llevar, pero guardaría esa idea para más adelante.
-yo también te amo mí Dante.
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La pasión de Dante
RomanceDante tiene un trabajo peculiar, Mía es una chica que necesita una motivación para recuperar su vida.