Capitulo XII

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Dante

Habíamos terminado de cenar, no me gustaba para nada como Nico miraba a Mía, ella lo notaba y se veía incómoda, así que mientras mi madre le enseñaba fotografías vergonzosas mías y de mis hermanos, le hice una seña a mi hermano para que me siguiera al jardín.
-¿Qué pasa? - pregunto
-esa pregunta debería hacerla yo a ti
-¿Por qué?
-¿qué sucede con Mía? La has hecho sentir incómoda desde que llegamos.
-incomoda - la forma en que lo dijo no me gustó para nada, no era una pregunta, tampoco que supiera exactamente lo que causaba en ella.
-no se que mierda te sucede hombre pero deja de mirarla de esa forma.
-¿te pone celoso?
-¿qué?
-celoso deberías estar por el hombre con el que está comprometida
-¿de qué diablos estas hablando?
-¡Acaso no has visto el maldito anillo que tiene en su dedo! Dios Dante, pensé que habías aprendido algo después de lo de Anna - amaba a mi hermano pero se estaba pasando de la raya, me pasé una mano por el cabello para no tomarlo de la camisa y amenazarlo. - esa mujer no es buena para ti, te amo hermano pero no puedo ser cómplice de esto, no puedo ser testigo de como te rompen el corazón.
-no tienes idea de lo que estás hablando
-¿ese anillo es una ilusión? ¡se casará con otro hombre! ¿está loca?, esa chica no es buena, no es buena para ti.
-¡ya basta! Maldita sea baja la voz, eso a ti no te incumbe, no hables de cosas que no sabes, la amo Nico - Nico miró por encima de mi hombro y el pánico me invadió, me giré y vi a Mía en el ventanal que daba al jardín, dio media vuelta y entro a la habitación -Gracias Nico de verdad
-hermano yo...
Fui detrás de Mía, ella había salido de la casa, mis padres estaban confundidos ¿qué tanto habrá escuchado?, vi su figura alejarse calle abajo, que rápida era. La seguía hasta Viale delle moa, un parque al lado de la calle, logré alcanzarla tomándola del brazo, ella apartó el rostro pero la atraje a mi cuerpo rodeando la con mis brazos, acune su rostro en mi pecho mientras lloraba.
-ya amore lo lamento tanto.
-es mi culpa, Nico tiene razón.
-claro que no, soy adulto y se exactamente lo que estoy haciendo, el no debe involucrarse en nada.
-lo dice porque te quiere
-puede ser pero no le da derecho a juzgar mis actos, mucho menos los tuyos - la separe de mi para limpiar sus lagrimas.
-no puedo seguir con esto - dijo de pronto separándome de ella y acercándose hasta el borde del muro del mirador, me acerque con cautela hacia ella, miraba el anillo en su mano.
-yo creía que había sido el día más feliz de mi vida, era un recuerdo tan feliz que me refugie en el por mucho tiempo, cada vez que me sentía triste.
-yo lo entiendo - ya ni siquiera me molestaba que el anillo estuviera allí.
-pero ahora tengo otro recuerdo muchísimo más feliz - se quitó el anillo y lo lanzó hacia el horizonte, me sorprendió muchísimo, la verdad es que no esperaba eso, se giró hacia mi y acaricio mi rostro con su mano - el día que me dijiste que me amabas, no supe que decir y lo siento mucho, debí responderte porque tenía claro que sentía, Te amo Dante te amo muchísimo y que me trajera a conocer a tu familia significa el mundo para mi, no te imaginas tanto - acercó su rostro hacia el mío y junto nuestras frentes, estaba sin palabras, me sentía tan increíblemente feliz que tenía ganas de llorar, las manos de Mía acariciaron mi rostro, sus dedos estaban húmedos debido a mis lágrimas, nunca creí que volvería a sentir este tipo de felicidad.

Nos quedamos un momento más en aquel lugar, no me había dado cuenta lo hermoso que era este lugar.
-iremos a Val Vertova mañana
-¿dónde?
-un lugar que te encantará, es uno de mis favoritos en Milán, en esta época no lo visita mucha gente así que lo tendremos para nosotros.

Al regresar nadie hizo preguntas por el contrario, fueron muy comprensivos y continuaron con los que estaban haciendo, excepto Nico, Mía se acercó a él, yo la acompañe.
-Quisiera hablar contigo si fuera posible - le dijo
-claro - nos dirigimos al jardín, me quede a unos pasos de Mía observando y escuchando lo que decía.
-Nico se que quieres muchísimo a tu hermano y entiendo que te preocupes de él, yo también tengo un hermano y se lo que es pero quería aclararte algo, no estoy comprometida con nadie, lo estuve hace unos meses pero se acabó.
-¿hace cuanto? ¿Un par de semanas? ¿Cuánto tardarás en volver con el? ¿O estás ocupando a mi hermano como consuelo? -el tono que ocupó fue bastante hostil.
-hombre por favor escúchala- interrumpí
-no, nunca ocuparía a alguien para olvidarme de otra persona, mi compromiso se acabó a finales del año pasado, con Dante comenzamos en...- la vi dudosa, claro, no teníamos claro en qué momento había comenzado todo esto, había sido paulatino, no había fecha, tal vez en la fecha que la conocí.
-un par de meses - respondí por ella que me miró y me sonrió.
-si, amo a tu hermano, no sabes cuánto me ha ayudado y le estoy muy agradecida por eso, nunca lo lastimaría, no podría hacerle daño - Nico la observo al inicio un poco desconfiado pero cuando menciono la palabra amor su rostro se suavizó, esperamos un momento para que el pusiera en orden sus ideas.
-si es verdad lo que dices confiare en ti, mi hermano merece felicidad, nada menos que eso, ¿Dante ella te hace feliz? -me pregunto directamente a mi.
-claro que sí, hace mucho tiempo que no me sentía tan feliz - rodee a Mía con mis brazos y besé su cabello.
-si es así...me disculpo Mía de verdad, se que no eres una mala persona y de verdad agradezco que estés aquí.
-esta bien, me alegra muchísimo que pudiéramos hablar. - Nico puso su año sobre la de nosotros en un silencioso apoyo a nuestra relación y entro a la casa.
Mía respiro profundo, yo aún quería aclarar unas cosas con ella.
-¿desde cuando comenzamos a salir? Para marcar la fecha y no olvidarla-pregunté, ella río.
-creo que...la primera cita, en tu departamento.
-¡es verdad!
-aunque Elisa haya obligado a que me invitaras.
-no me obligo, lo hice porque estaba completamente obsesionado con saber que me dirían esos bonitos ojos que tienes - la giré para que estuviéramos frente a frente, ella movió sus brazos hasta rodear mi cuello.
-¿y que te dijeron ese día?
-muchas más cosas de las que crees, eras una chica triste - acaricie su mejilla - pero había tanta energía en tu interior, a mi verte feliz, me contagias tu entusiasmo y eso es maravilloso.
-dime más
-bueno esta aquella vez que me hiciste la propuesta indecente - Mía bajo sus brazos para cubrirse la cara con las manos y apoyarse en mi pecho lo cual me hizo mucha gracia.
-ay Dios
-debo decir que al inicio no supe que decir, aunque debo admitir que me hice un poco el interesante haciendo preguntas estúpidas, por mi te hubiera llevado esa misma noche a mi departamento y lo hubiéramos hecho como conigli in calore. - ella se ruborizo.
-¿así de rápido? - claro no había recordado que los conejos eran rápidos al hacerlo.
-que graciosa - en ese momento mi padre con una enorme sonrisa al vernos nos llamó para que entraríamos.

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