Capitulo VII

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Abordamos el avión, mi asiento daba hacia la ventana y junto a mi estaba Dante, muy a mi pesar intenté que nuestros asientos estuvieran separados pero al vuelo casi no le quedaban asientos, así que me resigne, me dolía la cabeza y lo único que quería era dormir el resto del viaje, Dante, aunque se había mostrado afectuoso al verme ahora era como si quisiera ser lo más silencioso posible para no molestarme pero eso me molestaba aún más así que decidí hablar.
-¿Por qué me dijiste que Elisa te había contratado cuando no fue así? -giro su cabeza de pronto, abrió la boca pero no dijo nada -¿y?
-si te decía que fui por que me preocupaba no me ibas a creer
-¿Qué te hace pensar que no te creería? – el solo se encogió de hombros – no me gustan las mentiras, mucho menos cuando las dicen personas que me importan – me miró con esperanza y me sentí mal por eso. – a partir de este momento somos amigos, mejores amigos de hecho, para hacer todo esto creíble
-de acuerdo.
Solo Elisa sabía el miedo que sentía al volar, pude disimularlo muy bien mientras el avión despegaba o al menos eso creí porque Dante sin siquiera mirarme me tomo la mano y entrelazó sus dedos con los mios. Cuando el avión se estabilizó, me desabroché el cinturón y me acomode para dormir un poco a ver si el dolor de cabeza se me quitaba.

Dante
Mía apoyo la cabeza en su mano para intentar estar cómoda pero cada ciertos minutos se le caía luego la apoyo en el asiento donde estuvo varios minutos cómoda, sabia exactamente que sucedería a continuación y sonreí ante la expectativa, poco a poco el cuerpo de Mía comenzó a vencerlo el sueño y se inclino hacia mi hasta que por fin apoyó su cabeza en mi hombro, de sus labios salió un pequeño suspiro, tome su mano al saber ya que estaba durmiendo profundamente y apoyé mi cabeza en la suya acomodándose también para dormir.

No lo puedo negar, me sentía tremendamente decepcionado de Mía al aceptar ir a Londres y fingir casarse con Adrián ¿no era suficiente ya con lo que la había hecho sufrir? ¿Qué más quería ese hombre? ¿Quitarle el corazón, disecarlo y guardarlo como trofeo en su habitación? No permitiría que le hiciera daño otra vez.

