Capitulo XVII

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A pesar que quise llamarla durante varios días Mía no respondió ninguno de mis mensajes o llamados, pensé en ir a Florencia pero cada vez que salía de mi casa me encontraba con algún reportero y debía escabullirme o cubrirme de algún modo para que no me reconocieran, no quise pensar en que pasaría si supieran que me iba a Florencia, solo imaginar que llegarían con ella, que la agobiaran de esa forma me hacía enojar, así que decidí no hacer nada con Mía por ahora, solucionaría esto de alguna forma, luego de eso iría con ella, si me aceptaba.

Luego de dos semanas Luca llegó a mi casa agitado.
-¿qué diablos te pasa? -pregunté dejándolo pasar.
-la encontré
-¿qué?
-a Fabiana, se donde está
-¿como…?
-no fue fácil, se queda en hoteles y no permanece allí más de tres días, se está quedando en el Chapter Roma
-eso está cerca
-si, entre a su habitación -lo mire perplejo – conozco a la recepcionista.
-¿Qué encontraste? 
-ni te imaginas- el me dio un sobre – se que no debí pero esa mujer está loca y debía saber donde nos estábamos metiendo -abrí el sobre y encontré fotos de Mía afuera de mi edificio, otras en un café conversando con sus amigas, algunas entrando a su trabajo y las que le siguieron me dejaron helado, éramos nosotros en Milán cuando habíamos ido a visitar a mis padres, luego en Santa Severa mientras mirábamos el mar en la playa.
-¿qué mierda es esto?
-no creo que las tomara ella, mira el reverso. – gire ultima fotografía y allí había un nombre y relataba lo que habíamos hecho con Mía, muy detalladamente como si…- creo que contrató a alguien, no es todo, encontré también esto – Luca metió su mano en el bolsillo y me dio un pendrive, sin perder tiempo fuimos hacia mi notebook, la conecté y abrí los archivos que contenía, eran pantallazos de conversaciones por correo electrónico.

“¿Qué es lo que necesitas de mi? Ya te he dicho que no me interesa lo que me dices"

Decía uno, luego estaba la respuesta:

“¿Qué te parecen seis mil euros? Solo necesito una declaración de tu parte"
Luego de aquello la conversación se volvía mucho más amable.

“¿Sol una declaración sobre el? Eso es fácil ¿por dónde quieres que empiece?”

“Empieza desde el inicio ¿cómo lo conociste"?

“Bueno, una amiga me lo recomendó, necesitaba llevar a un acompañante, ella lo había contratado, así que lo llamé un día y respondió, acordamos juntarnos para conocernos y saber que era lo que yo necesitaba de él, cuando lo vi lo quise para mi de inmediato, por supuesto fuimos a la maldita cena, el fue muy educado y atento pero odiaba que lo fuera, luego lo volví a contratar pero solo para que me acompañara un día de compras, y así lo contraté varios días, le pagué muchísimo más de lo que costaba su tarifa solo para tenerlo todo el día junto a mi. Por supuesto el cayo y luego de una cena fuimos a su casa, tuvimos sexo, luego de eso lo hicimos varias veces más, el tipo es adictivo lo reconozco. Ya teníamos confianza, me consideraba una amiga así que confío en mi, ese hombre Dante Berardi no es un hombre de una sola mujer, el siempre desea más, se cansa rápido por algo era acompañante de mujeres, no me consta que no hiciera con otras lo que hacía conmigo, se lo hizo a su novia ¿por qué no lo haría de nuevo"

Cuéntame más sobre eso, sobre su novia ¿Qué le hizo?”

“No debería juzgar porque con el pensamos igual sobre las relaciones monógamas, Dante engañó a su novia con una chica que conoció en una fiesta, no solo eso si no que mantuvo relaciones sexuales con la mujer por varios meses hasta que su novia lo descubrió, luego de eso ella se enfadó muchísimo y por supuesto, supongo yo que estaba muy triste que choco en el auto que conducía, si me preguntas a mi, el fue quien la mató"

Me sentí mareado, asqueado solo una persona sabia todo lo que contaba en aquel correo y esa era Sofía, quise estrellar el notebook contra la pared pero eso era evidencia, evidencia de acoso de parte de Fabiana y sabia que Luca quería hacer algo con ella así que me contuve.
-lo lamento Dante pero esto no es todo
-cazzo, Luca! – Luca hizo zoom a la dirección donde se habían enviado los correos, había otra dirección: SorníM@gmail.com, ¿era una broma?, me levante de un salto y tome mi chaqueta.
-¡espera Dante! ¿Dónde vas?
-debo ir con ella, si recibió esto…debo aclararlo
-lo sé pero debemos ir con la policía
-lo haré pero necesito saber cómo esta Mía primero
-de acuerdo, no te preocupes llevaré todo esto a la policía pero debes volver
-lo haré

No lo pensé mucho, no preparé nada para el viaje, tome las llaves de mi auto e inicie mi viaje rumbo a Florencia.
Estaba desesperado, llame a Elisa para preguntarle la dirección del departamento de Mía, ella no entendió mucho lo que sucedía, tal vez Mia aún no le había dicho lo que había pasado entre nosotros, intenté nuevamente llamar a Mía pero por supuesto no respondía, durante las tres horas de viaje baraje millones de posibilidades, qué haría si me rechazaba, si no me abría la puerta, solo estaba seguro de algo, no regresaría a Roma sin que ella me escuchara.
Estuve en el estacionamiento de su edificio por más de quince minutos, estaba increíblemente nervioso, respire profundo y salí del auto, mi primer obstáculo era la recepción, allí estaba el recepcionista.
-Buonasera signore, come posso aiutarti? – dijo
-buona sera, visiterò il dipartimento di Mía Sorní
-oh la signorina sorni, ho bisogno del tuo nome
-Dante Berardi, sono il suo fidanzato – no debí utilizar esa palabra pero si le decía que solo era su novio temía que no me dejara pasar.
-Informerò la signorina Sorní del tuo arrivo
-no, preferisco fargli una sorpresa – el me sonrió
-Mi dispiace signore, ma devo informare – una pequeña derrota, el hombre levantó el teléfono y marco pero luego de unos segundo colgó. - Mi dispiace, pensó che la signorina Sorní non sia nel suo appartamento
-Non sai dove può essere? – mire m reloj, eran pasadas las dos de la mañana ¿dónde estaría?
-no, mi dispiace
Salí de la recepción y llamé inmediatamente a Elisa.
-¿Qué sucede Dante? Que me llames dos veces en un día es extraño
-lo siento, ¿no sabes dónde puede estar Mía?
-¿qué? ¿Cómo, no sabes dónde está?
-llegue a su departamento pero -no está aquí y ya es bastante tarde
-si, no lo sé, espérame unos minutos, la llamaré
-gracias
Espere pacientemente  me moví de un lado a otro por la acera pensando que la vería doblar la esquina pero no apareció, Elisa me llamó de vuelta.
-Dante…ella
-¿Qué?
-esta en un lugar llamado Space club
-¡mierda!
-¿lo conoces?
-si he estado allí un par de veces, te lo agradezco mucho
-avísame por favor cuando la encuentres
-lo haré
Recorrí las calles rápidamente hasta dar con el lugar, me salté la fila que aún había en al entrada y fui directamente con el guardia.
-Hola Stephan
-¡Dante! ¿Cuánto tiempo ha pasado?
-bastante – me dio un abrazo
-dime ¿qué puedo hacer por ti?
-vengo por alguien - me miró como en los viejos tiempos, cuando visitaba este lugar con otras mujeres.
-no vengo por trabajo, lo dejé
-¡vaya! Eso es… sorpresivo
-no lo es tanto, lo venía pensando hace ya un tiempo, por cierto la mujer a la que busco…- saque mi teléfono y le mostré una foto de Mía que tenía allí, una foto que le había tomado cuando estábamos en Santa Severa.
-creo que la vi, reconozco esos ojos, vino con un hombre, están en el vip – los Vips de este lugar solo se utilizaban para dos cosas y ninguna me causaba mayor entusiasmo de que Mía estuviera allí
-gracias
-de nada hermano
Entre al bullicio, el sonido era ensordecedor, vi la pista de baile repleta de personas, me dirigí escaleras arriba inmediatamente, allí sacude a Patricio, el dueño del lugar, me hicieron entrad sin mayor dificultad, me hicieron un par de preguntas y cuando pregunté por Mía me indicaron donde estaba. Camine hacia el lugar, dentro habían un par chicas entre ellas Mía y varios hombres jóvenes, uno le susurraba al oído y tenía puesta la mano sobre su rodilla, respire profundo, habían cosas más importantes en juego que ponerme celoso frente a unos críos.
-Mia – dije elevando un poco la voz solo para que me escuchara, el hombre me miró de pies a cabeza y yo le devolvió la mirada, Mía tenía un vaso de algo en la mano, cuando su mirada se encontró con la Mia supe de inmediato lo que pensaba, me odiaba, ella lo sabía, vi en el bolsillo de la chaqueta del hombre un sobre transparente con varias pastillas con colores llamativos ¿MDMA? ¿De verdad Mía?, me moví hacia Patricio, le informé lo que estaba pasando, el miro al tipo y luego dos guardias lo sacaban arrastrando del vip, las chicas lo acompañaron así que nos quedamos solos Mía y yo, ella se quiso marchar.
-por favor dame unos minutos
-¿minutos? Te di meses Dante
-por favor es importante
-¿sabes? No me importa- volvió a levantarse pero esta vez no la detuve, se tambaleó, estaba borracha, la acompañe hasta que salimos del club, hacia frío así que me quité la chaqueta y quise ponerla sobre sus hombros pero ella camino más rápido.
-gracias Stephan
-espero verte pronto - nos despedimos y seguí a Mia, se estaba congelando, se había abrazado el cuerpo, llevaba un vestido negro bastante corto que daba sus hombros descubiertos y parte de su espalda, insistí en ponerle la chaqueta y al cuarto intento ella accedió.
Intentó sin éxito caminar de manera recta, mantuve la distancia esperando que ella hablara primero, estaba enojada y la entendía, no quería presionarla, llegamos a su edificio y al entrar ella ni siquiera saludó a la recepcionista, en cambio yo le hice una señal con la cabeza, entramos al ascensor y ella solo se apoyó en la pared con los ojos cerrados, la había extrañado tanto, el aroma de su perfume golpeo mi nariz y quise abrazarla, sentirla pero respire profundo mantuve la mente quiere por el resto del viaje.
Bajamos del ascensor, seguí a Mía hasta llegar a su puerta, busco en el pequeño bolso que llevaba cruzado, metió la llave sin problema y abrió pero para mi sorpresa cuando estaba a punto de entrar ella ceremonia puerta en mi cara, apoyé las manos en ella.
-¿Mía? Mía, amore por favor abre, necesitamos hablar – nada – Lo lamento, lo lamento mucho pero necesito que hablamos, explicarte lo que pasa -respire profundo – se que lo leíste, por favor, si no quieres verme después de hablar lo entenderé – la puerta se abrió pero no la vi, sentí pasos que se alejaban de donde estaba luego sentí ruidos, corrí hacia donde ella estaba, estaba de rodillas frente al inodoro, me arrodille y cuando iba a tocarla ella puso una mano en mi pecho.
-sal de aquí- dijo pensé que nuevamente me estaba apartando – no quiero que me veas así
-tranquila, está bien
-no, no esta bien – se levanto y fue al lavamanos, me pare detrás de ella, se enjuagó la boca y se lavo los dientes dos veces, apoyo las manos en la encimera. - ¿es verdad? Lo que decía el mail – me costaba responder, después de esto no había marcha atrás.
-si – ella salió furiosa del baño – Mía…
-¡Me sentiste! ¿Como pudiste con algo así? –se giró, estaba llorando
-yo…
-si me dices una vez más que lo sientes…- nunca la había visto tan enojada – decidiste mentirme, te he dicho todo, te dejé entrar en mi vida, confié en ti…¿fui una más? ¿Se acabo y ya pasaste página?
-¿Qué? ¡No! Yo no…
-me llamó Dante, hablé con Sofía- el mundo se me cayó a los pies ¿había hablado con ella? ¿Por qué? ¿Qué diablos le había dicho? – ella dijo que…que habían retomado su relación
-¡¿Qué?! Mierda, Mía no, yo nunca volvería con ella – intente poner mis manos en su rostro pero ella retrocedió, de acuerdo, no la tocaría, entendido – es mentira
-¿Debería creerte ahora?
-no puedo pedir que me creas pero necesito decirte lo que paso.
-te escucho
-gran parte de lo que decía el mail que envió Sofía es cierto, estuvimos juntos un tiempo, nada muy importante solo nos reuníamos para…
-coger – terminó Mía cruzándose de brazos
-no quería llamarlo de esa forma pero si, era una forma de desahogo para ambos, nunca estuve con nadie más mientras nos veíamos, nunca llevé a otras mujeres a casa, si estoy con alguien no frecuento a otras aunque la relación sea pasajera, lo que sucedió con Anna…estuvo mal, no tengo justificación para eso, no fue un error porque yo estaba consiente de lo que hacía, la engañé y créeme que saber que ella abandonó este mundo furiosa conmigo de ese modo me pesa cada maldito día de mi vida.
-¿con cuantas mujeres debo compartirte Dante?
-Mía tu eres la única con la que he estado después de Sofía, no existe nadie más, te amo y quiero que me creas porque estoy diciendo la verdad. Me miró con desconfianza y no la culpaba.
-si no estuviera borracha te hubiera sacado a patadas de mi casa, quiero que te vayas
-Fiore…
-no me llames así, debí haberlo sabido, debí tener sexo contigo y dejarlo o tal vez no hacer nada y haberte sacado de mi casa cuando Elisa nos dejó solos…si eso debí hacer – me dio la espalda, se afirmó de la pared mientras caminaba hacia la sala y se sentaba en el sillón,  la seguí caminando muy despacio, sus palabras me hacían daño ¿dónde estaría yo si solo me hubiera limitado a hacer mi trabajo aquel día? Acompañarla como había dicho Elisa, recordé la conversación que habíamos tenido y por más que intentaba pensar en algún otro resultado sabia que terminaríamos besándonos y eso nos llevaría otra vez al punto donde ahora estamos, porque al momento de haberla acariciado, besado, todo había cambiado – te hubieras marchado y yo continuaría mi vida, ¿Por qué no le hice caso a mi cabeza? ¿Cómo podrías tu amar a alguien? ¿quién diablos eres tú? Un maldito prostituto, te vendes al mejor postor, ofreces tu tiempo y otras cosas a mujeres desesperadas – mi corazón estaba destrozado pero no dejaría que me tratara de esa manera, me acerqué y la tomé de los brazos obligándola a levantarse para quedar a mi altura.
-¡sabes perfectamente que no lo era! Te arrepentirás mañana de lo has dicho
-¡no lo haré, saca tus asquerosas manos de mi! – la solté
-¿qué hay de todas las veces que me dijiste que me amabas? ¿No significaba nada para ti?
-fueron sólo palabras – acercó tanto su rostro al mío que si solo estaba el cuello unos milímetros podría besarla.
-¿lo fueron?
-si
-¡mentirosa!
-¿yo mentirosa? ¿Quién dijo que no le importaba si lo acosaban los reporteros? Te vi correr de ellos, correr como un cobarde a esconderte
-¡Por que me estaban agobiando! -ambos ya estábamos hablando a gritos
-tal vez debiste contarle nuestra historia, aún puedes, ganarías unos cientos de euros ¿no es eso lo que te importa? ¿Ganar dinero?
-Debes estar bromeando ¿crees que sería capaz de eso?
-¡te creo capaz de todo! No dejaré que rompas mi corazón
- ¡rompiste el mío y no te importa!
-¿cómo podría romper algo que no existe? – me que de piedra, había sido hiriente y lo había soportado pero ahora era cruel, me limpie las lágrimas y reí de mala gana.
-es todo, no soportaré esta mierda un segundo más, estás equivocada Mía, horriblemente equivocada, te amaba y aún lo hago, podía vivir con el corazón roto pero ahora tomaste los pedazos les aprendiste fuego y ni siquiera te importa, estos meses han sido los más felices de mi vida pero lo que siento por ti no justifica soportar lo que acabas de hacer, lo jodiste y aunque me creas capaz, nunca le diré a nadie lo que paso entre nosotros – no dijo nada, camine rumbo a la puerta y antes de cruzarla me quedé unos segundos allí – por cierto no fuiste la única que abrió su vida a un extraño, tuviste mi corazón en tus manos aquella noche cuando viste libertad en Roma sobre mi balcón, felicitaciones ya no queda nada de ese corazón.
Al cerrar la puerta escuche un llanto desgarrador, quise correr hacia ella, abrazarla y decirle que olvidamos la última hora, no era por orgullo lo que me obligaba a alejarme de allí, si no más bien amor propio, las palabras duras de Mía no eran algo que tuviera que soportar, nadie debía recibir aquel trato de nadie, la conocía, sabia que tal vez el alcohol hablaba por ella pero tampoco era justificante de su actuar, estaba aburrido de darle en el gusto a todo el mundo, era hora de ver por mi, ya no había vuelta atrás, tal vez no vería nunca a Mía pero ella lo había decidido así, ya no había nada que hacer, mi relación con Mía Sorní a partir de la siguiente mañana, seria solo un recuerdo, un pequeño artículo en algún tabloide en América, se había acabado y debía aceptarlo.

La pasión de Dante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora