Capítulo XI

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Mía

Dante dormía plácidamente a mi lado, no podía dejar de mirarlo sobre todo después de lo que me había dicho, me hizo sentir muy mal no poder responder a su confesión de la misma forma, apoye la cabeza en mi mano, apoyando mi peso en el codo, con mis dedos recorrí su espalda, subiendo y bajando a un ritmo constante, ciertamente el era especial, lo quería muchísimo ¿pero era suficiente? ¿Podría llamarlo amor? Tal vez un amor fraternal ¿era solo eso?, no podía seguir pensando en ello no al menos hasta que tuviera un poco más claro todo el panorama, me levante, me puse la camisa de Dante, fui a la cocina y me serví café y salí al balcón, el aire era cálido y acaricio mi piel, por suerte desde aquí la gente no podía mirar, el sol apenas comenzaba a salir y la ciudad despertaba poco a poco. Me sentía tan feliz que a penas podía contener mis emociones ¿era posible que de alguna manera comenzaba a tocar la felicidad? ¿entonces por qué me resultaba tan aterrador? Podía verme junto a Dante en un futuro, me veía feliz con el pero ¿por qué mi mente era tan mezquina con eso?.


Unas manos se ciñeron a mi cintura, me atrajo hacia su cuerpo, dejé caer la cabeza hacia atrás apoyándola en su pecho, sentí su respiración en mi cabello.


-desperté y no estabas - su voz era deliciosamente ronca debido al sueño


-lo siento


-en algo estás pensando, casi puedo escuchar tus pensamientos.


-no es nada


-me daré una ducha ¿te quedarás todo el día conmigo? - me sobornó con un sonoro beso en el cuello


-no lo se - jugué con el un momento


-¿ah no? ¿Cómo podría convencerte?


-de seguro se te ocurrirá algo


-déjame pensar...creo que tengo una idea - tomo mi taza con café y la dejo en la mesita, sus manos se deslizaron por mis costillas y movió ligeramente sus dedos provocándole cosquillas


-¡no por favor!


-¿no? - se agachó y me subió a su hombro llevándome a la sala mientras yo gritaba, me dejó sobre el sillón pero no se detuvo ahí, siguió torturándome con cosquillas y mientras intentaba recuperar el aliento se movió rápido y sentí sus labios en la parte interna de mi muslo, algo que hizo que contuviera la respiración, no me tocó más allá solo se limitó a mis piernas, necesitaba que me tocara y moví mis caderas provocando una sonrisa en el, subió a mi altura apoyando su frente en la mía, yo no llevaba ropa interior así que poner su mano sobre mi no encontró mayor obstáculo, gemía sobre sus labios ante la primera caricia.


-¿te quedaras? -susurro sobre mis labios


-si -conteste sin vacilar


-genial -y luego de eso se levantó dejándome allí completamente confundida. Subió las escaleras sonriendo, me sentí frustrada y sumamente enojada, esto no iba a quedar así.


Entre a la habitación y escuche el agua de la ducha correr, sentí una oleada de calor solo imaginar a Dante mojado en ese lugar, muy lentamente entre al baño, las mamparas de vidrio estaban empañadas pero no ocultaba nada de lo que sucedía adentro, Dante estaba de espaldas hacia amiga lo cual me sirvió para el factor sorpresa, abrí la puerta con uno cuidado de no hacer ruido pero el se giró de pronto y tiró de mi mano, yo me reí, no quería mojarme solo quería darle un susto pero el me arrastro hacia adentro mientras yo me rehusaba.


-entra -me dijo


-¡estás loco! - puse mi mano en su pecho empujándolo pero era más fuerte que yo, me tomo por la cintura y me metió bajo el chorro de agua mientras protestaba, me besó y no necesitó más, me rendí, me quitó la camisa por sobre la cabeza, hundí mi rostro en su cuello y besé su piel, mi piel tocó la pared, levantó mi pierna y la puso en su cadera, sentí su dureza contra mi vientre y solté un jadeo. Nos besamos por un largo rato si avanzar a nada más, Dante era delicado y de cierta forma estaba demostrando sus sentimientos hacia mi, no con palabras, lo abracé fuerte y di gracias al estar bajo el agua porque así el no podía ver mis lágrimas.

La pasión de Dante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora