Ni siquiera había podido dormir, tome mi celular y decidí buscar de una vez por todas quien era Mía Sorní, lo que encontré me sorprendió muchísimo, aparecían muchas fotos de ella con muchos cambios en su cabello durante los años, una foto llamó mi atención, aparecía ella en alguna playa junto a un hombre que daba la espalda a la cámara, ambos parecían pasarla bien, abrí el artículo y leí: “Sorni y De Rivera disfrutan de su amor en una romántica escapada de la ciudad", la imagen era de hace algunos años, ambos parecían felices y aunque sabia que todo había terminado no pude molestarme al ver imágenes de ambos besándose en el agua, seguí mirando fotos, había una donde aparecía Mía junto a un hombre y una mujer muy parecidos a ella, deduje que eran sus padres, ella parecía muy feliz, llevaba un vestido precioso y elegante color marfil y ambas personas a sus costados vestían igual de elegante el titular decía que era la fiesta de compromiso de Mía, eso me sorprendió bastante. Había un centenar de fotos de Mía, algunas alabando sus acciones y otras incluso criticando su cuerpo que si había o no subido de peso ¿qué diablos era todo esto? Y luego me congele, había una imagen donde aparecía yo conversando con ella junto a su auto hace unos días, luego paseando por las calles de Roma y por ultimo -besándonos sobre mi motocicleta, el título del artículo fue lo que más me molestó, "Mía Sorní ¿se terminó el romance?, sorprendida siendo infiel con un italiano", decidí entrar a la página y leer, intentaban descubrir quién era el hombre misterioso de la imagen, ni siquiera tenían mi nombre lo cual era un alivio pero la forma en que estaban tomadas las fotos me perturbó enormemente ¿desde cuando nos seguían? ¿Cuánto tardarían en averiguar quién era yo?, deje el teléfono a un lado y en vez de despejar mis dudas todo parecía aún más confuso, decir que aceptaba formar parte del ojo público era una cosa pero que alguien te siguiera y te sacara fotos sin tu consentimiento era otra cosa ¿estaba dispuesto a hacerlo por Mía? ¿podría soportar salir a la calle con cámaras sobre mi rostro? Y lo más importante ¿estaba ella de acuerdo con que la asociaran con un hombre con un pasado extraño? Solo me tomo un par de minutos para obtener respuestas, la quería lo suficiente como para que no me importara tener que soportar todo aquello, ahora necesitaba saber su opinión. Me levante, me puse ropa ligera, tome mi teléfono y la llame.
-¿si? – su voz sonaba cansada ¿la había despertado?
-¿cuál es el numero de tu habitación?
-305 -no dije nada más y colgué, casi corriendo por el pasillo buscando la habitación hasta que me sitúe frente a esta, me apoyé en el marco y esperé un momento luego golpee, Mía me abrió vistiendo solo una enorme camiseta blanca, tenía los ojos hinchados y enrojecidos, había llorado , se me encogió el corazón al verla así, entre a la habitación cerrando la puerta y la envolví con mis brazos, ella de inmediato me rodeó con los suyos.
- mi dispiace fiore – susurre, sentí la humedad en mi camiseta, le tome el rostro y me di cuenta que había comenzado a llorar de nuevo, la lleve hacia la cama y nos sentamos allí, con mis manos intenté limpiar esas lágrimas, me sentía fatal.
-¿Por qué estas aquí? -me pregunto no con reproche si no con genuina curiosidad.
-estuve revisando algunas cosas en internet, cosas relacionadas contigo – ella bajo la cabeza como avergonzada
–Me sorprende que no lo hicieras antes – había dejado de llorar.
-Hay casas que si me sorprendieron – ella asintió
-viste las fotos de nosotros ¿cierto?
-así es, fue impactante de hecho
-lo lamento – las lágrimas que comenzaban a salir de nuevo ella las limpió rápidamente. – ya no habrán más fotos lo prometo
-¿qué quieres decir?
-se que me seguirán a Florencia y allí terminará todo, lamento que tuvieras que pasar por esto.
-tal vez en Florencia también tendrán fotos de nosotros – ella levantó la mirada con sus ojos brillantes.
-no…no entiendo Yo crei que estabas molesto
-molesto no es la palabra, sorprendido si ¿por qué crees que estoy aquí? – una duda se instaló en mi corazón.
-creí que te había abrumado y querías acabar con esto.
-¿Qué quería terminar contigo? -solo pensarlo me sentía aterrado, ella asintió - oh no, vine a decirte que como dije no me interesa, es extraño si no lo niego y me asusta un poco el saber que hay alguien observándonos pero no me molesta pero necesito que me digas algo.
-¿qué cosa?
-¿estás dispuesta a hacer lo mismo conmigo? Me refiero a que sepan todo sobre mi y te vinculen conmigo.
-nunca me he avergonzado de ti Dante, estaba aterrada que comprendieras lo que estos significaba y huyeras de mi, quiero protegerte lo que más pueda de esos monstruos, pueden destrozar tu vida – recordé al artículo que juzgaba la apariencia de Mía, sabia a lo que se refería- esa gente no tiene contemplaciones con nada ni con nadie y es doloroso saber que puedes enfrentarte a sus palabras hirientes, no quiero que te lastimen porque te quiero demasiado – levanto su mano y acaricio mi mejilla – eres muy importante para mi y si por mi fuera recibiría todo aquel veneno con tal que a ti no te tocara.
-no debes cargar todo ese peso en ti.
-lo sé pero siento que es mi responsabilidad, mi relación con Adrián además de lo obvio se fue al carajo en cierta medida por culpa de los medios, no podíamos salir a ninguna parte sin que un reportero preguntara algo, por eso me fui de allá, es agobiante.
-dime una cosa
-¿si?
-¿me amas? – ella suspiro el mirarme
-te amo
-y yo te amo a ti no me importa lo demás, iremos paso a paso ¿de acuerdo? No nos agobiaremos por cosas que aún no han pasado. – asintió
-acepto todo lo que eres Dante, nunca me avergoncé, al contrario, si no fuera por eso no te hubiera conocido y me siento agradecida por ello-la atraje hacia mi y la abracé nuevamente, me sentía tan aliviado ahora.
Desperté por el sonido el agua corriendo en el baño, el sol entraba débilmente por la ventana, era muy temprano, me estire en la cama y al abrir los ojos me encontré a Mía subiendo a la cama, llevaba la bata del hotel encima, sorpresivamente se sentó sobre mi con sus piernas a cada lado de mi cuerpo.
-buenos días – me dijo apoyando sus manos en mi pecho y luego sus yemas acariciaron mi piel, era una sensación exquisita.
- Buongiorno – respondí sonriéndole
-tengo un regalo para ti
-¿ah si? ¿Cuál?
-debes desenvolverlo eso si
-vaya de acuerdo – me enderece un poco apoyando los hombros en la cabecera de la cama, ella guio mi mano hasta el nudo de la bata, levante una ceja no entendiendo a donde llevaba esto, desate el nudo de la bata y la fui abriendo poco a poco, la deslice desde sus hombros y esta cayo en la cama, la boca se me seco, me quedé observando la por varios segundos, a penas podía creer lo que tenía frente a mi.
-¿te gusta? – me dijo poniendo una porción de cabello detrás de su oreja, como amaba que hiciera eso.
-esto…¡vaya!, ¿estoy de cumpleaños? – ella río, se veía preciosa, vestía un camisón negro del todo transparente, cubría solo lo necesario en su pecho, su piel parecía seda a la vista, el encaje me volvía loco cuando ella lo usaba y esta prenda tenía mucho de eso, la tela se abría bajo su pecho dejándome ver una bragas del mismo color casi inexistentes no lo pude evitar, acaricie el encaje y ella suspiro.
-¿puedo usar mi regalo?
-claro que sí
-Recuérdame agradecerle a Laura después
-de acuerdo
Cambie de posición y la puse bajo mi cuerpo, necesitaba admirar todo lo que tenía frente a mis ojos, la besé con fiereza, pasé mis dedos por sobre su pecho sintiendo el lo áspero del encaje bajo mis dedos pero debajo eso había suavidad una suavidad que me moría de ganas de probar con mi lengua.
Aún estaba en su interior, ella sobre mi, la miraba con admiración, tenía las mejillas y la piel de su pecho de un bonito tono rosa, ambos aún respiramos con dificultad, no habíamos hecho el amor hace bastante tiempo y lo extrañaba muchísimo, moví mis caderas y Mía dejo escapar un débil gemido el cual me hizo sonreír.
-me quedaría aquí, de esta forma todo el día contigo -dije
-debemos comer - respondió
-tienes razón – Volví a moverme sintiendo como mi cuerpo despertaba nuevamente y se preparaba para otro asalto.
-Me refiero a comida
-por supuesto -bromee, ella soltó un jadeo cuando me sintió – pero antes…tengo otros planes.
Era tan suave , adoraba la forma en que nuestros cuerpos encontraban la forma de acoplarse, mientras me mecia con suavidad y lentitud sobre ella, sus manos acariciaban mi cabello y mi rostro, quería extender lo más posible este momento, no era una carrera para hacerla llegar más rápido, sentía el pecho hinchado y cada vez que la miraba sentía ganas de llorar, no de tristeza si no más bien porque me sentía tan feliz que esa emoción no cabía en mi.
-¿Por qué estás llorando? -me dijo con angustia en su voz, se apoyó en los codos para poder observarme mejor, la tome de la cintura cambiando de posición y sentándola sobre mi, sus manos subían y bajaban por mi rostro buscando una respuesta a su pregunta.
-es solo que…me siento muy feliz – ella suspiro y me sonrió, se acercó y me besó con suavidad, apoyo su frente en la mía mientras ponía su mano en mi pecho, estaba seguro que podía sentir mi palpitar en su palma, se movió con lentitud, se sentía a ratos solo para que nos sintiéramos el uno al otro, senti por primera vez que de verdad esta vez estábamos haciendo el amor, puse mi mano en su nuca para que mantuviera su posición, la quería aún más cerca, nuestros movimientos eran tan lentos que aún el mas mínimo roce nos producía un inmenso placer, sentí como su cuerpo temblaba y sentí sus oleadas de placer en cada parte de mi, me arrastro con ella y me aferre aún más a su cuerpo.
-¿estás bien? – me pregunto cuando recupero el aliento, yo apenas podía hablar, mi cerebro se había desconectado por completo, quería decirle tantas cosas, todo lo que me hacía sentir pero no podía hacerlo, mis labios no se movían, mi piel está extremadamente sensible, cuando ella se inclinó para depositar un beso en mi cuello volví a temblar – fue diferente, lo sentí - me dijo, estaba cansado, lo notó y con sumo cuidado se levantó, hice un ruido cuando se separó de mi, puso su pierna sobre las mías mientras apoyaba su cabeza en el hueco entre mi hombro y mi cuello , su brazo lo pasó por sobre mi pecho y repartió caricias delicadas por mi piel, mi mano se entretuvo en su espalda.
-vamos a la playa -dije – hace un poco de frío para ir a nadar pero podemos comer algo y caminar
-me gusta la idea-dijo levantando el rostro para besar mi barbilla – pero ¿podemos dormir un poco?
-¡claro! Pero pensé que tenías hambre
-estoy saciada
-me refiero a comida – ella soltó una carcajada. – podemos preparar algo y llevar a la playa.
-me encanta como piensas – nos acurrucamos nuevamente y dormimos un par de horas.
Desperté antes que Mía, me moví despacio para no despertarla, pedí un par de cosas para comer y luego volví a la habitación para ir al baño a darme una ducha pero Mía se había despertado, llevaba una de mis camisetas y se estaba amarrando el cabello, la camiseta se le levantaba dejando ver sus bonitas piernas, ella se sonrojo al verme, me había quedado de pie con el teléfono en la mano, dejé el teléfono a un lado y me acerqué a ella, la puse sobre mi hombro mientras ella se reía y caminé en dirección al baño.
Caminábamos tomados de la mano por la orilla de la playa, caminábamos hacia el castillo de Santa Severa, el sol del medio día nos calentaba un poco pero hacia frío, no creo que fuera buena idea comer cerca de la costa pero Mia parecía muy animada sobre todo cuando llegamos al castillo.
-podemos sentarnos aquí- me dijo, nos acercamos a las rocas, era cierto era un buen lugar, no sentamos en ellas con una preciosa vista al mar, iba a sacar nuestra comida, solo había pedido unos sándwiches y un par de bebidas pero al ver como Mía miraba el mar, como se movía su cabello con el viento y como cerraba los ojos para sentir la brisa me dieron ganas de guardar ese momento para siempre. Saque la cámara y comencé a fotografiarla varias veces, ella escuchó el sonido del obturador y me miró, foto, luego me dio una sonrisa y saqué otra foto, era preciosa, estiro su mano y me quitó la cámara.
-¡oye! – fue ella ahora quien me hacía fotografías, me sentí extraño porque siempre era yo el que estaba detrás del lente y no frente a el, le sonreí un par de veces debido a las bromas que me hizo, cuando terminamos con las fotos le di su comida, ella le quitó el envoltorio para luego acomodarse junto a mi cuerpo mientras estiraba las piernas sobre las rocas, pase un brazo por sus hombros para abrigarla aún más, sentía como si no tuviera suficiente ropa para soportar el clima aunque ella decía estar bien.
Era el momento adecuado para contarle la noticia, estaba emocionado de hecho, era una locura pero senti que era lo correcto, había sido casi un arrebato pero de algo que sirviera el dinero que había ganado en mis años de acompañante.
-Mi casa está lista – ella se enderezó y me miró.
-¿qué?
-¿recuerdas que te hablé que estaba a punto de comprar una casa?
-si
-esta preparada, de echo el próximo fin de semana me mudare.
-¡Vaya que buena noticia! Estoy feliz por ti.
-gracias, hay algo más
-¿qué cosa?
-bueno…compre un pequeño departamento en…Florencia – ella levantó las cejas sorprendida, no dijo nada solo me miró y por mi cabeza pasó un centenar de suposiciones, tal vez no le agradó la idea, ¿habrá sido muy invasivo? ¿Ella siquiera me quería allí? Tal vez necesitaba su espacio y yo lo estaba invadiendo. Todas aquellas dudas quedaron sepultadas cuando se abalanzó sobre mi, sentí como su cuerpo temblaba, estaba llorando la aleje, me preocupé, ¿la había abrumado?. -¿Qué pasa? ¿Fue demasiado? -ella asintió -lo siento, perdón yo no quería…
-eres tan lindo -dijo de pronto
-¿entonces…?
-me encanta – le sonreí y la abracé con más fuerza
-eso sí no es tan grande como mi anterior departamento -acomode su cabello muy suavemente – pero mientras tengamos un lugar donde estar juntos – ella asintió mientras se limpiaba las lagrimas.
-¿Por qué has hecho todo esto? ¿Solo por mi? -le sonreí
-haría eso y mucho más- la estreche contra mi.
-tengo miedo Dante
-¿de que?
-de todo esto, lo que tenemos, es tan fuerte, tan rápido tan…no lo se
-a veces es bueno tener miedo
-una vez dijiste que podía ser libre aquí, que me enseñarías a volar si yo te lo pidiera.
-lo recuerdo
-ya lo hiciste
-¿qué cosa?
-me diste libertad, tu eres mi alas Dante, nunca creí conocer a alguien que se preocupara tanto por mi. – acaricie su rostro con cuidado.
-pensé que podría ser demasiado, que tal vez estaba presionando esto-ella negó con la cabeza.
-quiero tenerte lo más cerca de mi que se pueda – apoyo su cabeza en mi pecho y yo la rodee lo más fuerte que pude con mis brazos.
Después de un par de horas disfrutando de la vista nos levantamos y caminamos nuevamente por la orilla de la playa.
-hoy en la noche hay una fiesta organizada por la empresa que me trajo aquí para la sesión, quisiera que viniera conmigo, si te apetece claro.
-¿una fiesta? ¿De qué tipo? No traje mucha ropa
-descuida es algo casual
-Genial, cuenta conmigo.
Volvimos al hotel, Mía se vistió con unos pantalones de infarto, se le pegaban al cuerpo como una segunda piel, un top color granate que se amarraba en el cuello que dejaba una porción de su vientre al descubierto y sobre esta una chaqueta de cuero.
-tengo una buena excusa para no ir a la fiesta – dije abrazándola por detrás.
-¿ah si cual es?
-mi novia no lleva sujetador y ¡Dios! Que bien te ves – comencé a subir mis manos por su estómago pero ella me detuvo y se giró.
-tu también estás muy guapo – paso su mano por mi mentón recién afeitado bajo por mi cuello, mi pecho, se desvió por mi espalda y sorpresivamente apretó mi trasero, solté una carcajada, se acercó a mi boca y tiró de mi labio inferior haciendo que soltara un suspiro, definitivamente esta Mía no era la misma que había conocido en aquella fiesta de cumpleaños.
-vaya… Fiore Selvaggio – ella río.
-vamos que se nos hace tarde
Al llegar me encontré con los modelos a quienes le había hecho las fotos, los saludé y presenté a Mía quien parecía encantada con el ambiente, ella se quitó la chaqueta al igual que yo y la colgamos en un perchero en la entrada, la música era buena el lugar estaba casi a reventar de gente, no pensé que iba a venir tanta, antes de hacer nada Mía me arrastro hasta la pista de baile, bailamos por varios minutos, estaba disfrutando enormemente de este momento hasta que Alexis, uno de los representantes de la compañía me pidió que fuera con el para conocer a alguien, no quería arrastrar conmigo a Mía a estas aburridas presentaciones así que le dije que siguiera disfrutando de la música que yo volvería pronto.
En efecto la presentación fue aburridísima pero me sirvió para hacer otro negocio, al volver a la pista vi que Mía seguía bailando, uno de los modelos se acercó a ella por detrás la tomo de la cintura y bailó con ella, ella se recargo en su cuerpo tal vez creyendo que era yo, el tipo subió la mano por su cintura y su mano abarcó su pecho mientras me acercaba para defenderla ella se giró y estampó su mano en su rostro luego lo empujó.
-non pensare nemmeno di avvicinarsi di nuovo a lei! hai capito?- el tipo levantó las manos y se alejó, me sentía furioso pero ver como Mía lo había encarado me hizo tranquilizarme.
-Lo siento, pensé que habías regresado.
-¿estás bien? – besé su frente aún mirando en dirección donde se había ido el hombre.
-si, pero me dejo un poco adolorida -ahora si tenía ganas de golpearlo -Mia se abrazó a mi cuerpo y eso me impidió salir en su búsqueda.
-podemos irnos
-no, quedémonos un poco más
-vamos a la barra por algo de beber
La verdad es que no tenía ánimos para seguir en esta fiesta pero Mía estaba disfrutando su cerveza y después de dos horas y tres cervezas decidimos marcharnos, Mía no estaba borracha pero si más contenta de lo habitual, llegamos al hotel, le ayudé a quitarse la chaqueta y ella se recostó en la cama, me arrodille frente a ella y le quité los zapatos, ella se levantó y me sonrió agradecida, se llevó una mano al pecho e hizo una mueca de dolor.
-¿puedo? -le pedí, ella asintió, se desató el lazo y dejó caer la prenda dejando al descubierto su pecho, apreté los dientes de cólera, tenía un hematoma, no muy grande en el costado del pecho, pase mis manos por su piel aunque sabia que mi caricia no lo haría desaparecer al menos quería que mitigara el dolor, me incliné hacia ella y besé ese lugar, sin pensar en nada sexual solo quería borrar el recuerdo de aquel hombre tocándola, sentí sus manos en mi cabello.
-por eso supe que no eras tu el que me tocaba.
-¿Por qué? – dije levantando la cabeza.
-por qué tu siempre eres suave y delicado conmigo, además nunca me tocarías así en público – se acercó y me besó, pude sentir el cansancio en ella así que la ayude a desvestirse, le pase la camiseta que ocupaba como pijama por el cuerpo para cubrirla con ella y luego de quitarme la ropa yo nos metimos a la cama.
-Dante – escuche que susurraba mi nombre, abrí los ojos y me giré para ver a Mía, ella movía los labios como si estuviera hablando pero seguía con los ojos cerrados, aún dormía, me moví hacia ella y acaricie su rostro.
-estoy aquí amore – le susurre
-no…no me dejes – la forma como lo dijo, con la voz casi aguantando un sollozo, me partió el corazón – ellos…ellos te alejarán de mi, me odiaras
-eso no pasará cariño, me quedaré contigo – la rodee con mis brazos y le cante una canción de cuna, una que mi madre siempre me cantaba cuando me sentía asustado.
A la mañana siguiente arreglamos nuestras maletas, debíamos irnos muy a nuestro pesar, nos sentamos un momento en la cama y miramos la habitación.
-me gustaría estar así, contigo siempre- dijo Mía mientras se inclinaba hacia mi, levante un brazo y rodee sus hombros.
-lo haremos, cada vez que podamos nos escaparemos – ella me miró con una sonrisa
-¿de verdad?
-¡por supuesto! Serán como mini vacaciones, por cierto quiero que vengas conmigo, al llegar a Roma debo revisar unas cosas de la casa.
- de acuerdo
-genial, vamos o perderemos el tren.
El viaje a Roma fue tranquilo, me quedé dormido a mitad del camino y cuando desperté mi cabeza estaba en su regazo y ella me acariciaba el cabello distraídamente mientras veía por la ventana, era tan agradable ser yo mismo por primera vez en tanto tiempo, no pretender ser algo más para suplir las necesidades de alguien, estaba convencido de defender lo que teníamos, no dejaría que nadie lo arruinará.
Al llegar Nico me llamó y decidimos reunirnos en mi nueva casa, el traía a Leila así que al llegar lo vimos de pie junto a su auto y Leila dentro de este sacando la cabeza por la ventana.
-Ciao Nico -lo saludé con un abrazo, Mía parecía tímida, estiro su mano hacia el y ambos suelas estrecharon -bueno chicos, esta es la casa -les indiqué una casa que estaba cruzando la calle.
-¿qué? -pregunto Nico
-¿esa? – dijo Mía, el asombro en sus rostros era épica.
-vamos, debo pedir las llaves -fui donde el vecino, esperamos unos segundos y el me entrego las llaves que había dejado el anterior dueño, me sentía demasiado emocionado, había visitado la casa antes, además tuve que supervisar un par de veces el traslado de los muebles así que sabía exactamente como lucia. Abri la reja de entrada, aquel jardín siempre me quitaba el aliento, era precioso, le quité la correa a Leila y ella corrió por el jardín, eso me recordó que debía cortar el césped muy pronto, caminamos por el sendero de piedra hasta la puerta de entrada, abrí la puerta y dejé que ellos entraran primero.
-Dante…esto es precioso – dijo Mía con una sonrisa, se acercó a mi y beso mi mejilla para luego entrelazar sus dedos con los míos, por alguna razón sentí que esta podría ser nuestra casa, deseche la idea de inmediato, nuestra relación estaba comenzando, no podía adelantarme.
-hermano esto es increíble de verdad, felicidades – mi hermano apoyo su mano en mi hombro – hay que hacer una fiesta en este lugar, podrían venir más de cien personas, este lugar es enorme.
-No creo que Nat este muy de acuerdo que vengas a una fiesta sobre todo con el bebé
-invitaremos también al bebé- los tres reímos
Quería llevar a Mía arriba, mostrarle la habitación pero mi hermano me lleva por toda la casa preguntando cosas innecesarias, Mía recorría el lugar a su ritmo.
-¿cómo van las cosas con Mía? -me pregunto
-bien
-se que me odiaras por esto pero estuve averiguando cosas de ella, eres mi hermano Dante y no quiero que sufras pero las cosas en las que se ha involucrado, su familia…
-Nico…detente ahí, ya se lo que ella es, lo que ha pasado y todo, me lo dijo, estoy dispuesto a enfrentarlo.
-¿estás seguro?
-si
-de acuerdo, sabes que yo te apoyo en todo lo que decidas, si necesitas ayuda o ella en lo que sea…- me sentí comprendido y apoyado por el, me acerqué y le di un abrazo.
-gracias
-debo marcharme, Nat me espera, le prometí que iriamos a cenar
-¿tienes con quien dejar a la bebé? Sabes que puedes traerla aquí.-mi hermano sonrió.
-tenemos a alguien, la próxima vez la traeremos.
-de acuerdo
-despídeme de Mía
-lo haré
-nos vemos
Mi hermano se marchó y yo fui en busca de Mía, para mi sorpresa estaba en mi habitación, asomada al balcón, entre sigilosamente y apoyé mis manos en sus hombros, ella giró su cabeza y me sonrió, aproveché el momento y besé su mejilla.
-¿qué te parece? – le pregunte.
-me encanta, y Leila tiene mucho espacio – mire hacia abajo y vi a Leila correr por todo el jardín.
-es la más feliz
-¿qué lugar te gusta más? -mis manos bajaron hasta su cintura y la pegue a mi cuerpo.
-la sala es preciosa
-entonces inauguraremos la casa allí
-¿qué? – no le di tiempo para pensar, la subí a mi hombro y bajé las escaleras hasta la sala.
Mía me miraba con adoración como si fuera el único hombre en el planeta y eso me hizo sentir increíblemente bien, estábamos sobre la alfombra de la sala con sus piernas enredadas entre las mías su cabeza en mi hombro y yo acariciando su espalda completamente desnudos frente a la chimenea.
-¿Qué pensaste de mi la primera vez que me viste? Debí verme asustada con el regalo de Elisa ¿No?
-¿Te asustaste de mi?
-¿quién no? Estabas semi desnudo frente a mi con un pastel en las manos.- me reí y ella hizo lo mismo
-¿qué fue lo que pensé? – suspire – que tenia unas ganas enormes de probar esos labios – levante su mentón y la besé
-pusiste crema en mi boca
-y quería quitarla con mi lengua, hasta dejé que tus amigas me pusieran un moño como un regalo de navidad solo para agradarte, crei que me desenvolvernos igual pero me empujaste lejos, normalmente las mujeres me agradecen…
-¡ya! -se quejó
-te veías preciosa con ese vestido y cuando te toque, sentí curiosidad, quería saber si toda tu piel era así de suave, cuando me besaste, nunca había creído en el amor a primera vista pero me gustabas tanto – Mía hundió su rostro en mi cuello.-¿qué fue lo que pensaste de mi esa vez?
-pensé tantas cosas, pero me parecía un poco irreal que fueras tan guapo y aún me lo parece – eso elevo mi ego un poco – se que no lo hacías pero…¿si te lo hubiera pedido, te hubieras acostado conmigo? – me dio un poco de gracia que usara la palabra “acostarse"
-en ese momento…si pero no hubiera sido lo mismo
-¿a que te refieres? -su mano me acarició el vientre de forma distraída pero to era consiente de cada movimiento que hacía su cuerpo.
-si nos hubiéramos acostado ese día tal vez nunca más nos hubiéramos visto y creo que ya sabes que no puedo imaginarme la vida sin ti ahora, hubiera vuelto por ti y te dejaría cada día una flor en tu puerta hasta que aceptara salir conmigo – la apte contra mí mientras besaba su rostro, ella reía de forma adorable debido a las cosquillas que le hacía, ella se movió y se situó sobre mi a ahorcadas sobra mis caderas y yo suspire debido al contacto de nuestra piel.
-hubiera aceptado salir contigo si solo lo hubieras dicho.
-mentirosa, te rehusaste bastante tiempo.
-debía hacerme de rogar – se movió sobre mi y yo cerré los ojos disfrutando.
-y a mi me encantan los desafíos- se inclinó y me besó y todo comenzó de nuevo.
Cuando desperté Mía no estaba a mi lado de la cama, en su lugar había una bandeja con desayuno y una nota
“Debí irme antes, tengo trabajo en la editorial antes de marcharme a Florencia, lo lamento, si puedes ven a mi casa, necesito un poco de ayuda, te amo"
Sonreí al leer la nota, me levante con energía, debía ir a una agencia de modelaje a hacer unas fotos y luego tendría la tarde libre para ir con Mía.
La cesión terminó extendiéndose por varias horas, tanto así que no pude almorzar, prepare todo y salí del edificio, llevaba el bolso colgado al hombre con mis instrumentos y caminé hacia el estacionamiento por mi auto y cuando metí la llave para abrir la puerta sentí que alguien me observaba, mire a mi alrededor pero no vi a nadie y luego sentí el inconfundible sonido de un obturador, me giré hacia el otro extremo y vi a un hombre con una cámara, estaba tomando fotos de mi.
-¡hey! -camine hacia el pero este se asustó y corrió fuera del estacionamiento, me sentí un poco desconcertado. Después de aquello me subí al auto y fui rumbo a comprar comida para compartir con Mía, mientras esperaba la orden estuve pensando en lo que había pasado pero noble encontré lógica.
Estuve frente a la puerta de Mía bastante tiempo, no golpee estaba distraído, Mia abrió la puerta de pronto.
-¡Mierda! – su rostro se puso blanco como el papel y se llevó la mano al pecho y el terror me invadió, ella tenía una afección al corazón.
-Mia lo lamento mucho -me acerqué y puse mi mano junto a la suya para sentir el latido de su corazón, y si latía muy rápido.
-tranquilo, estoy bien, solo me sorprendente demasiado ¿Qué hacías parado aquí?
-yo…solo me distraje un momento
-¿estás bien? – su mano acarició mi mejilla
-si – tal vez debía decirle lo que había pasado pero no quería preocuparla.
Dentro del departamento habían varias cajas, la mayoría de las cosas de ella estaban guardadas pero aún quedaba mucho por hacer, Mía me indicó que debíamos hacer y comencé a guardar sus cosas, tenía muchísimos libros, según lo que me dijo, no se llevaría mucho, el departamento en Florencia estaba amueblado y no tenía donde poner tantas cosas así que las guardaría en un almacén. Cuando terminamos de guardar sus libros ambos nos sentamos en el sillón.
-¿y Elisa? – pregunte mientras ella me entregaba una cerveza
-esta con Marco
-asi que…las cosas van bien
-si, fue solo un mal entendido entre ellos pero ya lo solucionaron.
-algún día deberíamos ir juntos a un lugar, planificar algo, a la playa o algo así.
-¡esa es una gran idea! – ella parecía muy entusiasmada, subió las piernas al sillón y se giró hacia mi, quería tocarla, estire mi mano y la puse sobre su pierna, le di caricias vagas mientras ella me contaba lo que había pasado con Elisa y Marco pero por desgracia estaba demasiado ocupado sintiendo la suavidad de su piel.
-…otra mujer en la ducha desnuda y el dormido en la cama no deja mucho espacio a la imaginación ¿no crees?
-¿ah?
-¿estás bien? -me pregunto preocupada, su mano jugó con mi cabello y luego bajó hasta mi mejilla.
-si – sus dedos acariciaron mis labios, luego se acercó y me besó de forma muy inocente.
-me encantan tus labios -dijo y yo sonreí un poco avergonzado
-¿ah si? ¿Te gusta lo que hago con ellos también? – Mía abrió mucho los ojos como no esperando esa pregunta, me acerqué y besé su cuello aprovechando que llevaba el cabello recogido, la acaricie con mis labios muy lentamente, escuche sus suspiros - ¿te gusta Fiore?
-si
-¿qué más te gusta?
-me gustas tu – ella giró intentando alcanzar mi boca pero no la deje, me gustaba este juego. Ella apoyó su mano en mi muslo pero cualquier cosa que pensaba hacer se lo negué porque la tome con delicadeza del cuello y la recosté sobre el sillón, deseaba sentirla, tocarla y escucharla pero no era algo carnal, la necesitaba a ella, todo de ella. La besé despacio, acaricie sus brazos y sus piernas, besarla así de lento era sublime, Juguetonamente ella tiro de mi labio inferior y ambos reímos, no necesitaba nada más, me sentía tan feliz con ella, nos quedamos uno al lado del otro por horas sin nada más que hacer que acariciarlos de vez en cuando.
-te amo - me dijo de pronto levantando su rostro para mirarme, acaricie su cabello y su rostro.
-y yo te amo a ti, no sabes cuánto – ella sonrió y se pegó más a mi, mi corazón latía tan fuerte que pensé que ella podía escucharlo.
-me voy mañana por la tarde – dijo de pronto, hizo sonar su nariz de tal forma que me di cuenta que estaba llorando, me separe un poco de ella para confirmar que si estaba llorando, pasé mis pulgares por sus mejillas
-¿por eso estás triste amore?
-no quiero marcharme Dante ¿y si esto no funciona?
-¿te refieres a nosotros? – asintió
-la distancia mata las relaciones
-puede ser la de otros pero no la nuestra, será difícil pero ¿qué cosa buena no lo es? – ella m rodeo con sus brazos y apoyo su cabeza en mi pecho, esto debía funcionar.
Después de varios minutos sólo acurrucados en el sillón, Mía metió su mano bajo mi camisa, me sorprendió de hecho pero no la detuve, suspire cuando se levantó ligeramente y beso mi cuello.
-¿puedo? -pregunto con los labios pegados a mi piel, sabia perfectamente a que se refería
-puedes hacer lo que quieras – dije derrotado, sus dedos desabrocharon los botones de mi camisa, repartió besos por mi pecho y vientre, me estaba volviendo loco, desabrocho con lentitud mis pantalones pero antes de hacer algo más la puerta de entrada se abrió.
-no creo que…¡oh por dios! – Elisa entró con Marco, Mía se levantó de inmediato, a mi me dieron ganas de estallar de risa pero al verla tan avergonzada me contuve – lo lamento nosotros…
-les daremos un momento – dijo Marco aguantando la risa también, ambos salieron riéndose de la casa, Mía estaba en un costado del sillón, me levante, me abroche el pantalón y la camisa, levante mi mano y acaricie su mejilla.
-¿estás bien? – se cubrió la cara con las manos, al inicio me asuste pero luego vi como su cuerpo se convulsionaba por la risa y me uní a ella, me acerqué y besé su cabeza.
-que vergüenza – dijo mirándome con lágrimas en los ojos debido a la risa.
-no pasa nada -arregle un poco su cabello y luego ella me besó la mejilla -ya tendremos tiempo para terminar lo que empezamos – Mía se río.
Cenamos junto a Elisa y Marco, pasamos un buen rato juntos de hecho, mientras comíamos no pude dejar mis manos quieta, Puse mi mano en la rodilla de Mía, no hubo reacción, de hecho siguió comiendo normalmente, aguante la risa al pensar en lo que haría a continuación, subi mi mano poco a poco y cuando estaba muy cerca de mí intento apartarla pero luego la subí más rápidamente apretando su muslo y ella casi escupe lo que estaba bebiendo y me reí, Elisa y Marcos nos miraron confundidos.
-a Dante se le ocurrió una gran idea – dijo Mía.
-¿ah si? Siempre tengo ideas buenas ¿Cuál de todas? – dije fingiendo interés cuando lo único que quería era llevarla a la habitación.
-en que podríamos salir juntos a algún lugar, tal vez a la costa -dijo sin mirarme, quería que viera de una maldita vez la sorpresa que había traído para ella.
-es una grandiosa idea -dijo animada Elisa
- lo es, de hecho puedo conseguirme un yate, mi padre tiene uno
-¿de verdad? – dijo Elisa
-si, pasa los veranos en Sicilia así que podríamos planear algo.
