Después de cenar caminamos por la ciudad tomados de la mano, no me importaba el frío, estaba con el, sentía su calor y era todo lo que necesitaba, me habló de lo mucho que había trabajado estos meses, las campañas publicitarias y lo tedioso que era trabajar con modelos, yo solo me quedé observándolo y escuchando atentamente cada palabra que decía, nos habíamos detenido en el Ponte alle Grazie para mirar el Arno, las luces de la ciudad me daban un ambiente cálido y romántico, de pronto dejo de hablar, me miró y bajo la mirada.
-no me mires así - dijo con una sonrisa tímida
-¿cómo te estoy mirando? – dije mordiéndome el labio inferior de forma inocente, no respondió, levantó su mano y liberó mi labio con su pulgar, luego me encerró con sus brazos, estaba entre su cuerpo y el barandal del puente, su nariz rozó la mía.
-¿Qué estás pensando? – pregunto
-en ti – era verdad, pero esos pensamientos estaban mezclados con cosas que me gustaría hacerle sentir, se veía tan endemoniadamente atractivo que me costaba una enormidad dejar mis manos quietas, sobre todo mientras cenamos, solo el verlo comer me calentaba la sangre y aún más cuando bebía vino y dejaba asomar ligeramente su lengua, no estaba segura si era consiente o no de lo que provocaba en mi, había pasado tanto tiempo desde que lo había tocado por última vez, desde que alguien me había tocado que me ardía la piel solo pensar en aquellos encuentros, llámenme adicta o lo que sea pero desde que Dante había entrado en mi vida, mi deseo constante era tenerlo junto a mi, tocarlo, besarlo, entre otras cosas, provocaba aquella respuesta casi animal en mi, no me importó la gente que estaba a nuestro alrededor, por suerte el abrigo de Dante ocultaba lo que pensaba hacer, moví mi mano y subí por su entrepierna, el se sobresaltó y atrapó mi mano al instante.
-¿te has vuelto loca? -pero la sonrisa y la mirada cargada de deseo que me dedico me indicaba que no estaba del todo en contra de la idea. – ¿qué has estado haciendo mientras yo no estaba?
-cosas – estaba tan cerca de mi que podíamos respirar nuestros alientos.
-dime que cosas ¿me has extrañado?
-si, no sabes cuánto
-me hago una idea ¿has utilizado mi regalo? -de pronto caí en cuenta que no lo había hecho, su recuerdo me producía tal dolor que ni siquiera había pensado en hacerlo - ¿Fiore?
-yo no…
-¿en todo este tiempo? – asentí, su mano subió y rozó mi pecho ligeramente, me estremecí al contacto ya que no llevaba sujetador y el terciopelo acarició la zona más sensible, volví a acercar mi mano a su entrepierna y esta vez ejercí mas presión - Amore no es fácil caminar con una erección por la calle -me acerque a su oído
-quiero tocarte
-y yo a ti pero no aquí- bajé mi mano e hice un puchero que le pareció gracioso – por alguna razón siento que volvimos a la adolescencia.
-me siento igual
-tengo una idea, te llevaré a mi departamento
-¿te estas quedando allí?
-si, era más fácil que quedarme en un hotel.
-¿de verdad viniste por trabajo?
-asi es, mañana temprano debo ir a ver una locaciones para una sesión
-oh
-asi que ¿qué dices? ¿Vienes conmigo?
-no tienes que preguntar dos veces
Dante antes de caminar se cerró el abrigo y a mi me produjo gracia aunque a el no tanto. Caminamos varios minutos hasta llegar a Via della Colonna, los edificio aquí eran muy tradicionales, entramos a uno, nos recibió el conserje el cual saludamos y subimos unas enormes escaleras en forma de caracol, no había ascensor como en casi todos los edificios antiguos de aquí, llegamos a la cuarta planta, nos detuvimos en una de las dos puertas que habían y entramos, no pide ver nada solo había oscuridad pero a los pocos segundos Dante encendió la luz, el lugar no era para nada como las casas tradicionales, las paredes eran de color marfil y los muebles contrastaban en colores grises y negros, era muy moderno pero nada aquí parecía decir que era una hogar, parecía más bien una casa piloto, por supuesto que lo parecía si Dante no había pasado tiempo aquí.
-serviré vino, puedes acomodarse donde quieras – dijo mientras me quitaba el abrigo.
-gracias – me dirigí a la sala y me senté en un sillón de cuero enorme en forma de L, sentí el sonido del cristal h me giré para mirar a Dante moverse por la cocina, todo el lugar tenía un concepto abierto, no había paredes que separaran la sala del comedor ni de la cocina, aproveché y me quité los zapatos, me estaban matando, levante las piernas y las doble a un costado de mi cuerpo, sentí de pronto que esto era lo que teníamos, era todo, Florencia era un refugio un lugar donde la prensa aun no llegaría, no sabían que estaba aquí, esperaba que no supieran aún. Dante regresó con dos copas y una botella de vino toscano, sirvió mientras yo observaba distraída sus movimientos.
-Salute -dijo chocando su copa con la mía, yo no respondí solo le sonreí, mi cerebro había escogido el peor momento para pensar en si alguien nos había visto mientras dábamos aquel paseo. - ¿estás bien?
-si -el frunció el ceño, tomo mi mano y jugo con mis dedos un momento.
-estas tensa
-no es nada
- ven, acompáñame te prepararé algo
-¿algo como que?
-solo vamos – llevamos nuestras copas, el abrió una puerta doble de cristal con cortinas blancas y entramos a su habitación, una enorme cama nos dio la bienvenida, era lo único que tenía color en el lugar, era de un color carmesí oscuro precioso. – te ayudaré con eso
-¿con que? -pero antes de responder, había tomado mi copa y la había dejado sobre la cómoda al igual que la de el, no me había dado cuenta que había traído una pequeña caja, desde aquí se podía oler el chocolate y casi de inmediato se me hizo agua la boca ¿qué estaba planeando?
-te ayudaré a relajarte ¿de acuerdo? Siéntate volveré enseguida – me dejo sola en la habitación ya que desapareció detrás de una puerta de lo que parecía ser el baño, hice lo que me pidió, me senté en la cama, era muy blanda, quise dejarme caer de espaldas pero me contuve, era hora de dejar de pensar en estupideces, como decía Elisa, no tenía caso pensar en algo que estaba fuera de mi control, mucho menos en un momento como este, me concentré en volver a pensar en lo feliz que me sentía hace media hora, respire profundo y me di cuenta que frente a mi había un espejo enorme a la altura de la cama, eso si era sorpresivo pero nos imaginé allí reflejados y senti el rostro caliente pero un poco de inseguridad se instaló en mi, en los pasados meses había hecho muy poca actividad física y la mayor parte de mi tiempo libre me la pasaba en cama viendo películas en netflix, había subido un par de kilos ¿qué pensaría Dante sobre eso?
-¿sobre que? – su voz me sobresaltó ¿lo había dicho en voz alta?, todo pensamiento quedó pausado al verlo entrar a la habitación vistiendo solo su ropa interior, en la mano traía un frasco con un líquido color ámbar.
-nada – dejo el frasco en la mesita de noche y se acercó a mi, me ofreció su mano y la tomé para levantarme.
-te daré un masaje
-¿de verdad? -la idea me animó
-si
-y luego nos daremos un baño, si quieres puedes dormir esta noche aquí o si no te iré a dejar a tu casa
-me gustaría quedarme
-genial -una sonrisa iluminó su rostro, me besó la mejilla, su boca se quedó en mi piel mientras avanzaba hacia mis labios, era la primera vez me besaba de forma pasional, fue arrebatador, devastador, quede sin aliento y apenas pude abrir los ojos para mirarlo nuevamente.
-extrañe tanto esto – susurro casi con un gruñido, su mano subió por mi espalda buscando el cierre del vestido, lo bajo de manera lenta y cuando el vestido cayó por mis hombros ayudado por sus manos lo sostuve en mi pecho - ¿cariño qué pasa?
-yo…eh…estos meses me he descuidado un poco, tal vez no me vea igual que antes
-¿a que te refieres?
-he ganado peso – levanto sus cejas ligeramente luego puso una expresión seria
-veamos…-sus manos bajaron de mis brazos a mi cintura y luego a mis caderas para situarlas finalmente en mi trasero, me acerco a el y sentí su excitación en mi vientre – estas perfecta, kilos más kilos menos, ¿a quién le importa? No debe interesarte mi opinión, solo la tuya, si te sientes cómoda esta bien por mi, eres preciosa sin importar que – apretó mi trasero – pero vaya que bien se siente esto
-¿Por qué eres tan malditamente adorable? -pregunté
-porque te amo y tu me amas
- Respuesta correcta – deje caer mi vestido, quedando solo en bragas, me miró por unos segundos y soltó un sonoro suspiro
– sei meravigliosa, sei molto bella, lascia che ti adori – y eso hice, dejé que me adorará, sus dedos acariciaron mi mejilla y fue bajando junto con su mirada por mi cuello, clavícula, fue un toque delicado cuando llevo a mi pecho y luego a mi vientre, tomo mi mano y me guio hasta la cama – recuéstate boca abajo – le obedecí, lo sentí moverse a mis espaldas, lo esperé pero cada segundo sin sus manos en mi piel me torturaban una enormidad, sentí sus dedos al borde de mi ropa interior y la bajo por mis piernas hasta que ya no supe dónde fue a parar, sentí sus labios en la parte baja de mi espalda lo cual me produjo escalofríos, el aroma a almendras invadió la habitación y luego sus manos estaban en mis hombros masajeando de forma deliciosa mis hombros, solté un gemido de auténtica satisfacción, estuvo unos minutos regañando los músculos de mi cuello y luego bajo por mi columna, mis costillas y luego mi cintura, presiono con sus pulgares ligeramente y me hizo cosquillas.
-se supone que debes relajarte – sus labios estaban a centímetros de mi oído
-mejor haces cosquillas-senti sus piernas a cada lado de mi cuerpo, estaba ligeramente se tardó sobre mi trasero a horcadas sobre mi, gire mi cabeza hacia el espejo y lo que vi me dejó sin respiración, estaba completamente desnudo sobre mi y sus músculos se flexionan y tensaban cada vez que masajeaba un lugar, era una imagen increíblemente erótica y yo me veía diminuta en comparación. Bajó sus manos por mi espalda una y otra vez concentrándose en puntos específicos, sabia lo que estaba haciendo ¿lo había hecho antes? Tal vez sí, ya no importaba ahora me lo hacía mi y era lo único que necesitaba saber, cuando sus manos llegaron a mi trasero masajeando suavemente, vi su reflejo en el espejo morderse el labio, su cuerpo ya estaba completamente preparado para lo que sucedería más adelante, me parecía increíble que yo fuera la causa de su excitación, sentía el edredón de la cama rozarse con alguna zonas de mi cuerpo que estaban sumamente sensibles lo cual hacía crecer la humedad entre mis piernas, que tortura más dulce, se bajó de mi y me sentí un poco decepcionada, necesitaba más , se acercó y habló con una voz muy ronca.
-necesito que te sientes en la cama, de espaldas a mi – me moví con cuidado, hice lo que me pedía, me levante poniendo las piernas bajo mi cuerpo, de rodillas en la cama y esperé, mire hacia atrás y lo vi poner un poco más de el líquido de la botella que había traído sobre sus manos, lo calentó unos segundos y se acercó a mi pegando su cuerpo al mío pero manteniendo una distancia considerable sin que sus caderas tocaran las mías, masajeo mi cintura, fue subiendo poco a poco hasta que sus grandes manos abarcaron mis pechos y yo casi grité de placer, estaba tan sensible que pensé que con unos pocos movimientos me haría estallar en mil pedazos , mi trasero se movió por voluntad propia hacia atrás, sentí como contenía la respiración cuando su virilidad tocó mi piel, se acomodó mejor acercándose un poco más, rodeando mis caderas con sus piernas, me tenía a su completa merced y yo no me quejaba, su mano derecha bajo de mi pecho a mi vientre y continuó su camino hasta llegar a mi entrepierna, el aceite caliente y su mano hacían maravillas, trazo caricias lentas al inicio, su mano era tan grande que con un solo dedo podía abarcar toda mi longitud, poco a poco uno de aquellos dedos fue abriéndose paso en mi interior.
-Dante - susurre
-¿Si amore?- susurro en mi oído de forma inocente
-no te detengas
-no lo haré - su palma tocaba mi punto más sensible mientras que su dedo se movía con maestría, mis caderas no podían mantenerse quietas, pero por los sonidos que emitía y por lo que sentía en la parte inferior de mi espalda el estaba disfrutando la fricción tanto como yo, levante mi brazo y lleve mi mano a su nuca, necesitaba aferrarme a algo, nos mire en el espejo, era hermoso, movía sus caderas contra mi y deseé como nunca tenerlo en mi interior.
-por favor -le susurre, el gimió y aquel sonido me hizo estallar contra su mano, tuve que aferrarme a su brazo para mantener el equilibrio, cuando mis entrañas y mi cuerpo dejaron de temblar, Dante saco su mano de mi y me sentí vacía, lo necesitaba – hazlo de una vez por favor
-pero…pero deberíamos quitarnos el aceite primero - me sentía salvaje y si no lo tenía ahora iba a morir de una combustión espontánea.
-por favor – casi llore
-no debes suplicar fiore, recuéstate
-no, hagámoslo así- me giré para ver su expresión, estaba sorprendido pero excitado al mismo tiempo.
-de acuerdo – puse mi manos sobre el edredón, me acarició primero y luego fue introduciéndose centímetro a centímetro, de forma lenta, dejé salir todo el aire que tenía contenido en los pulmones y me incliné hacia abajo, nunca lo habíamos hecho así pero se sintió bien, Dante se inclinó hacia adelante y beso mi espalda en repetidas ocasiones, cuando estuvo completamente dentro comenzó a salir también muy lentamente y cuando aumentó la velocidad sentí la impetuosa necesidad de acariciarlo así que me erguí y busque su rostro, sus manos se aferraron a mis caderas, gire mi cabeza y lo besé, sus gemidos se hacían cada vez más fuertes, acaricie su cabello, tomo mi pecho y lo apretó ligeramente, me sentía completamente fuera de mi, con su brazo me rodeo la cintura cuando alcancé mi segundo orgasmo, el se detuvo por un momento y luego volvió a recuperar el ritmo, por la forma en como se sentía sabia que estaba llegando el suyo también, apoyo su mentón en mi hombro, jadeo un par de veces y su orgasmo catapultó mi tercero, me apreté a su alrededor de forma exquisita, ambos temblábamos, estaba exhausta, beso mi cuello varias veces y luego su mano bajo a mi entrepierna, di un brinco, me sentía demasiado sensible para recibir más caricias pero eso a Dante no le importo.
-uno más cariño, dame uno más- susurro ¿qué podía decir contra eso? No tenía argumentos para negarme y mi cuerpo tampoco, caricias lentas fueron aumentando el ritmo hasta que me encontré jadeando nuevamente, mis músculos lo apretaban, estalle nuevamente ý el jadeo debido a mi reacción, me mantuvo en sus brazos hasta que mis músculos se relajaron por contento, no hubiera podido seguir manteniéndome erguida si no fuera por el, me tomo y me recostó junto a él, me sentía en las nubes.
-¿te relajaste? – su pregunta me hizo reír.
-tienes un don en esos dedos
-están a su disposición signorina – me giré para mirarlo.
-te amo
-te amo también- se inclinó y me besó - debemos darnos un baño, dejaremos la cama inservible – era verdad, el aceite iba a arruinar las mantas, muy a mi pesar me levante pero el fue más rápido y me tomo en sus brazos, me llevo al baño, me sorprendió muchísimo que tuviera una tina lo suficientemente grande para que tres personas adultas cupiesen en ella, el baño era un sueño, mantenía la monocromía del resto de la casa exceptuando las toallas que tenían el mismo rojo de la cama, había una tina y una ducha, Dante estaba llenando la tina y puso algunas gotas de algo sobre el agua, me sentia tan abrumada, tan llena de amor y afecto que sentí ganas de llorar y eso fue lo que hice, Dante se estiro su mano hacia mi
-amore ya está…¿Qué sucede? – tenia aquella expresión de terror en el rostro, me acerco a el y me abrazó.
-es solo que…me siento tan amada, como nunca me había sentido antes, gracias – sonrió
-te mereces todo el amor del planeta.
-ambos lo merecemos
-así es
-eres maravilloso – lo mire y el bajo la cabeza avergonzado – lo es
-vamos, hace frío – me ayudo a entrar, el agua estaba exquisitamente caliente, el se posicionó detrás de mi mientras me sentaba, pasó una mano por mi cintura y me acerco, me apoyé en su pecho, saco una esponja de algún sitio y puso jabón en ella, la paso con cuidado por mi brazo, subiendo y bajando varias veces.
-cariño levántate un poco – me senté y el paso la esponja por mi espalda, había cuidado ya mucho de mi, era mi turno, me giré y le pedí la esponja, el con una sonrisa me la dio, me posicione entre sus piernas, puse un poco más de jabón en ella y la pasé por su cuello y pecho, la propuesta de Dante vino a mi cabeza en ese momento.
-¿es verdad lo que dijiste sobre Paris?
-por supuesto que sí, trabajaré en la semana de la moda para Vogue como fotógrafo
-¿Vogue? ¡Oh por dios! ¿Es una broma? Pero si dijiste que era un trabajo en una agencia– sonrio orgulloso - ¡Mierda Dante! Eso es increíble
-no quería arruinar la sorpresa – deje la esponja a un lado, tome su rostro y lo besé
-estoy tan orgullosa de ti…-pero había algo en su mirada que no parecía muy convencido - ¿es algo bueno verdad? Digo ¿quieres estar allí?
-si, digo, será exigente, muy exigente
-lo harás muy bien, excelente
-cuando me llamaron para ofrecerme el trabajo me sentí aterrorizado, ya sabes es una revista grande y dudé que pudiera estar a la altura.
-por supuesto que lo estarás, eres brillante, talentoso, apasionado por lo que haces, tienes todo lo que se necesita – me acerco a el.
-si hubiera escuchado lo que dices ahora aquel día hubiera aceptado el trabajo de inmediato.
-¿no lo hiciste?
-no, me tarde un mes en aceptar
-vaya
-Por cierto hay algo en lo que necesito tu ayuda
-claro, dime
- Luca me ha ayudado pero no he encontrado ninguna que me guste
-¿qué es? – su mirada vagó por mi cuerpo
-ya que empezaremos una vida juntos en Paris, quiero que vivamos juntos – mi mandíbula cayo.
-yo…no se que decir
-dime que si
-si – ambos sonreímos
-entonces…debemos comprar una casa, como dije Luca me ayudó pero ninguna me agradó- volví a acomodarme en su pecho y acaricie sus antebrazos
-me parece una buena idea
-pero por ahora debemos salir de aquí, el agua se esta enfriando – Dante salió primero, muy a mi pesar envolvió sus caderas en una toalla y luego regresó a mi con una enorme y almidonada toalla, me levante h el me envolvió con ellas como lo haría con un niño, me tomo en sus brazos y me llevo a la habitación, me sentó en la cama y yo me seque con la toalla, el regreso con la pequeña cajita que había visto al inicio y con una de sus camisetas.
-puedes usar esto para dormir -me la dio
-gracias – no me habia mojado el cabello y este seguía en el recogido que me había hecho así que me quité la toalla y me pise la camiseta, bajo la intensidad de las luces dejando casi todo en penumbras, se acostó en la cama y me invitó a pasar bajo las mantas, me apoyé contra el.
-¿qué es eso? -pregunté ya no pudiendo más de la curiosidad, la abrió y adentro habían diferentes tipos de chocolate.
-abre la boca – dijo sacando uno y acercándolo a mis labios, olía a caramelo y chocolate, se me hizo agua la boca, me acarició los labios con el dulce antes de que yo lo midiera, lo mastique un momento pero no me dio tiempo de más, me tomo el rostro y me besó introduciendo su lengua para saborear el también el chocolate, gemí sobre sus labios, al sentir su sabor, su mano abarco mi pecho.
-te sientes tan bien, creo que nunca tendré suficiente de ti – susurro, a pesar de que lo habíamos hecho solo hace una hora sentía la impetuosa necesidad de tenerlo entre mis piernas nuevamente, por alguna razón esta sensación se había hecho mucho más intensa ahora que volvíamos a estar juntos ¿había sido el tiempo separados? No tenia ni idea pero dudaba que pudiéramos dormir esa noche, me moví para quedar esta vez sobre el, en sus caderas.
-diablos Mía, no puedo pensar en otra cosa.
-yo tampoco
-¿quieres hacerlo otra vez?
-si
-gracias a dios, me hubiera vuelto loco si respondías que no.
Estaba en lo cierto, aquella noche apenas pudimos dormir, recuperamos el tiempo perdido.
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La pasión de Dante
RomanceDante tiene un trabajo peculiar, Mía es una chica que necesita una motivación para recuperar su vida.