Llegamos al lugar, me sorprendió que eligieran el Palacio Colonna como lugar para la celebración, era un sitio precioso, estaba todo iluminado desde abajo y le daba al edificio un aspecto misterioso, Marco nos ayudó a salir del auto, dejé mi abrigo dentro y entramos las dos tomadas de su brazo, había mucha gente. Tenia un enorme jardín, precioso por supuesto y que decir de los salones, era un sueño estar aquí, ahora no me sentía tan ridícula usando un vestido, un hombre nos acercó, Elisa dio nuestros nombres y nos dieron la bienvenida, tendríamos a un anfitrión que nos explicó la historia del lugar, estábamos sobre ruinas romanas, esta era un edificio el cual albergaba una colección enorme de arte que había adquirido la familia Colonna, me parecía todo muy interesante, pasamos al salón principal, era un lugar enorme y de un lujo que en mi vida había visto, las paredes llenas de pinturas, habían esculturas pero el techo era alucinante, era todo frescos preciosos, en medio había una pasarela que ocupaba la mitad del lugar y no tenía más de dos metros de ancho, alrededor de esta habían muchísimas sillas y en un costado una tarima.
-gli affreschi furono dipinti da Filippo Gherardi, Giovanni Coli, Sebastiano Ricci, e Giuseppe Bartolomeo Chiari – anunció nuestro anfitrión.
Realmente me quedé sin habla, pasamos varios minutos admirando el lugar, luego alguien llamó a Elisa y ella tuvo que marcharse, nos quedamos con Marco en un costado.
-¿habías entrado antes aquí?-pregunté
-si, algunas veces ¿y tu?
-nunca
-creo que deberías salir a recorrer Roma más a menudo.
-creo que si.
Marco comenzó a contarme historias muy graciosas sobre su trabajo y su vida en general, era un hombre bastante divertido, era algo que no me imaginaba ya que quien no lo conocía vería a un tipo duro y muy serio.
-entonces no quería lanzarse al río aunque hacía un calor horrible así que la tome así – Marco se acercó y me levantó ligeramente, la gente nos miro y sonrieron, le golpeé el hombro para que me bajara, el se dio cuenta de lo que había hecho y donde estábamos y me bajó.- Lo siento
-esta bien, no te preocupes.
Luego de aquello nos invitaron a sentarnos, fue una sorpresa ver a Elisa en la tarima, ella hablaría, la mirada que le dedicó fue casi de admiración absoluta me sentí tan feliz por mi amiga. El evento dio inicio, estábamos sentados en la segunda fila gracias a Elisa así que podíamos ver muy bien, las modelos comenzaron a pasar una a una con vestidos que a veces no entendía, aunque otros eran bastante bonitos, seguí a la modelo con la mirada hasta el otro extremo de la pasarela.
-nunca he entendía estos eventos, he participado en algunos pero me superan – dijo Marco acercándose para susurrar me al oído, le sonreí porque yo pensaba lo mismo, en ese momento lo vi en el extremo de la pasarela, vestía un traje negro opaco, camisa blanca y corbata del mismo color del traje, peinado hacia atrás y se había afeitado, tenía la cámara colgada al cuello y estaba en el lugar que le correspondía a la prensa, no estaba tomando fotografías, me miraba directamente, quise salir de allí pero aparte la mirada y me quede en mi sitio hasta que el desfile terminará.
-¿sucede algo? – pregunto Marco
-no, nada
El corazón me latió muy fuerte en todo momento, estábamos en el mismo espacio y después de varios días sin verlo volví a sentir ese shock que sentí la primera vez que lo vi, Marco me miró preocupado.
-iré a tomar un poco de aire – le dije
-¿voy contigo?
-no, quédate, vuelvo enseguida
-esta bien.
Me moví entre las sillas hasta que salí de la sala, mientras recorría un pasillo tome una copa de vino de un chico que llevaba una bandeja, me la tomé de un sorbo, el chico me miró sorprendido y luego le devolví la copa, seguí avanzando hacia los jardines y al llegar me sentí aliviada, bajé las escaleras y me senté en un lugar que parecía antiguo, estaba rodeada de esculturas, el mirarlo me di cuenta que era un Ninfeo, una fuente hecha para las ninfas, habían jarrones que decoraban la cascada que por desgracia ya no traía agua, la escalinatas que servían como borde me sirvieron de asiento en esta ocasión. La noche Romana era fría pero no me importaba, ya me sentía mucho más tranquila y mi corazón había vuelto a latir con normalidad. Senti de pronto algo suave posarse sobre mi hombros y me aparte inmediatamente, Dante tenía su chaqueta en las manos, se había quedado congelado en su sitio al verme asustada.
-hace demasiado frío aquí -se acercó muy lentamente y piso la chaqueta sobre mis hombros, aún conservaba su calor, fue reconfortante y se alejó casi de inmediato.
-gracias – me miro casi como si estuviera avergonzado.
-te ves preciosa – no pude responder a eso me quedé casi embobada observándolo, la camisa se le apretaba en los brazos y el pecho, no puedo negar que me atrajo de sobremanera esa visión de el, como siempre de hecho, tal vez era verdad lo que pensé una vez y entre nosotros solo existía lujuria, pensé en decirle que entraría porque tenía frío pero escuche que alguien gritaba mi nombre, me giré y vi a Marco correr hacia mi, no había visto a Dante debido al ángulo, me tomo por los hombros, me miró curioso y luego frotó mis brazos.
-¿qué haces aquí? Hace un frío que duele, vamos adentro - cualquiera que nos hubiera visto sin saber que Marco seria el novio de mi amiga, creería que era el mío.
-veo que estás ocupada – nos miramos con Marco, no sabia si aclarar el mal entendido o dejarlo pasar, pero Marco se me adelanto.
-hola soy Marco, salgo con la amiga de Mía- no sabia si eso había sido buena idea, Dante lo miró con una ceja levantada como no entendiendo lo que acababa de decir pero luego su expresión cambió a una amable, ambos hombres estrecharon sus manos
-Soy Dante, piacere
-¡oh! Tu eres Dante, Elisa me ha hablado de ti – mientras los veía hablar sentía un ligero cosquilleo en la nuca, me sentía incómoda. - ¿qué haces aquí?
- fui contratado para fotografiar el evento para una revista – Marco había puesto un brazo en mis hombros y me había acercado a el, esto Dante no lo pasó por algo y no alejaba su mirada del brazo de el, sabia que Marco lo hacía solo para que yo no sintiera frío y funcionaba.
-¡que bien! -de pronto escuchamos el teléfono de Marco sonar, se disculpó y contestó, la llamada duró menos de tres segundos – debo marcharme, ya que se conocen me quedo tranquilo dejando a la Principessa aquí
-Marco…-mi voz salió casi como una súplica.
-te veo adentro Mía- intentando te aferrarme a su mano pero fue inútil, me mordí el labio sin saber que hacer, el ambiente se volvió incómodo ninguno de los dos decía nada, me quité la chaqueta y se la di, el suspiro y la recibió, se la puso, la acomodó y yo decidí salir de ese lugar así que caminé de regreso hacia el palacio.
-Mia – su voz sacudió hasta el ultimo nervio de mi cuerpo, me detuve en seco, sentí su mano acariciar la piel desnuda de mi hombro , no podía hacer esto, me hacía daño y terminaría con el corazón roto una vez más, luego sentí sus labios y la piel se me erizo, subió de mi hombro a mi cuello.
-no hagas esto por favor - suplique
-¿Por qué?
-porque terminaré sufriendo y con el corazón roto otra vez
-no quiero que sufras mucho menos dañar tu corazón
-lo harás de igual forma
-¿Por qué? – volvía a hacerme la misma pregunta, debía ser fuerte y alejarme, era ahora o nunca, me separé y el pareció sorprendido. – responde mi pregunta – exigió, debía ser sincera con el.
-porque necesito promesas y tu no puedes dármelas - el cerro los ojos derrotado.
-quiero dárselas…pero no puedo
-lo sé - y me dolía saberlo
-lo siento -sus ojos se llenaron de lágrimas, no podía quedarme allí porque sabia que sucumbiría, así que di media vuelta y corrí hacia el interior del palacio, con Dante me sentía completa nuevo como si nunca hubiera sabido que faltaba esa parte de mi, me sentía segura otra vez pero también sabía que eso solo era un sentimiento pasajero.
Le envié un mensaje a Elisa diciéndole que no me sentía bien y que me iría a casa en taxi y eso hice, llegué a casa, me tiré a la cama y lloré como hacia meses no lloraba, aunque no quería que rompieran mi corazón me di cuenta que se había roto una vez más.
***
Dos meses habían pasado, por fin habíamos encontrado un equilibrio en mi trabajo, si bien seguíamos trabajando a toda capacidad, con Ariella y Giano nos complementamos perfectamente. Por otra parte la relación de Marco y Elisa iba de maravilla, el venia a casa los fines de semana a cenar con nosotras, era agradable tenerlo rondando por ahí con su sentido del humor tan vibrante, a veces la felicidad de mi amiga me hacía olvidar mis sentimientos.
Una tarde decidí salir a dar una vuelta por la ciudad, Marco tenía razón y debía conocer Roma, la ciudad era preciosa y no entendía como había pasado por alto todo esto, decidí que los días siguientes visitaría los museos, pero mientras me dirigía a casa alguien me tomo del brazo, al inicio me asuste, retrocedí inmediatamente y me quité los audífonos.
-Hola Mía – mi primer pensamiento fue salir corriendo de allí – lamento haberte asustado, he intentado llamarte pero las llamadas son desviadas o tal vez cambiaste el numero.
-¿Qué estás haciendo aquí?
-necesito hablar contigo
-no tenemos nada de que hablar -di media vuelta para marcharme pero el volvió a acercarse y tomar mi brazo - ¡No me toques!
-lo siento – levantó las manos - ¿podemos hablar como personas civilizadas por favor?
-no quiero
-es importante
-no
Me apresure y casi corriendo en la dirección contraria, por varios segundos crei que me había dejado en paz hasta que sus manos rodearon mi cintura y me levantó llevándome hasta un rincón, alejado de la vista de las personas que pasaban a esa hora por la calle, me quedé muy quieta cuando me puso en el suelo, estaba muy cerca, demasiado, su frente estaba casi pegada a la mía.
-casi había olvidado tu aroma
-por favor déjame en paz- suplique
-no pretendo asustarte ni mucho menos hacerte daño , eres muy importante para mí y nunca haría nada que te dañara – su mano acarició mi mejilla, yo aparte el rostro y el suspiro.
-¿qué demonios quieres?
-creeme si no fuera necesario no hubiera venido pero te necesito
-¡ya basta Adrián, creí que las cosas entre nosotros habían quedado claras!
-no me refiero a nosotros – lo mire confundida – es mi madre
-¿qué?
-¿podemos ir a otro lugar a hablar? Te lo pido por favor -había auténtica desesperación en su mirada, llamenme tonta pero quería salir pronto de esto y acepté reunirme con el al día siguiente.
Ese día llegué a casa y me quedé en blanco a penas cerrar la puerta, me temblaban las manos, Marco estaba junto a Elisa en la sala viendo una película al verme ambos giraron la cabeza.
-¿Mía? – pregunto mi amiga, Marco se apresuró a levantarse seguido de Elisa.
-esta pálida- dijo el
-ay no, llamaré a Laura
-Adrian esta aquí- susurre
-¿qué, quien es Adrián? – le pregunto Marco a Elisa, ella abrió mucho los ojos y me llevo al sillón.
-¿Dónde está? ¿Lo viste?
-me abordó en la calle
-¡Hijo de…! ¿Qué diablos…?
-¿quién es Adrián? – volvió a preguntar Marco
-su ex prometido
-oh ¿qué hace aquí?
-lo mismo me pregunto yo
Marco me trajo un vaso de agua con azúcar, con el pasar lo minutos me calme, respire profundo e intente contarles todo lo que había pasado.
-no es para menos que este en este estado, el tipo te acorraló – Marco parecía tan molesto como Elisa con Adrián.
-me dijo que necesitaba hablar conmigo de algo importante, algo relacionado con su madre.
-Mia, se que fuiste cercana a su madre pero no tienen ninguna responsabilidad con ella
- lo sé pero ¿y si algo le pasó?, ella fue muy amable conmigo, me hizo sentir como una hija en su familia.
-es cierto que ella no tiene la culpa de tener un hijo desgraciado pero de igual forma no es buena idea que estés sola junto a él, ese tipo está loco.
-¿qué debo hacer?
-¡maldita sea! Si pudiera acompañarte lo haría y así aprovecho de romperte esa bonita cara que tiene
-tranquila amor, ya se nos ocurrirá algo.
Estuve toda la noche en vela, si bien el pánico inicial por verlo había pasado, sabia que al volver a reunirme con el, volvería. Al levantarme por la mañana me sentí agotada por suerte era sábado y no debía ir a la editorial, me reuniría con Adrián a las diez así que me preparé, por suerte el clima en Roma era agradable, las lluvias habían dado paso a días soleados y cálidos incluso en las mañanas, antes de salir Elisa me detuvo.
-por favor no te enojes conmigo
-¿qué? ¿Por qué lo haría?
-lo hice por tu bien, quiero que estés segura
-no entiendo
-es mejor que te vayas ahora, ten cuidado.
Al llegar a la cafetería donde nos reuniremos con Adrián me di cuenta que el aún no llegaba, pedí un café, lo pagué y esperé hasta que vi a Dante sentado en la mesa frente a la mía, estaba tomando café, casi me levanto para saber que estaba haciendo allí, el claramente sabia que estaba allí porque me miraba fijamente con una expresión de cautela, levantó su mano e hizo que guardara silencio poniendo un dedo sobre sus labios en ese momento apareció Adrián, intento saludarme con un beso pero aleje el rostro, mire a Dante y vi como apretaba los puños que estaban sobre la mesa, lo miró de pies a cabeza como si estuviera analizándolo, Adrián se sentó y pidió un té helado.
-por favor habla rápido- dije impaciente e intentando no parecer nerviosa.
- de acuerdo ¿recuerdas la enfermedad de mi madre?
-cancer
-si bueno, volvió-me pareció extraño
-pero…se había recuperado
-eso parecía pero en su último examen los doctores se dieron cuenta que el cáncer había vuelto y mucho más agresivo.
-pero…¿estará bien? – Mariana era una buena persona y no merecía pasar por todo eso, muy a mi pesar Adrián negó con la cabeza.
-ninguna tratamiento está funcionando y ella ya no quiere volver a un hospital
-ella va…
-va a morir Mía, los médicos no le dan más de dos meses
-¡oh no! – comencé a llorar, Dante estuvo a punto de levantarse cuando me vio pero no lo hizo. – lo siento mucho
-esto no es nuevo
-¿cómo dices?
-antes de que nuestro compromiso terminara había sospechas de que el cáncer había vuelto
-¿Por qué no me lo dijo? – ambas éramos muy cercanas, no entendí porque no lo hizo.
-por ni siquiera nosotros lo sabíamos, ella guardo el secreto hasta después que terminaríamos. Su salud se deterioraba rápido, Mía se que debería haberlo hecho pero no pude, sabía que destrozaría su corazón si le dijera la verdad.
-¿de que hablas? – respiro profundo
-no le dije que nuestro matrimonio se había cancelado, más bien que lo habíamos aplazado porque tú querías hacer un viaje – me quedé un momento en silencio ¿qué había hecho que? - sabia que sí le decía que todo se había acabado ella estaría triste y era lo último que necesitábamos para su salud.
-eso es incluso más cruel Adrián ¿qué diablos estabas pensando?
-lo sé y te pido perdón, y también perdóname por lo que te diré ahora…se que es mucho pedir y no puedo exigirte nada pero necesito que me ayudes.
-no entiendo
- mi madre quiere que se realice el matrimonio antes de que ella…antes que ella no esté – no lo soporte, me levante de la mesa y salí del lugar, Adrián me alcanzó y me detuvo poniéndose frente a mi.- se que es un locura pero por favor necesito que lo hagas por ella no por mi.
-¡Nunca haría nada por ti! – casi le grite
-Solo serán un par de días, será una boda falsa , es solo para que ella quede tranquila y se sienta feliz
-yo no…no puedo hacerle eso
-no te lo pediría si de verdad no fuera necesario, esta todo listo no debes preocuparte por nada, el vestido, la ceremonia, la fiesta, todo esta preparado, solo debes venir conmigo a Londres.
-¿Londres?
-si, allí nos hemos mudado con mi familia debido al tratamiento paliativo de mi madre, se que estoy pidiendo mucho por favor te suplico que lo consideres, la ceremonia se hará dentro de una semana.
-Adrian…- el me tomo del brazo fuertemente casi al punto de hacerme daño.
-maldita sea Mía estoy desesperado dime que quieres y te lo daré pero por favor acepta.
-Por favor sueltame
-¡Sueltala! – Dante se acercó y separó bruscamente a Adrián de mi, se i reposo entre ambos poniendo su cuerpo frente al mío, Adrián lo miró sorprendido - ¿estás bien? – Dante me acaricio el rostro en un gesto que pudo pasar por tierno para algunos pero de alguna forma sentía que estaba marcando territorio.
-¿quién es el? – pregunto Adrián
-soy…
-eso no importa – me adelanté a Dante, me acerqué a Adrián – no puedo darte una respuesta ahora
-por supuesto, piénsalo y avísame, te dejaré mi número, si puedes llamarme dentro de dos dias – guarde su contacto bajo la atenta mirada de Dante – Gracias Mía
-no me agradezca nada aun no te doy una respuesta
-aun así- luego Adrián miró a Dante que seguía con el ceño fruncido y con el pecho hinchado como si en cualquier momento atacaría, Adrián se marchó y yo me quedé observándolo.
-¿qué estabas haciendo con el? – dijo de pronto Dante, yo di media vuelta y caminé.
-esa pregunta debería hacerla yo, ¿qué haces aquí?
-Elisa me llamó y me dijo…me contrato – me detuve en seco y lo mire molesta
-¿qué hizo que?
-me dijo que era peligroso que vinieras sola, que ibas a reunirte con tu ex así que me contrato para que observara y si pasaba algo peligroso interviniera por eso estoy aquí.
-no puedo creer que te contratara, podía haber esto perfectamente sola
-pongo en duda eso al ver como te trató
-Dante esto no es asunto tuyo – Dante sonrió como si no creyera lo que le decía , se pasó la mano por el cabello claramente molesto.
- me estás volviendo loco de verdad
-que pena – seguir caminando
-dime que lo que sea que ese idiota te dijo no lo harás
-eso no te importa – pensé que volvería a reírse y se iría pero al contrario se acercó, intento tocarme pero bajo las manos, soltó un sonido suspiro.
-me importa y mucho, no quiero que te pase nada malo, estuve ahí cuando tu ex amiga te avisó que el te buscaba, estabas desesperada y se también que estar cerca de él no fue fácil podría apostar que estabas temblando, intentas ser fuerte y lo eres pero también puedo asegurar que estas a punto de llorar, eres valiente pero veo a través de ti Mía, tus ojos te delatan. – tenia razón y me aterrizó la veracidad de sus palabras pero no lloraría frente a el.
-debo irme – dije alejándote de el
-hay una promesa que puedo hacerte – me detuve – te prometo que si me necesitas, no importa para que estará contigo.
Ocupe toda mi fuerza de voluntad para no correr hacia el y aferrarme a su cuerpo hasta que la angustia pasara.
Cuando Elisa llegó de su trabajo le conté todo, incluso lo que me había dicho Dante, me sentía aliviada al hacerlo.
-¡bastando hijo de la gran…!
-¡Elisa!
-lo siento, odio a ese tipo ¿cómo puede presentarse así y hacerte tal petición? ¿Esta loco? Creo que si
-es por Mariana
-es una estupidez que le diga que te engaño con tu amiga y que todo termino, es simple
-pero quiere ahorrarle el sufrimiento
-¿y el tuyo? Maldita sea Mía debes vestirte de novia y fingir que te estás casando ¡es una locura!
-lo sé – en ese momento recordé lo que Dante me había dicho - ¿por qué lo hiciste Elisa?
-¿que cosa?
-¿Por qué contrataste a Dante para que fuera conmigo?
-¿contratarlo? Yo lo llamé y le conté lo que pasaba nada más, no le pagué por ello.
-¿Qué? Pero el me dijo…
-¿te dijo que lo contrate? – asentí, mi amiga sonrió con malicia , no entendí que estaba pensando, me sentía cada vez más confundida.
Los días pasaron y debía darle una respuesta a Adrián, era una completa locura pero si de alguna forma lo que haríamos le podría dar paz a una mujer que me había ayudado tanto, era capaz de hacer el sacrificio por ella , por supuesto cuando todo esto terminará le diría a Adrián que no quería saber nada de él, me armé de valor y llamé.
-¿Mía? -respondió
-si soy yo, te llamo para decir que acepto ir contigo a Londres – se escucho un suspiro de alivio desde el otro lado del teléfono
-no sabes lo feliz que me siento, muchas gracias, te avisaré para comprar los pasajes ¿de acuerdo?
-esta bien
-gracias otra vez
Al colgar me sentí aliviada pero también un enorme peso se instaló en mis hombros. Horas después recibí una llamada de Dante, dudé en contestar pero lo hice.
- ¿le respondiste? -pregunto
-Dante ya basta
-si o no
-si
-le dijiste que si- no era una pregunta
-si – silencio
-iré contigo
-¿qué?
-no me importa lo que ese tipo piense iré contigo, no me fío de él
-¿y yo debería fiarme de ti?
-necesitaras a alguien contigo, te prometo que no interferiré en nada solo quiero ver que no te haga nada, no confío en el.
-No es necesario
-déjame ir contigo y te prometo que al regresar desapareceré de tu vida si así lo quieres – me asustaba que últimamente Dante estuviera haciendo promesas, era extraño. Debía confesar que estaba aterrada por ir sola a Londres y pensar en ir con Dante me sentía un poco más tranquila.
-de acuerdo
-avísame cuando pretenden viajar para al menos ir contigo al aeropuerto y tomar el siguiente vuelo.
-Gracias – el se quedó en silencio y luego nos colgamos.
Adrián me llamó un par de días después informándome que en menos de tres días partíamos , por suerte aun no había comprado los pasajes y me informé que iría acompañada así que prefería comprar los pasajes yo e ir con mi acompañante, que el se adelantará y nos esperará, el acepto mis condiciones , así que llamé a Dante para informarle todo, aún se escuchaba molesto y por décima vez me aseguró que quería hacer esto. No sabia como reaccionar, no estaba para nada emocionada por el contrario saber que tendría a Dante tan cerca por tantos días me asustaba pero lo estaría aún más si hubiera viajado sola. Así que aquí estaba yo arreglando mi maleta con un millón de preguntas pero con un objetivo claro, lo había decidido.
-¿estás segura de todo esto amiga? – me pregunto Laura, todas mis amigas estaban aquí
-si, tengo claro lo que debo hacer, no dejaré que Adrián le mienta a su madre, ella merece algo mucho mejor.
-pero…¿y si en cierta parte tiene razón? – pregunto Sam
-¿a que te refieres?
-bueno a ella no le queda mucho tiempo y tal vez es mejor que se vaya feliz por su hijo
-¿y morir sin saber que te mintieron todo este tiempo? No lo creo – respondió Elisa – tu haz lo que te diga tu corazón, si tu lealtad hacia Mariana te obliga a decirle la verdad, hazlo, lo que pienses que es correcto esta bien.
-es cierto, lo que pienses que es correcto nosotras siempre te apoyaremos, solo por favor termina esto rápido y regresa
-por supuesto, no quiero estar allí ni un minuto más del necesario.
Al pasar los días me sentía cada vez más nerviosa ¿cómo enfrentaría esto?, esperaba el taxi fuera de mi edificio, el clima era agradable, el sol ya comenzaba a calentar muchísimo más, así que ese día decidí llevar un vestido amarillo que llegaba un poco más arriba de la rodilla y sobre este me puse una chaqueta de mezclilla celeste, esperaba impaciente, Dante me había enviado un mensaje en el cual decía que en cinco minutos llegaría, lo vi doblar la esquina, era impresionante como lograba la atención de la gente a penas pasará, el definitivamente no caminaba, desfilaba por las calles, se detuvo frente a mi, llevaba unos lentes de marco redondo con vidrios azules, aún así pide ver como me miraba, se acercó, tomo mi mano y la besó.
-Buongiorno fiore – aparte la mano rápidamente, no se que pretendía pero no iba a dejar que notara los estragos que causaron en mi sus labios al tocar mi piel.
-el taxi debe estar por llegar – dije mirando hacia el otro lado de la calle, por suerte el taxi no tardo, nos subimos en el y aunque había bastante espacio Dante se apegó a mi, si iba a ser así, el viaje de casi dos horas a Londres sería eterno.
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La pasión de Dante
RomanceDante tiene un trabajo peculiar, Mía es una chica que necesita una motivación para recuperar su vida.