-me gusta la idea – dije
Después de varios minutos lanzando ideas al aire pudimos por fin irnos a los dormitorios, al cerrar la puerta Mía fue directamente al baño, me quité la camiseta, los zapatos y calcetines y me quedé con los jeans porque en el bolsillo tenía su sorpresa. Me acorte en la cama con los brazos detrás de mi cabeza y mire el techo por varios minutos hasta que por fin Mía salió, me apoyé en los codos para mirarla, se había puesto una camiseta ancha y se estaba cepillando el cabello, me miró con una ceja levantada
-¿qué? -pregunto con una sonrisa amenazando con salir de sus labios.
-nada -entrecerró los ojos
-no lo dirás
-¿qué cosa?
-lo que sea que estás escondiendo
-no estoy escondiendo nada -me hice el inocente, Mía me sorprendió subiéndose a mi cuerpo a horcadas e inmovilizando mis manos a cada lado de mi cabeza, podría liberarme fácilmente pero no quería.
-si no me lo dices te lo sacaré a la fuerza
-¿fuerza? Por favor- y luego estaba haciendo dime cosquillas, yo era muy cosquilloso pero sus manos lejos de provocarme desesperación me hacían sentir otras cosas.-de acuerdo, de acuerdo pero debes descubrirlo por ti misma
-¿ah si? ¿Qué tengo que hacer? – se levantó.
-algo siempre, está en mi bolsillo -ella volvió a levantar su ceja- de verdad esta allí
-¿no te estarás aprovechando de la situación?
-claro que no, mete la mano allí y lo encontrarás – de pronto su rostro palideció, intenté descifrar que era lo que estaba pensando ¿Qué era lo que podría hacerla reaccionar de esa manera? Le había dicho que era una sorpresa, una…oh no – lamento desilusionarte pero no es un diamante – ella sonrió pero no había alegría en ella, acaricie su mejilla - ¿qué pasa?
-es solo que…recordé algunas cosas
-lo lamento
-no lo hagas, no es tu culpa -me acerque y bese su frente
-entonces…¿que sorpresa me espera aquí? – pero no metió la mano en mi bolsillo, su mano se posó directamente en mi entrepierna. -bolsillo equivocado ¡upsi! – me contagió su alegría, metió muy lentamente la mano en el bolsillo, se mordía el labio inferior debido a la anticipación pero luego de sacarlo hubo auténtico confusión en su expresión. - ¿qué es?
-ábrelo - movió la cajita entre sus dedos, la examinó y luego la abrió muy despacio, ella abrió los ojos sorprendida y luego se echó a reír, por un momento pensé que había hecho mal pero su risa era tan contagiosa que no pide evitar hacer lo mismo.
-lo siento es solo que…
-¿fue demasiado?
-no, quiero decir, me gusta probar cosas nuevas, me sorprendió un poco, disculpa pero, digo…se lo que es pero ¿por qué…? no lo logro comprender del todo, ¿para que es esto? – saco de la caja un pequeño mando a distancia
-esto, il mio fiore dolce e inocente puedes controlar eso -indique el otro artefacto que estaba dentro de la caja, ella lo pensó un instante.
-pero porque…oh – sus mejillas se encendieron, me acerque a ella, y deje un beso en aquella sensible piel bajo su oído, ella suspiro.
-quiero que lo uses para mi fiore, si no estoy cerca para darte el placer que quieres, llámame cada noche – tome la cajita y saque el objeto que quedaba dentro, seguí besando el cuello de Mía para que no se diera cuenta lo que estaba haciendo, lo acerque a la cúspide de sus muslos, tomé el mando y lo encendí, ella se sorprendió y brinco ligeramente abriendo de golpe los ojos. -no pienses amore solo siente – soltó un jadeo al inicio, luego decidí que era mejor apartar su ropa interior y posar el vibrador directamente donde lo necesitaba así que eso hice, soltó un largo gemido que me hizo excitarme al instante, aumente la velocidad y ella se cubrió la boca con la mano ya que Elisa y Marco estaban en la habitación de al lado pero algo me decía que tal vez hacían lo mismo que nosotros, Mía se aferró a mi hombro, la costura de mis pantalones comenzaba a doler y como si adivinara lo que estaba pensando, Mía desabrocho mis pantalones con manos temblorosas y me librero por fin, sus manos me acariciaron y yo perdí la capacidad de conectar pensamientos, acerque su rostro al mío y la besé, la deseaba tanto que dolía, deje el vibrador a un lado y le quite la camiseta, no podía esperar y ella tampoco, rasgué sus bragas casi en un gesto completamente salvaje y me guié en su interior, casi al mismo tiempo gemimos al sentir el contacto, estaba tan preparada para mi que resultaba increíblemente fácil moverme en ella, sin que yo la guiara ella se movió sobre mi, busque a tientas el vibrador a un lado de la cama y lo puse en el lugar donde nuestros cuerpos se unían, ni siquiera podia controlar mis propios gemidos, Mía me tomo el rostro y unió nuestros labios.
-se…se silencioso – dijo
-no puedo – y ella río, la castigaría por eso, levante mis caderas para ir en el encuentro con las suyas y su risa paro de inmediato, tiro de mi cabello hacia atrás dejando expuesto mi cuello, me dolió un poco pero me excito increíblemente ¿quién hubiera pensado que la tierna Mía fuera tan salvaje? Beso mi cuello, estaba casi en la cúspide e imploraba que ella también. La sentí temblar a mi alrededor y se aferró a mi mientras tenía el más arrebatador clímax, tanto así que me arrastró con ella y el mío fue tan devastador como el de ella, tuve que alejar el vibrador de inmediato, lo apagué mientras escuchaba los suspiros de Mía, ella aún temblaba en mis brazos.
-¿estás bien? – ella se separó de mi, aparte el cabello de su rostro.
-si, fue buena idea
-Siempre tengo buenas ideas cariño – ella golpeó mi pecho
-no creo que pueda moverme – dijo – me tiemblan las piernas
-por mi puedes quedarte donde estás por el resto de mi vida.
-pienso lo mismo – ambos reímos, le di un casto beso en la nariz y luego para mi desdicha salí de ella, la ayude a recostarse en la cama
-espera aquí - me levante y fui al baño para buscar algo con lo que limpiarla
-en el primer armario del lavamanos – allí encontré toallitas húmedas, cuando regresé ella me miraba con una sonrisa en el rostro, me senté en la cama.
-¿qué? -pregunté
-si vivieras en mi casa no dejaría que usaras ropa – contuve una sonrisa mientras la ayudaba a limpiarse
-¿ah si?
-si, así que si vas a casa en Florencia te amarraré a la cama – se levantó y se sentó en mi regazo
-¡vaya! Debería sentirme asustado – dije con falso temor-pero la verdad es que la idea me excita un poco – nos acomodamos en la cama, estábamos agotados pero una vez la luz apagada y cuando escuche la respiración de Mía más calmada no pude conciliar el sueño, estaríamos juntos a pesar de la distancia pero aún así me sentía inquieto y un poco nervioso así que no pude dormir nada durante la noche.
Poco a poco vi como la luz de la mañana se colaba por la ventana, las caricias vagas que le daba en la espalda a Mía me relajaba incluso a mi, ella se movía cada cierto tiempo y se había pegado a mi cada vez más hasta enredar su pierna entre las mías.
-Dante – escuche de pronto de sus labios, muy bajito, al inicio pensé que se había despertado pero cuando la mire sus ojos seguían cerrado
-¿amore? – le susurre acariciando su mejilla con mi nariz.
-¿dónde estas?
-justo aquí, a tu lado
-no te vayas
-nunca
-te amo – aquellas palabras me llenaron el corazón, las emociones me abrumaron.
-yo también te amo piccolina – aunque intente reprimirlo, un sollozo sacudió mi pecho y eso hizo que Mía se despertara.
-¿que…? Oh ¿qué pasa? – Mia había abierto los ojos y me miraba asustada, rápidamente se levantó y se sentó a horcadas sobre mis piernas, tomo mi rostro entre sus manos.
-tranquila no es nada
-¿nada? Estas llorando ¿tuviste una pesadilla?
-no, de hecho parecía un bonito sueño y lo sigue siendo – Mía limpio mis lágrimas con besos distraídos en mis mejillas, después de varios minutos y muy a mi pesar se separó de mi.
-¿qué hora es? -pregunto
-las seis tal vez – me estire en la cama, Mía se levantó rápido - ¿pero que…?
-voy un poco atrasada
-¿A dónde?
-debo estar en Florencia a las doce, de hecho en la editorial, debo preparar todo para irme -la realidad me cayó como un cubo de agua fría, había olvidado que hoy se marchaba, me levante y me vestí rápido para ayudarla.
-¿qué cosas necesitas meter al auto? Las llevaré – ella me sonrió se acercó y me dio un beso rápido en los labios.
-eres el novio perfecto – eso me hizo soltar una carcajada, de hecho fue que me llamara novio.
-¿soy tu novio? No lo sabía
-¿ah no?
-no recuerdo que me lo pidieras – Mía rodeo mi cintura con sus brazos y apoyo su mentón en mi pecho
-veamos cómo podemos arreglar esa situación…¿señor Dante Berardi ¿me concedería el enorme honor de ser mi novio? – amaba a esta mujer
-por supuesto que se lo concedo y me gustaría concederle otras cosas mas, menos…castas – besé su cuello provocándole cosquillas.
-se nos hace tarde – dijo ella escapándose de mi y metiéndose al baño.
Ordene las cajas que debía llevarse Mía, pensé en acompañarla hasta Florencia y ayudarla a instalarse pero mi teléfono sonó cuando entraba al departamento, Elisa y Marco me miraron al entrar.
-¿si?
-Dante soy yo – reconocí su voz de inmediato – salí del departamento rápidamente y cerré la puerta detrás de mi.
-¿cómo diablos conseguiste este número?
-eso no importa, escúchame bien, tu novia se enterará la clase de hombre que eres, como utilizas a las mujeres o como engañarte a tu novia con aquella mujer del bar ¿la recuerdas?
-no te atrevas a…
-¿a que? ¿Sabes? Me aburrí de ti, y de ver como le arruina la vida a otra mujer.
-no tienes idea de lo que estás hablando Fabiana.
-ya lo veremos cuando sea Mía quien tome la decisión - luego de eso colgó, la puerta del departamento se abrió y mantuve toda la compostura que me fue posible.
-¿Amore? ¿Pasa algo? – me ge hacia ella y le sonreí
-no, solo…una llamada de trabajo
-entiendo, Marco y Elisa me acompañarán a Florencia, estarán conmigo un par de días para ayudarme a instalarme.
-oh, eso es genial
-si -parecía decepcionada, sabía que quería que la acompañara pero debía averiguar primero dónde estaba Fabiana y que pretendía hacer. - ¿cuándo nos volveremos a ver?
-tengo que…solucionar unos asuntos de trabajo antes de pensar en viajar, te llamaré.-los acompañe hasta su auto, sus amigos se subieron y yo me incliné hacia su ventana. - te extrañare
-también yo – besé su frente en un intento de mantener su aroma más tiempo conmigo
-cuídate, si te sientes cansada en la carretera…
-no te preocupes, le cuidamos la espalda – dijo Marco que iba en la parte de atrás.
-gracias – Mía encendió el auto y se me apretó el pecho, de pronto mi teléfono vibró en mi bolsillo, le había enviado un mensaje a Luca avisándole lo que había sucedido con Fabiana.
-te amo – dijo Mía
-Si -no me di cuenta en ese momento pero estaba tan sumido en mi teléfono que no le di la respuesta que ella esperaba, el auto se alejó de mi dejándome con un sabor amargo de boca la partida de Mía.
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La pasión de Dante
RomanceDante tiene un trabajo peculiar, Mía es una chica que necesita una motivación para recuperar su vida.