Una vez que bajamos del avión, Mía llamó al coglione y dijo que habíamos llegado, yo por mi parte me encargué antes de viajar en hacer reservaciones en un hotel, cuando Mía colgó se lo comente y ella me agradeció. No tardo mucho en llegar el tipo, traía su auto y nos ayudó con las maletas.
-Hay suficientes habitaciones en nuestra casa para que se queden allí, ni hay problema con eso – Mire a Mía y ella pareció tímida , cuando estaba a punto de decirle al coglione que no nos quedaríamos en un lugar donde el estuviera, Mía interrumpió.
-tenemos reservaciones en un hotel no te preocupes
-¡oh! Entonces ¿ustedes están…?
-Coglione -susurre ganándome un apretón muy fuerte en la rodilla de parte de Mía – creo que eso no te incumbe – dije con una sonrisa falsa.
-lo siento – tome la mano de Mía y aunque esta se resistió le dediqué una mirada que solo significaba una cosa “es mejor que este tipo piense que estamos juntos" y al parecer lo entendió porque termino por entrelazar sus dedos con los míos, su calida mano era lo más que podía aspirar, ella ya no me quería ni siquiera como amigo y debía aceptarlo porque yo fui el causante de eso. – los llevaré a casa primero, mi madre tiene enormes ganas de verte Mía
-yo también quiero verla – sentí la angustia en su voz.
Llegamos a una casa en Queen's Gate gardens en South Kensingron, era un bonito barrio aunque me perturban que todas las casas fueran iguales, al menos en la fachada, el coglione nos invitó a entrar y la verdad me sorprendió lo grande que era el lugar, techos altos, candelabros en el techo, muebles modernos y todo el espacio era iluminado con luz natural lo cual lo hacía mucho más agradable, confirmado odiaba el lugar tanto como a Adrián.
Salió en nuestro encuentro una mujer menuda con el cabello corto a la altura de los hombros, parecía la típica mujer que se ve en los anuncios de crema antiarrugas, era guapa y se veía muy joven para tener un hijo de más de treinta años, con ella había una chica bastante joven que se quedó un pocos atrás.
-pequeña mía me alegro tanto de verte – le dio un abrazo muy maternal a Mía, vi como a esta se le llenaban los ojos de lágrimas, no querían soltarse ninguna de las dos, la mujer tomo el rostro de mía y le beso ambas mejillas -no sabes lo mucho que te extrañe me alegro mucho que estas de vuelta ¿cómo estuvo tu viaje?
-eh bien, fue perfecto
-me alegro mucho…¿y este muchacho tan guapo quien es? – de pronto se dirigía a mi , la mujer tenía un rostro muy expresivo y unos ojos amables, no se parecía en nada a Adrián.
- es Dante un amigo de la infancia - ¿lo era? Claro que no
-es un gusto de conocerla señora…
-Mariana – ella estiro su mano para que la estrechara pero la tome y le bese el dorso – que encantador eres querido, ella es mi hija Nadia.
-Hola, es bueno ver caras nuevas – dijo la chica
- vengan pasen tenemos asuntos que discutir -Mariana, Nadia y Adrián se adelantaron a nosotros
-¿amigo de la infancia? -le dije
-fue lo único que se me ocurrió.
Fuimos a la sala y allí nos sentamos en los enormes sillones que tenían, Mariana le pidió a una muchacha que parecía ser una de sus empleadas que trajera té en un casi perfecto acento británico. 
-Y querida ¿estas preparada?, Adrián me ha dicho que estabas un poco nerviosa
-bueno…si un poco ya sabes es un gran evento.
-claro que lo es no todos los días se unen familias tan importantes - ¿importantes? - ¿y tus padres cuando llegaran?
-yo…no creo que asistan, han estado ocupados, mi madre sobre todo
-la canciller debe estar muy ocupada en Estados Unidos - ¿canciller? ¡Por dios! Mía no se nada de ti.
-si, últimamente ha tenido más trabajo que de costumbre- la muchacha llegó con una bandeja con una pequeña tetera y varias tazas, las puso en la mesa frente a nosotros y comenzó a servir.
-por cierto tu habitación está preparada
-oh bueno te lo agradezco pero hemos…he reservado en un hotel – mía busco con desesperación los ojos de Adrián para inventar alguna excusa
-ya sabes mamá como son las novias, lo de la luna de miel y esas cosas, quiere disfrutar de sus últimas noches como soltera – mis manos se volvieron puños porque al decir esa última palabra la miro de una forma que no me gusto para nada.
-si eso – estuvo de acuerdo Mía – Además necesito de mi asesor de imagen para ese día aún debemos discutir que peinado llevaré, el novio de Dante me ha dado algunas ideas tambien- Mía casi se colgó a mi brazo y de pasada me lo apretó ya que se había dado cuenta que estaba ocupando de todo mi autocontrol para no tomarla y devolvernos a Italia en ese preciso instante, solo momentos después comprendí que papel jugaba yo en todo este asunto ¿asesor de imagen? ¿Novio?  O no cariño yo no iba a asumir el papel de un chico gay, pellizque suavemente la mano de Mía para que entendiera que no lo quería hacer pero paso su mano por mi espalda y me devolvió el gesto, sonreímos como idiotas frente a ellos, Nadia bajó la mirada como decepcionada por algo.
-entonces si la ayudarás debes ver el vestido para hacerte una idea
-Vamos Mía te ayudaré- dijo Nadia – tu también puedes venir Dante
-no creo que sea buena idea - interrumpio Adrián.
-hermanito tu cállate – le dijo de una forma muy dulce, esta chica me agradaba muchísimo.
Subimos unas escaleras y llegamos a las habitaciones, entramos a la que estaba al final del pasillo.
-tu espera aquí mientras Mía se pone el vestido, cuando esté listo te haré pasar ¿de acuerdo?
-esta bien
Espere en el pasillo varios minutos, al otro lado de la puerta se escuchaban risas y una conversación bastante animada al parecer, luego de lo que pareció una eternidad, Nadia abrió la puerta y me hizo pasar, a penas entrar no pude moverme , lo que vi frente a mi fue realmente un Angel, Mía llevaba un vestido precioso, no muy ostentoso pero con encaje en el pecho y mangas que daba la impresión que solo estuviera cubierta con flores, dejaba lugares bastante sensuales al descubierto, mostrando solo lo necesario, el encaje cubría también la parte de la falda, todo de un blanco radiante.
-respira – golpeo mi brazo Nadia
-lo siento
Me acerqué con cuidado mirando sus ojos avergonzados pensando que en cualquier minuto esa visión que tenía frente a mi se esfumara si cometía un error, mi corazón latió fuerte como hacia muchísimo no latía, me sentí extasiado, emocionado y una serie de emociones más que no comprendí.
-eres hermosa – fue lo único que pude decir, levante mi mano y acaricie su mejilla que estaba pintada de un bonito tono rosa
-que bonito verte feliz Mía -al escuchar la voz de Nadia me aleje inmediatamente – lo vi desde el momento en que cruzaron la puerta, ustedes están juntos me refiero a que son novios
-¿qué? ¡no! – negó Mía
-bueno entonces lo serán, no me importa de hecho pero me refiero a que por que aceptaste lo que te dijo Adrián, este matrimonio es una farsa, debiste decir que no, estaba casi segura que lo harías
-Nadia…quiero decirle la verdad a Mariana, es solo que no se como hacerlo.
-¿Adrián lo sabe?
-el piensa que haremos la ceremonia
-es mi hermano, lo amo pero es idiota, debió decirle a mamá desde el inicio nos hubiéramos ahorrado todo esto, me dolió mucho todo lo que hizo Adrián contigo, eres una buena mujer y no mereces nada menos que felicidad y por lo que veo este chico ni es gay ni es tu amigo, solo basta con ver la forma en que te miro, parecía que había visto a un Ángel- me sorprendieron sus palabras -Mia no dejes pasar mucho tiempo, dile a mi madre yo estaré con ella no te preocupes por su salud estará bien por ahora – Mía me miró asustada, claro que lo estaba.
-ella está tan ilusionada con esto
-lo sé y eso es lo que más pena me da -en ese momento entro Mariana y al igual que yo se quedó embelesado mirando a Mía.
-¡oh mi niña! – se acercó a ella y tomó sus manos – te ves bellísima, no puedo esperar a verte ya lista –Mía me dedico una mirada llena de pánico, debía sacarla de allí.
-por cierto creo que debemos ir al hotel , debemos hacer el check – in además el viaje nos agotó – dije mirando a Nadia para que entendiera lo que sucedía
-por supuesto – dijo ella, yo fui con Mariana y la acompañe a la puerta.

La pasión de Dante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora