Capitulo XVIII

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Regresé a Roma aquel mismo día, decidí concentrarme en mi vida y que todo volviera a la normalidad, si, Mía había sido importante pero no podía detener todo debido a ella , me dolía muchísimo pero la vida continuaba y tenía cosas que hacer antes de poder sumirme en el dolor de la ruptura.
Luca no dijo ninguna palabra sobre mi viaje a Florencia de hecho solo se dedicó a hacer las denuncias, me acompaño a la estación e hicimos todos los trámites. Después de todo no recibí más amenazas de Fabiana y por más que intentamos ubicarla no fue posible.
Continué con mi vida, el trabajo era cada vez más exigente y ya no tenía tiempo ni siquiera para pensar en Mía, me dolía, pero no podía hacer nada.

Mía
Llevaba meses completos sintiéndome como un verdadero zombi, estaba vacía, era como si me hubiera arrancado yo misma el corazón  y lo hubiera pisado un elefante para luego volverlo a poner en su sitio, había sido una completa idiota, todo era mi culpa. En varias ocasiones había estado a punto de llamarlo o enviarle un mensaje, sabia que no quería saber de mi mucho menos verme, le había destrozado el corazón como el había dicho, estaba completamente consiente de nuestra conversación, estaba borracha, si, pero sabia cada palabra que decía por eso me sentía tan avergonzada, no podía creer que tiempo atrás fue a mi a quien le habían destrozado el corazón, ahora era yo quien hacía lo mismo.
-¿me estas escuchando? – dijo Elisa un poco molesta
-si
-mentirosa ¿estás bien? -asentí – más mentiras
-¿qué quieres que te diga? – nos detuvimos frente al palazzo Veccio, Elisa me visitaba cada mes después de todo lo que había pasado, sabia que no estaba bien y quería acompañarme.
-no lo sé -nos quedamos unos minutos en silencio.
-soy horrible
-no lo eres, solo…tuvieron una discusión en un mal momento, sabes lo que pienso, deberías llamarlo.
-no creo que quiera escucharme
-¿cómo lo sabes? No lo sabrás hasta que lo hagas
-lo sé porque se lo que se siente, yo no quería saber de Adrián
-eso fue diferente…- por sobre el hombro de Elisa vi un sombra, era una mujer, estaba en la esquina del Palazzo, el sol comenzaba a ocultarse y las sombras y la distancia no me permitían distinguir su rostro pero nos miraba fijamente.
-deberíamos irnos
-¿qué, porque?
-solo…regresemos a casa – dimos me vuelta para regresar, mire nuevamente el lugar donde estaba ella pero ya no estaba.
Al regresar pedimos comida china aunque a Elisa le pareció una mala idea, no tenía ánimos de cocinar, en realidad no tenía ánimos para casi nada.
-estas muriendo por dentro ¿no crees que el se siente igual?
-ya no tiene caso que insistas Elisa ya ha pasado tiempo tal vez ya lo supero y yo debería hacerlo también.
-no puedes y no lo digo para criticarte, se que lo has intentado.
-el tenia razón, se abrió a mi, me mostró su vida, su familia y yo…yo guarde el secreto tanto tiempo.
-tu vida no es fácil
-debí decírselo a penas pude así sabia en que se metía
-no debes torturar con cosas que no puedes cambiar. 
-hay más
-¿más?
-mis padres saben sobre Dante
-¿qué? ¿Cómo?
-paso lo que temía, alguien hizo un artículo detallado sobre el y a lo que se dedicaba ¿por qué no lo he llamado ni buscado por cinco meses? Porque si vuelven a vernos juntos, o si mis padres se enteran…su vida se convertirá en un infierno
-¿Por qué no me lo habías dicho? – me encogí de hombros - ¿el lo sabe?
-espero que no, no quiero hacerle más daño, si pudiera volver a verlo al menos una vez más, me gustaría disculparme con el 
-deberías hacerlo ambos necesitan un cierre, si es eso lo que realmente quieren.

Durante semanas pensé en como me disculparía con Dante, no podía simplemente regresar a Roma y presentarme en su puerta, decir lo siento y marcharme, sabia que si lo veía me rompería en mil pedazos, lo amaba y en ningún momento ese amor había disminuido  al contrario, parecía que había aumentado. Revisaba cada día los medios americanos para saber si había información sobre Dante pero por suerte sólo había aparecido aquel artículo pero era lo suficientemente dañina como para que continuara en internet, hable con algunos de mis contactos para que hicieran lo posible para bajarla pero el medio era poderoso y no logré nada. Escribí un mensaje, debía hacerlo ya, había dejado pasar mucho tiempo, necesitaba esto para seguir adelante.

La pasión de Dante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora