Capítulo IX

931 36 1
                                    

Mía

Al cerrar la puerta del departamento me quedé un momento allí intentando que mi corazón recuperara su ritmo normal, sentía ganas de llorar pero no de tristeza, quería hacerlo ya que sentía que era la única forma de apaciguar todos los sentimientos que había tenido estos días, tener a Dante tanto tiempo cerca de mi no había sido buena idea pero no lograba imaginarlo de otra manera, sin el para enfrentarme a Adrián era una idea aterradora.
-¡Por fin estas aquí! -Elisa llegó hacia mi y me dio un abrazo
-hola
-¿qué pasa?...no me digas que Adrián te hizo algo
-no, bueno lo intento pero no pasó nada
-desgraciado hijo de...- camine hacia el sillón y me senté - ¿entonces que es?
-nada, estoy cansada por el viaje
-no me mientas Mía Sorní conozco demasiado bien tus expresiones como para no saber que aquí pasa algo -mire a mi amiga por unos segundos pero sabia que no la podía engañar, me conocía a la perfección, suspire resignada, debía contarle.
-me gusta Eli, me gusta muchísimo
-¿Dante? - asentí
-me llevo a recorrer Londres, fue tan caballero, tan atento y tierno, me defendió con Adrián, incluso...
-¿Qué?
-tuve pesadillas, unas horribles y el me acompaño- mi amiga abrió mucho los ojos
-¿no me digas que tu y el...?
-oh no, no pasó nada - me levante y fui a la cocina por un vaso con agua
-espera ¿durmieron en la misma habitación, en la misma cama y no paso nada? ¿Amiga te sientes bien?
-lo sé, nadie desaprovecharía una oportunidad así sabiendo lo guapo que es pero no lo sé mi mente estaba en otro lado, me sentía tan nerviosa debido a que tenía que hablar con Mariana y terminar todo esto que lo único que pensaba era en dormir y no derrumbarme al día siguiente.
-Mia ya terminó, no debes verle la cara nunca más a ese tipo.
-mejor probé el vestido de novia
-¿tu vestido? Pero creí que lo tenía...
-lo tenía Nadia y lo llevó a Londres así que me lo probé y Dante me vio con el...la forma en que me miró, no sabría como explicarlo, me sentí bien, casi feliz, como si me hubiera puesto el vestido para el.
-¿le dijiste?
-¿qué? Claro que no, aunque mientras viajábamos lo noté raro
-¿cómo raro?
-no lo sé, distante
-¿volverás a verlo? - negué con la cabeza
-me duele pero no puedo tenerlo como amigo no después de saber lo que siento, es demasiado difícil saber en qué trabaja no puedo ni siquiera pensar en liderar con eso.
-lo siento - me encogí de hombros.
-es un buen hombre pero yo no soy para el

Aquella noche sentí la cama mucho más fría que antes, lo echaba de menos y estuve tentada a llamarlo, saber si había llegado bien a casa estuve mirando el teléfono por un largo rato, sentía miedo de dormir y enfrentarme a esas pesadillas nuevamente, recordé sus manos abrazándome, calmándome, fue la mejor sensación del mundo, saber que tenía a alguien a mi lado que me cuidara y me ayudara, en es momento llegó una notificación a mi teléfono.
"Respira profundo antes de dormir, recuerda que la pesadillas son solo eso, pesadillas, no pueden hacerte daño, descansa, que tengas buenas noches Fiore"
Mi corazón se ilusionó al saber que como yo, el pensaba en mi en ese preciso momento, no pude responder pero el sabia que lo había visto, dejé el teléfono en la mesita de noche y me acomode respire profundo y me dormí.

Los días pasaron y las chicas un fin de semana decidieron que era buena idea salir a divertirnos necesita esos momentos con ellas así que acepté. La primera parada fue un Spa, nos relajamos muchísimo, hace tiempo no me sentía así de descansada. Después me llevaron a una peluquería según ellas, necesitaba cortarme un poco el cabello y teñir lo de algún color loco, mientras revisaban la carta de colores, Laura propuso que me lo pintarán de azul, casi me caigo de la silla, por suerte Elisa vio la carta y eligió un color normal aunque no me lo dijo, al terminar por fin pide verme al espejo y me sorprendió bastante porque me agradó, habían hecho un balayage en tonos rojos que me parecieron preciosos, mi cabello brillaba como nunca, me sentí tan emocionada que apenas me levante abracé a las tres.
Luego Sam nos llevó a un lugar donde podríamos bailar toda la noche sin preocuparnos de nada, no me gustaba bailar pero esa noche no seria yo.
Con las chicas salimos a la pista de baile, Elisa nos saco fotos a todas incluyendo varias selfies, el ambiente era muy agradable, la gente se divertía como nosotras, había decidido solo tomar cerveza y solo una, el alcohol no era muy compatible con mi tolerancia así que no me pasaría, las chicas de pronto desaparecieron sentí unas fuertes manos sujetándome de las caderas, intenté apartarme pero no me dejo, sentí su aliento en mi oído, su perfume invadió mi nariz, era agradable y muy masculino.
-baila conmigo - me susurró, su voz ronca me hizo estremecer, me giré y lo que vi me sorprendió, era un chico no más mayor que yo, alto y de cabello castaño con unos ojos de un marrón muy bonito, tenía un rostro amable pero con rasgos aún infantiles ¿cuántos años tenía?, bailamos unas canciones más y luego tiró de mi mano y me llevo a un lugar oculto entre las sombras, al inicio me asustó un poco pero cuando sus labios tocaron los míos me olvidé de todo, me tomo de la nuca y me acerco a él, su mano libre vagaba por mi cuerpo como si quisiera me memorizarlo, me aferre a su camisa pero cuando el beso se hizo más profundo el rostro de Dante me vino a la cabeza, me separé de el porque me había quedado sin aliento, el aprovecho para besarme el cuello, aún tenia grabados en mi retina sus ojos y no podía ver nada más, imagine que eran su labios los que recorrían mi piel, gemí bajito cuando si mano acarició mi trasero, el acercó su rostro al mío y la realidad me golpeo, no era el a quien quería esa noche.
-¿qué pasa? -pregunto agitado
-no puedo, lo siento
-pero...-me aleje rápidamente de el, tome mis cosas que había dejado sobre la barra y salí de allí.

La pasión de Dante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora