Logramos dormir un poco antes del amanecer, estaba increíblemente exhausta y si no fuera por el punzante pero agradable dolor en mi entrepierna no recordaría que había pasado la noche anterior, Dante dormía boca arriba con la cabeza girada hacia mi, tenía los labios ligeramente abiertos y su cabello despeinado, ¿cómo era posible que se viera tan atractivo incluso durmiendo?. Lo mire por largos minutos, este hombre me hacía increíblemente feliz y no hablaba solo del sexo, el sexo era un agregado increíble pero amaba todo de el, de pronto frunció el ceño y respiro pesadamente como si soñara con algo desagradable, me acerque y besé su hombro, su expresión de inmediato se relajó, recordé la forma en como me había tratado la noche anterior, todas aquellas atenciones hacia mi, el cuidado que me había dado, quería devolverme la mano de alguna forma y comenzaría con despertarlo de la mejor manera que se me ocurrió, trecé círculos con mis dedos por su pecho, con cuidado de no despertarlo, me moví para situarme sobre el muy despacio, besé su cuello, bajé por su pecho dejando salir mi lengua de vez en cuando, seguí bajando por su costado y su abdomen, me detuve allí un tiempo a ver si despertaba pero no lo hizo, besé aquella unión de su pierna y su cadera, los musculos sus piernas reaccionaron ligeramente lo cual me hizo sonreír, no podía esperar más, lo tomé en mi mano y lo acaricie suavemente, escuche un ligero gruñido de su parte, se hacía cada vez más grande en mi mano y aproveché de besar esa suave piel que lo envolvía para luego meterlo en mi boca, no obtuve respuesta durante los primeros segundos pero cuando succioné fuerte el soltó un gemido aún así no me detuve.
-¿pero que…? Oh… – levante la cabeza para mirarlo y le sonreí sin dejar de acariciarlo con mi mano.
-bueno días – dije
-¡oh dios! – levanto su brazo y se aferró a la almohada, sus músculos de flexionaron de manera exquisita, volví a meterlo en mi boca y no me detuve, escuchaba los sonidos que hacia y solo me animaban a continuar, moví mi mano para acariciar su pecho y el la tomó entrelazando sus dedos con los míos, escuche mi nombre en sus labios varias veces, sus caderas se sacudían frente a mi, con mi mano libre lo tomé de la base y succioné una última vez, me separé de él y su esencia de derramó por mi mano mientras el hacia los más dulces sonidos de satisfacción, lo mire respirar pesadamente, se pasó una mano por el rostro mientras yo me apoyaba sobre su abdomen completamente satisfecha de haberle dado placer, me miró y vi como sus mejillas se enrojecidas.
-vaya, que buenos días – me sonrió , me levante y fui al baño por algo con que limpiar, Dante me siguió con la mirada, me recosté a su lado y limpie su abdomen y mi mano , deposite un suave beso en su abdomen y succioné ligeramente su piel, volvió a gruñir, no me sentí para nada avergonzada, al contrario me sentí poderosa y orgullosa de mi misma, Dante respiró profundo y me envolvió en sus brazos acercándome a su altura para luego girarme par quedar sobre mi y entre mis piernas.
-¿qué hora es? -pregunto, había visto la hora apenas había despertado.
-las seis tal vez
-tengo tiempo
-¿para que?
-siento curiosidad sobre algo
-¿ah si? ¿Qué seria? – no respondió, bajo la mirada y lo siguiente que sentí fue su lengua sobre mi pezón, mis caderas se movieron de manera involuntaria hacia el.
-me pregunto si puedo hacerlo
-¿qué quieres hacer? – su mano envolvió mi pecho con suavidad y lo metió en su boca, juro que puse los ojos en blanco, era delicado pero implacable, casi podía sentir su sonrisa sobre mi piel, sus caderas chocaron contra las mias y lo sentí duro contra mi, paso de un pecho al otro, sus dientes mordieron ligeramente y mi orgasmo estallo, ahora entendía con que se sentía curioso, sin previo aviso se puso de rodillas, separo mis piernas y se introdujo en mi, el alivio en su rostro se reflejó cuando cerro los ojos y se mordió el labio, mis manos tocaron su bajo vientre, verlo moverse esa forma era excitante, me sentía tan sensible que sabia que no tardaría mucho tiempo en volver a llegar, esta vez Dante no fue lento ni delicado, se aferró a mi pierna y beso mi pantorrilla lo cual provocó escalofríos en mi cuerpo, su mano inmovilizó mi cadera, se movió un par de veces más, sabía que se estaba esforzando, movió su mano y acaricio aquel punto sensible y mi orgasmo estalló de forma violenta, vi una sonrisa en el rostro de Dante y luego sus músculos se tensaron y se liberó también, bajo mi pierna, salió de mi y beso mi muslo, se acercó peligrosamente a aquel punto y yo puse las manos para impedírselo, me miró levantando las cejas yo negué con la cabeza, no podía más, el sonrió y subió a mi altura, junto sus labios con los míos, sentía el corazón hinchado, tome a Dante del rostro y lo mire.
-te amo – el cerro los ojos y luego me miró como si lo hiciera por primera vez.
-amore mío ti amo.
El sol había salido por completo, mire a Dante moverse por la habitación, se dio una ducha, se secó y no le importo salir del baño gloriosamente desnudo, apoyé la cabeza en mi mano y lo observé descaradamente.
-¿le gustaría hacer una observación señorita Sorní?
-me gustaría hacer muchas cosas pero ninguna de ellas sería una observación -se sentó en la cama y se inclino hacia mi para besarme.
-¿no te pareció suficiente con lo de anoche?
-nunca tengo suficiente de ti
-eres insaciable
-¿es una queja?
-por supuesto que no -de pronto se puso serio, acarició mi nariz con la suya y pasó su mano por mi brazo.
-¿cuánto tiempo debes permanecer aquí?
-bueno…si quieres me visto y me marcho
-no me refiero aquí en mi casa, si no en Florencia
-me queda un mes aún
- amore…debo volver esta misma tarde a Roma
-oh – me invadió la nostalgia
-solo queda un mes cariño solo uno y volveremos a estar juntos, te llamaré cada día hasta ese día, vendré por ti, pasaremos unos días en mi departamento y luego nos iremos a Paris ¿de acuerdo? – suspire
-esta bien
-no estés triste
-no lo estoy
-conozco esa mirada, claro que lo estás.
-de acuerdo si lo estoy-ambos reímos
-volveré a penas termine la sesión, quiero estar contigo un poco más antes de marcharme -me acerqué y besé su mejilla, no tenía sentido sentir tristeza, estaríamos juntos pronto eso era lo único que importaba.
Cuando Dante se marchó yo aproveché de ir a la editorial, tenía un montón de trabajo que hacer manuscritos que enviar y revisar, Gia, mi asistente estaba tan liada como y, era lo único que extrañaría de trabajar aquí ella era mi sombra y una amiga, la encontré en su escritorio como siempre, estaba de cabeza leyendo un manuscrito al verme se levantó y me siguió a mi oficina.
-llego este esta mañana, lo enviaron desde Milán
-¿Milan? Que extraño que enviarían algo de allá?- dije dejando mis cosas y sentándome
-te recomendaron para revisarlo y enviarlo a imprenta
-madre mia ¿más trabajo? ¿Acaso no es suficiente con el que ya tenemos? -Gia se encogió de hombros. -de acuerdo déjalo aquí tu encárgate del manuscrito que llegó hace más tiempo y por favor solo lee uno a la vez y a tu ritmo no quiero que te estreses ¿de acuerdo?
-de acuerdo – me sonrió y salió de mi oficina.
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La pasión de Dante
RomanceDante tiene un trabajo peculiar, Mía es una chica que necesita una motivación para recuperar su vida.