Capitulo X

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Dante

Mientras dormía junto a Mía el timbre sonó, era temprano pero el sol comenzaba a iluminar el cielo, moví a Mía con cuidado y se acomodó sobre las almohadas, ¡Dios! Era preciosa, me acerqué, besé su hombro, me puse mi ropa interior y salí de la habitación rumbo a abrir la puerta
-¿qué día mis pasa Luca por que vienes tan temprano?
-no vendría tan temprano si respondieras el maldito teléfono y fueras responsable – el entro como un torbellino a la sala.
-¿Me perdí de algo?
-¡faltaste a una cita! Se suponía que anoche debías estar con Débora en la cena de beneficencia de la fundación Wellington ¿lo olvidaste?
-¡Maldita sea! Lo olvidé por completo, Luca lo siento yo estaba…ocupado.
-Entre las piernas de alguna mujer me imagino ¿no será de esa chica de la que hablaste, ya te agarro de las bolas?
-No hables así, y creo que no te importa lo que sucede entre nosotros.
-existe un contrato, acabamos de perder varios cientos ¿la chica pagará por el tiempo perdido o que?
-¡Baja la voz!
-¿Sigue aquí? Pensé que te la cogerías y terminarías con esto rápido.
-ella no...como sea, ¿qué haremos?
-no se, debo volver a hablar con el cliente, intenté que volviera a agendar pero se niega, ese contrato es importante.
-dile que lo que sea que pida lo tendrá, sabes mis límites.
-de acuerdo lo intentare – Luca era mi amigo pero a veces era un desgraciado
-ahora por favor vete de aquí – levanto las manos en forma de rendición.
-escúchame, si esa chica sigue rondando por aquí, todo lo demás no va a funcionar mucho menos si alguien se entera que tienes novia.
-no es mi novia
-bien, por qué si quieres tirar todo por la borda avísame primero para estar preparado.
-¡ya vete! – le cerré la puerta y me quedé un momento allí pensando en lo que me había dicho Luca, no renunciaría a Mía y si debía sacrificar cosas por estar con ella, lo haría.
Regrese a la habitación y vi que se había acomodado hacia el extremo de la cama en posición fetal, abrazaba una almohada, estaba profundamente dormida, me acosté junto a ella, no quise perturbar su sueño así que me quedé mirando el techo hasta que el sueño me venció.

Desperté debido a que había olvidado cerrar las cortinas y el sol entraba de lleno a la habitación, extendí mi brazo t busque a Mía pero solo encontré sábanas frías, me apoyé en los codos, mire a mi alrededor, ella no estaba  ¿dónde había ido?, me levante rápidamente, revisé el valor, nada, luego bajé las escaleras, la sala, la cocina, nada ¿se había marchado? ¿Por qué?, sobre la mesa donde dejaba las llaves había una nota, eso no estaba allí antes, me acerqué y la tomé, estaba doblada a la mitad y al abrirla me di cuenta que había dinero, bastante, la nota solo decia “Grazie è stato un piacere”. ¿QUE? ¿QUE DIABLOS SIGNIFICABA ESTO? No iba a esperar, me vestí rápidamente y salí rumbo a casa de Mía con la nota en la mano.

Llame a la puerta varias veces, hasta que Elisa abrió.
-¿Dante? ¿qué estás…?
-¿Dónde esta Mía? – dije entrando sin siquiera pedir permiso, estaba tan molesto.
-ella…-Mia salió de su habitación, secándose el cabello con una toalla, ¿por qué me sentía tan idiota cada vez que la veía? Era como estar mirando el mismo sol, podría dañarte pero era imposible no mirarlo, pero necesitaba una explicación, ella me miró sorprendida.
-¿qué mierda significa esto? -le dije tirando el sobre en la mesa, ella lo miró reconociéndolo claramente.
-fue por ocupar tu tiempo
-¿qué? de que hablas?
-yo…esperare afuera – dijo Elisa y salió del departamento.
-¡no soy un maldito gigoló Mía! Acabas de pagarme por sexo.
-pagué por tu tiempo no por sexo
-¡es lo mismo! – me rasque la nuca para calmarme – nosotros no tuvimos sexo Fiore, creí que ya lo sabías, además “¿gracias, fue un placer?” ¿lo fue? ¿Fue solo placer lo que sentiste anoche? -me acerqué a ella, retrocedió y su espalda chocó contra la pared, no tenía escapatoria, me miraba como un ciervo asustado y yo era un Puma muy hambriento, la tome de la cintura, acercando la a mi cuerpo, note que no llevaba sujetador y me volví loco.
-¿sentiste placer fiore? ¿Fue eso lo que te di?
-Dante…- levante su pierna y la enganche a mi cadera, mi mano recorrió su cintura, luego la metí dentro de su pantalón de pijama, no llevaba ropa interior, gemir cuando la sentí tan preparada para mi, casi se deshizo en mi mano, sus dedos buscaron el botón de mi pantalón y lo desabrochó, estaba tan desesperada como yo por sentirla, bajé un poco el pantalón y mi ropa interior, luego la levante en mis brazos y ella se deshizo de sus pantalones, volvió a poner una pierna en mi cadera y me guie en su interior, se aferró a mis hombros.
-respóndeme Fiore ¿te di placer?
-oh…si – sentí sus labios en mi cuello, esto no iba a durar mucho, Mía por suerte llego primero, me moví un par de veces más y me vacíe en su interior solo en ese momento me di cuenta que no nos habíamos protegido, la mire asustado, ella se veía completamente saciada, me miró no entendiendo mi expresión.
-lo siento tanto, no me protegí – ella suspiro y me sonrió
-uso la inyección – respire profundo más aliviado que otra cosa
-no he estado con nadie en meses, estoy limpio.
-también yo
La ayude a vestirse nuevamente, y luego de eso la abrace.
-por favor no vuelvas a marcharte de esa forma, es cierto lo que te dije, voy a querer más Fiore, quiero más – acaricie su rostro pero ella parecía aún reacia.
-escuche tu conversación hoy en la mañana ¿fue mucho dinero el que perdieron?
-eso no debe preocuparte Mía - la besé de la manera más tierna que pude – ahora solo importamos nosotros
-¿nosotros?
-no pretendo alejarme de ti en un futuro cercano. – me sonrió no muy convencida, mientras en mi cabeza comenzaba a comprender que acababa de hacer – lo siento
-¿Por qué?
-no mereces que te tome de esa manera, no contra una pared, lo siento
-esta bien, una fantasía menos que cumplir- esta vez si reía genuinamente, había algo en sus ojos, sentí que me estaba desafiando en silencio.
-entonces…¿hay más de esas fantasías?
-tal vez – aunque hubiera querido cumplir en ese preciso momento todas y cada una de ellas, debía solucionar el problema de Débora Lombardo.
-debo marcharme pero ven a mi casa esta noche, quédate conmigo.
-de acuerdo – besé su frente y su mano luego me marché de allí.

Estaba esperando a la señorita Lombardo en una cafetería, ya llevaba quince minutos de retraso, cuando estaba a punto de levantarme ella entró, se que no tenía derecho a molestarme porque yo la había dejado plantada la noche anterior.
-Señor Berardi – dijo de forma solemne, me levante por educación esperando que se sentara.
-señorita Lombardo
-supongo que quería discutir sobre lo que aconteció anoche
-asi es, vine a disculparme personalmente, lo lamento muchísimo.
-crei que era profesional
-lo soy y créame esto nunca ha pasado antes.
-bueno, no soy quien para poner en duda eso pero estoy satisfecha con el arreglo que hizo el señor Sotelo - ¿arreglo? Debía hablar con Luca.
-¿ah si? Me alegro muchísimo.
-bueno señor Berardi como siempre es un agrado conversar con usted pero tengo asuntos importantes que atender, así que si me disculpa.
-por supuesto, no le quiero quitar tiempo.
-nos vemos
-adios.
Apenas la chica se fue marque el número de Luca.
-Dime Dante
-¿qué es eso del arreglo con Lombardo?
-¡ah eso! bueno ella estaba bastante molesta y no había casi nada que pudiera ofrecerle para que recuperaremos su contrato – no me gustaba para nada como sonaba ese “casi nada"
-¿y? ¿Qué ofreciste?
-seis meses
-¿seis meses? ¿Qué se supone que significa?
-un contrato por seis meses.
-no me digas que es lo que creo que es
-no se que crees pero se trata de un contrato de noviazgo,  tengo todos los antecedentes aquí, pasaré por la tarde a tu casa y te los dejaré. – ni siquiera me despedí, solo le colgué.

Decidí dejar de pensar en aquellos seis meses que me esperaban y fui de compras al mercado, quería preparar algo lindo y agradable para Mía. A pesar que tenía un monto de cosas en mente, pensar en ella me tranquilizaba y me sentía completamente lleno de energía, compre tulipanes y varias cosas más.
Quedaba poco para que Mia llegara, prepare la mesa, la cena ya estaba lista  prepare spaghetti alla carbonara, no por que lo hiciera yo pero me había quedado delicioso, lo acompañaría con un vino blanco, de postre había helado de chocolate y frambuesas enteras, no era la gran cosa pero esperaba que a Mía le gustaran, cuando todo estuvo listo me apresure a cambiarme de ropa ¿por qué me sentía tan nervioso?. Tocaron el timbre mientras aún me estaba arreglando el cabello, me miré al espejo y respire profundo y me apresure a abrir la puerta, allí estaba Mía, como adoraba su nuevo estilo de cabello, llevaba un vestido color granate, lo primero que noté fue que como se abría el vestido, con un pequeño lazo en la cintura, decía recordar eso para más adelante, si bien el escote no era muy pronunciado, dejaba al descubierto una deliciosa porción de piel, noté que no llevaba sujetador y casi me acerco solo a tocarla y comprobar si estaba en lo cierto.
-hola – dijo, me aclaré la garganta, estaba siendo descortés.
-Hola fiore – me acerqué la abracé un momento y luego la dejé ir-pasa por favor
-gracias, ¡vaya! Huele delicioso – no me contuve, le tomé el rostro y la besé, ella gimió debido a la sorpresa, si antes estaba nervioso ahora me sentía emocionado, Mía me abrazó por la cintura y me respondió el beso.
-te ves preciosa -ella sonrió
-siempre me lo dices – parecía avergonzada
-por qué es la verdad, vamos sentémonos, la cena se enfría
La ayude a acomodar su silla, aunque ella quería ayudarme, no se lo permití, luego serví los platos, ella al verlo me miró asombrada, me sentí bien al ver su reacción y luego cuando probó ella uno sus manos, aplaudiéndome.
-gracias
-¡esto está delicioso! ¿Cómo se llama?
-Spaghetti alla carbonara – respondí, Mía le dio un sorbo al vino que le había servido.
-y esto está increíble - se refirió al vino
-fue un regalo de mi hermano
-¿el sabe de vinos?
-es enólogo en una viña en la Toscana
-vaya
El resto de la cena lo hicimos en silencio, solo con ella esos silencios eran agradables, intercambiamos miradas y sonrisas. Cuando terminamos la cena, ella se levantó y llevó los platos a la cocina, me levante y fui a sacar el postre del refrigerador, los deje sobre la mesa y cuando Mía se acercaba la tome de la cintura y la senté sobre mi regazo, ella sonrió nerviosa.
-hay más sorpresas – dijo
- tengo muchas
-me gustan las sorpresas – envolvió mi cuello con su brazo, acerque el postre, tome una frambuesa y la acerque a su boca , me miro con una sonrisa pícara, abrió la boca y la roce con la fruta, la humedad dulce se esparció por sus labios, luego la empuje con mi dedo dentro de su boca, no esperé, uní mis labios con los de ella y al introducir mi lengua sentí el jugo de la frambuesa estallar en ella, escuche su jadeos al sentirme pero se alejó de mi, esta vez ella tomo la fruta, al inicio no sabia que pretendía hacer hasta que la dejo sobre mis labios y me dio a entender que no la comiera aún, tomo mi rostro y mordió la frambuesa dejándome bastante asombrado, como el resto y la observe fascinado mientras ella se lamia los dedos. Sentía la tensión en el aire pero no quería apresurarme, una vez que terminamos el postre, le pregunté si le apetecía ver alguna película ella acepto y nos sentamos en el sillón, ella se sentó apoyando la espalda en mi pecho y yo la envolví con mi brazo mientras que mi mano libre jugaba con sus dedos, podría acostumbrarme a esto, ella rondando por mi casa, tardes completas abrazados, daba miedo pero me gustaba la idea.
Mía estaba muy concentrada viendo la película, yo no podía estaba demasiado distraído con el aroma de su cabello y la forma en que se movía su pecho al respirar, ¿quién era esta chica y por que me sentía así con ella? Un par de veces me había dejado llevar por mis deseos pero solo duraba un momento, con Mis era como estar permanentemente excitado y aunque saciará mi deseo por ella este no hacia más que incrementar con el tiempo, solo fui consiente de lo que dije cuando Mía de enderezó y me miró sorprendida.
-quiero que vengas conmigo el próximo fin de semana a Milán.
-¿qué?
-es el cumpleaños de mi madre y todos los años lo celebramos juntos.
-Dante yo…
-tranquila si te sientes cómoda puedo presentarte como quieras frente a ellos.- al ver que dudaba me apresure a animarla – te quiero llevar a uno de mis lugares favoritos, lo amarás te lo aseguro. – lo pensó un momento y luego me sonrió.
-¿cómo quieres presentarme? – pregunto, era una pregunta difícil
-No lo sé ¿cómo te sientes cómoda?
-¿amiga? – sonrió muy divertida
-¿amiga con derecho?
-creo que tu familia no necesita tanta información.
-aun no – susurre, volvió a su posición y seguimos viendo la película.
No podía seguir viendo el cuerpo de Mía tan dispuesto sin hacer nada, de vez en cuando ella movía las piernas, juntándolas y suspirando pesadamente, no ayudo tampoco que la película comenzará a mostrar una escena de amor de los protagonistas, el actor pasaba su lengua por el cuerpo e la chica y sentí como Mía se estremecía , al mirar hacia ella me di cuenta que su excitación se hacía evidente en su pecho, marcando de forma deliciosa y tentadora sus pechos bajo la tela de su vestido, sonreí, esto se sentía como una dulce tortura, me aclaré la garganta cuando los actores comenzaron a moverse a un ritmo familiar, el sobre ella, la piel de mía se erizó, estaba imaginando o recordando algo tal vez, con sumo cuidado baje mis manos y con mis dedos roce su pecho sin llegar a tocar aquella preciosa protuberancia, ella suspiro pero no dijo que me detuviera, sus piernas volvieron a moverse, no necesitaba meter mi mano en su ropa interior para saber que estaba húmeda para mi. Baje poco a poco y mi dedo índice y anular hicieron círculos sobre su pezón, ella se retorcido con mi toque, no era suficiente y lo sabia, deslice mi mano por su cuello, su clavícula hasta que mis dedos se aventuraron bajo la tela del vestido, me felicité a mi mismo al confirmar mis sospechas, no estaba usando sujetador, abarque todo su pecho con mi mano, lo masajee suavemente, ella no apartaba la mirada del televisor pero movió su trasero sobre el sillón, la actriz gimió fuerte cuando el la giró levantando su trasero y embistiéndola por atrás mientras le daba un par de palmadas en el trasero, mi mano se congeló en su sitio y Mía parecía haberse tensado, incluso pude escuchar como tragaba saliva, por como reacciono su cuerpo supe que eso no le había agradado nada y su libido había bajado, quite mi mano de su vestido, la verdad que yo también sentí ese bajón, la brusquedad en la cama no era lo mío, en ni un momento podría pensar en golpear a una mujer ni siquiera si con ello ella sentía placer.
Después de aquella escena Mía perdió total interés en la película, incluso intentaba no verla, se distraía mirando nuestras manos unidas o incluso hacia la ventana, algo no iba bien, era claro que a mi me había incomodado la escena pero parecía que para ella era algo más.
-¿estás bien? -le pregunté
-si
-te molesto la escena
-no fue…buena – al decir eso ultimo su voz sonó extraña.
-¿que pasa? – ella se alejó de mi, sentándose derecha mientras observaba sus manos sobre su regazo.
-una vez…lo intentamos, me refiero a hacerlo de esa forma
-oh – se refería a Adam
-al inicio creí que lo que sentía cada vez que su mano se estampaba en mi piel era placer pero la verdad es que no me agradaba pero a el parecía que si así que no le dije que se detuviera.
-con esas cosas se debe decir inmediatamente si se está de acuerdo o no
-lo sé, pero no era la gran cosa pero ese no fue el problema, luego de esa vez el era brusco casi todo el tiempo que estábamos en la cama, como si algo hubiera cambiado en el. Nada volvió a ser lo mismo.
-¿te pidió que lo hicieran otra vez?
-no, eso era lo más extraño, no volvimos a hablar del tema. ¿tu lo has hecho?
-no, una chica una vez me lo pidió pero me negué, no podría ceder ante esas peticiones aunque fuera por su placer, no quiero ser partícipe si el placer viene con dolor, hay personas que creen que van de la mano pero para mi no.
-¿y si amas a la persona que te lo pide? ¿Lo harías?
-no lo sé, no creo ser capaz y sufriría más yo que ella si lo hiciera, dañar aunque sea por placer…no lo se es complicado.
-lo es – levante mi mano y acaricie su mejilla
-me encanta ver como la piel de una mujer se sonroja debido a la excitación de las caricias, es mucho más gratificante – la forma en que me miro me desarmó, era como su toda la ternura se hubiera acumulado en sus ojos e iba dirigida a mi, se inclinó y me dio un rápido beso pero cuando se alejó no pareció satisfecha, la sentía un poco tímida, lo meditó unos segundos y luego tomó mi rostro y esta vez el beso fue mucho más intenso, me quedé allí sin saber que hacer mas que responderle, quise invitarla hacia el sillón pero ella tenía otra idea en mente, novio sus piernas y se sentó a horcajadas sobre mi, me sorprendió ver un gran corte en el vestido que dejó al descubierto su pierna aproveché y metí mi mano por allí acariciado su piel, ella tomo mi mano libre y la puso en su cintura justo donde el vestido se unía con un fino tirante, enrede mis dedos en el y tire, el vestido se abrió como una bata dejando la piel desde su cuello hasta su vientre al descubierto, no quedo nada más a la vista, sus manos estaban en mi rostro, inclinó mi cabeza hacia atrás y atacó mi garganta , sentí como su lengua recorría mi manzana de Adán y sentí un escalofrío ¿era esa una de mis zonas erógenas? No tenía la menor idea pero me encantó, luego sus labios recorrieron mi cuello hasta situarse en la parte baja de mi oído y me susurró.
-hazme el amor Dante – su voz ronca fue un afrodisiaco para mi cuerpo, la tome en brazos y la lleve escaleras arriba, hacia mi habitación. Al dejarla sobre sus pies lo primero que hice fue mover su cabello hacia detrás de sus hombros, luego pase mi mano desde su cuello, bajando por su pecho hasta su estómago, ella solo cerró los ojos, desde aquella noche al teléfono sentía la urgente necesidad de hacer algo y sabia que nuestra primera vez sería muy precipitado pero ahora, ahora podía intentarlo. El vestido aún colgaba de sus hombros, lo dejaría allí , la prenda le daría un poco de seguridad, me incliné y bajé su ropa interior hasta que esta se deslizó por sus piernas hasta el suelo, luego me arrodille frente a ella, no sabía que estaba haciendo hasta que deposite un beso en su bajo vientre, ella se estremeció y apoyó sus manos en mis hombros, levante su pierna aprovechando su distracción y la puse sobre mi hombro, la ataque casi de inmediato, su sabor estalló en mi lengua y quise beber de ella, sentí sus dedos entre mi cabello, sus gemidos poco a poco se tornaron más altos, la recorrí con mi lengua ¡por dios! Era pequeña incluso en su anatomía ¿cómo no me di cuenta antes? Debía esta vez dejarla tomar la iniciativa, pensé que tal vez la primer vez había sido demasiado brusco, dudas nublaron mi mente y cuando sentí que Mía tiraba de mi cabello se esfumaron, respiraba agitada, me levante con cuidado y sin dejar de afirmarlo ya que sus piernas temblaban, temia que cayera. Al llegar a su altura sus ojos estaban entre cerrados, podía sentir por los leves temblores que recorrían su cuerpo que aún sentía las oleadas de su placer, me quité la ropa con rapidez no quería perder el tiempo, me senté en la cama, la guíe para que se sentara sobre mi y eso hizo, nos arrastre hacia el cabecero de la cama, luego ella me besó con fuerza, sus manos bajaron por mi pecho y sus uñas rasguñaron ligeramente mi piel, fue una sensación exquisita, comprendía que poco a poco comenzaba a despertar una versión de Mía más salvaje. Me deshice de su vestido dejándolo para cubrir sus caderas y quedamos completamente desnudos, me incliné para buscar un preservativo en la mesita de noche, Mía siguió mis movimientos cuando comencé a abrirlo ella me lo arrebató de las manos, lo miró y luego me miró a mi.
-me sentí mal cuando te levantarte tan rápido y fuiste al baño, creí que había algo mal, algo que no te gustó, luego me dijiste que te habías levantado para ir a quitártelo. ¿Podríamos no usarlo esta vez? Ya lo hemos hecho sin el.
-¿segura? – ella asintió - de acuerdo 
Me tomo en sus manos y yo perdí la capacidad de respirar, para no quedarme sin hacer nada tome su pecho y lo metí en mi boca, no se que loción usaba pero sabía dulce, como vainilla o chocolate, tendría que preguntarle, sus caderas se movieron y yo estaba listo, cada cierto tiempo tenía que alejarme de ella para respirar.
-eres tan suave – me susurro no como si quisiera decírmelo si no más bien como un pensamiento en voz alta, yo sonreí satisfecho. De pronto levantó sus caderas y me preparé para el momento, me guio con cuidado y muy lentamente en su interior, solté todo el aire que tenía contenido y ella jadeo en respuesta, cerró los ojos y no me dio tiempo de reponerme porque comenzó a moverse casi de inmediato, no había lejos sensación que esta, tener sexo era placentero pero hacer el amor estaba a otro nivel, mirar a los ojos a la persona que amabas y saber que sentía lo mismo por ti era alucinante…¡espera! ¿Qué acababa de decir?.
-¿que pasa? – Mía había dejado de moverse y examinaba mi rostro acariciándolo con sus manos.
-Nada
-¿estás conmigo?
-claro que estoy contigo fiore – apoyé mi mano en su nuca y la otra en su espalda pegando su pecho con el mío y fui al encuentro con sus caderas ella gimió en respuesta, ella se aferró al cabecero de la cama para impulsarse, no pide dejar de darle vueltas a lo que había pensado, definitivamente tenía sentimientos por Mía pero ¿amor? ¿Era amor? Mire sus expresiones y sentí que mi corazón latía fuerte pero había algo allí, lo supe cuando nuestras miradas se encontraron, ella tomo mi rostro y me besó de manera dulce, la amaba, ¡Diablos! Si la amaba, sonreí completamente feliz ella me miró confundida pero también sonrió sin saber que sucedía.
Me moví con mucho más vigor, echó la cabeza hacia atrás donde dándome libre acceso a su cuello, mis labios sucionaron su piel con fuerza solo después de lo que había hecho me arrepentía le quedaría una marca, susurre un “Lo siento" pero mía estaba distraída en su maravillo orgasmo, gimió fuerte y sentí lástima por nuestros vecinos, pero no se detuvo allí  me miró con una intensidad que me quitó el aliento, su cabello despeinado,  sus labios hinchados y un rubor que cubría tanto sus mejillas como su pecho me dio a entender que no se detendría por nada del mundo hasta que tomara todo de mi y yo se lo daría encantado.
Mi mano guió sus caderas entre movimientos lentos, con la que me quedaba libre la acaricie, entre las piernas, ella tembló ligeramente y se mordió el labio, era preciosa verla en este estado, salvaje y sensual todo en ella irradiaba sexualidad en ese momento, era como Afrodita y yo un simple mortal a su merced dispuesto a darle todo el placer que necesitara. Nuevamente su cuerpo se convulsionó y me arrastró con ella, apoyé mi cabeza en su pecho mientras ella se aferraba a mi, mi cuerpo tembló en varias ocasiones mientras me vaciaba en su interior incluso después, sus dedos acariciados mi cabello de forma distraída, ambos estábamos agitados y sudorosos, se apretó a mi alrededor y creí que morir, solté un gemido y sentí una carcajada retumbar en su pecho.
-eres malvada – le sonreí, ella quitó mi cabello de la frente en un gesto de una ternura absoluta casi maternal, sentí que mi corazón se deshacía pero inmediatamente nacía uno nuevo y que ahora solo latía por una persona, tenía miedo de decirlo pero debía enfrentarlo de una vez, no podía guardarme esto
-¿qué tienes? – ella aliso mi ceño fruncido
-te amo – al inicio no hubiera reacción ella solo se limitó a mirarme pero fue como si mirara un punto lejos de mi
Ella se levantó, se puso rápidamente el vestido para cubrirse y se dirigió hacia el baño, me apresure a seguirla ¿me había equivocado? Me sentí aterrado de que tomara sus cosas y saliera corriendo de mi casa, esperé un momento escuche el agua del lavamanos correr, golpee la puerta.
-¿Mía? Por favor lo siento – espere varios minutos hasta que escuche que el pestillo se abría, entre con cuidado, ella estaba frente al espejo con los brazos cruzados – no di decir eso
-no, debes decírmelo, dime todo lo que sientas o lo que piensas quiero saberlo – se limpió el rostro con la mano, estaba llorando.
-oh lo último que quería era que te sintieras así  lo siento tanto – me acerque, ella se giró y me detuvo poniendo una mano en mi pecho.
-¿eso es lo que sientes por mi? – ella seguía llorando yo solo quería abrazarla
-si – suspiro y luego una sonrisa apareció en sus labios, ahora estaba confundido no sabía si estaba triste o feliz, se acercó y rodeó mi cuello con sus brazos, estaba de puntillas para alcanzarle, me incliné un poco, tome su cintura con mis brazos y la senté en la encimera del baño para que estuviera a mi altura me posicione entre sus piernas. -no quise asustarte
-no me asustaste, me sentí…abrumada
-¿y eso?
-porque lo vi en tus ojos, algo cambió mientras estábamos allí y me preocupó, tú rostro no mostraba ninguna expresión como si estuvieras pensando algo muy profundamente.
-algo estaba haciendo, algo que requería profundidad ciertamente – ella sonrió y eso exactamente quería lograr, golpeo mi brazo con suavidad.
-hablo enserio
-también yo, se que no sientes lo mismo por mi pero también se que es algo parecido al amor ¿o me equivoco? – necesitaba confirmación .
-lo es, dame tiempo debo acostumbrarme a todo, a lo que haces, a…verte con otras mujeres eso es lo que más enferma me pone.
-¿enferma?
-es un sentimiento horrible, egoísta, te quiero para mi Dante y no me agrada esto.- la abracé con más fuerza, lo que ella no sabía es que ya era tarde, era suyo completamente.

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