Capitulo XV

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Mientras preparaba mi maleta me sentía cada vez más ansioso de pasar el fin de semana con Mía, por un largo periodo de tiempo me había sentido miserable y ahora estaba feliz, muchísimo más feliz que en cualquier otro momento de mi vida, ella había estado ocupada y ni siquiera habíamos podido hablar por teléfono, solo un par de mensajes preguntando como estaba. También había conocido a mi sobrina, me derretí por ella apenas la vi, era preciosa y a pesar de ser bebé era una muy tranquila, apenas su cabecita tocaba mi pecho ella se dormía, debía presentársela a Mía, así que aquella tarde de viernes pasé por su trabajo y la esperé, venía con su jefe y parecía que discutían algo realmente serio, al verme se despidió de él y se apresuró a reunirse conmigo, le tomé el rostro y la besé.
-quiero que vengas conmigo
-¿A dónde?
-a conocer a Clara – ella aún parecía reacia a subir a mi motocicleta pero lo hizo, una vez que rodeo mi cuerpo con sus brazos pregunto:
-¿Quién es Clara?
-la bebé de Nico y Nat
-¡Oh por dios cierto que estaba embarazada! -su sorpresa fue genuina, conduje hasta la casa de mi hermano, sentirla apretar mi cuerpo con sus piernas cada vez que girábamos o me inclinaba fue una completa tortura, podía sentir si calor atravesando mi ropa, viajar con ella en motocicleta siempre era una experiencia erótica. Cuando llegamos me giré un poco para quitarle el casco, acomode su cabello y besé su mejilla, ella sonrió, la ayude a bajar y caminamos hacia la casa.
Nat nos recibió muy animada, entramos, Nico aún no llegaba del trabajo así que Nat nos sirvió té mientras hablábamos de algunas cosas.
-que buena noticia lo de tu nuevo trabajo – Le dijo a Mía.
-me tendrá cada día viajando una hora para verla – Mía miro como si se sintiera culpable – es la ventaja de trabajar sin horario – dije para tranquilizarla.
-es lo mínimo que puedes hacer por alguien que amas -también la tranquilizó Nat
-Natalie es de Palermo, Nico viajaba casi todos los fines de semana para estar con ella – Mía me miro boquiabierta
-no sería problema si Nico hubiera utilizado el aeropuerto, pero le aterran los aviones.
-¿Cómo viajaba entonces?
-tren o auto – respondí
-se tardaba nueve horas en llegar – el asombro de Mía era divertido.
-así que una hora no será problema -dije besando su cabello.
La pequeña Clara despertó momentos después, Nat la trajo en brazos, los ojos de Mía se iluminaron y sonrió todo el tiempo.
-¿Quieres tomarla?-le pregunto Nat a Mía.
-oh no, gracias
-dámela a mi – dije, Nat la puso en mis brazos y Clara sonrió al verme, aún era pequeña para reconocer rostros pero había pasado tanto tiempo los últimos días con ella que quise creer que me reconocía, Nat fue a la cocina mientras nos quedábamos con la niña- Ciao ragazzina, ti sono mancato? Ciao Bella – sentí la mirada de Mia, me giré y efectivamente me estaba observando, al parecer se avergonzó de que la descubriera y miró a Clara.
-tiene sus ojos
-¿ah?
-los ojos de tu madre – Mire a Clara y me di cuenta que era cierto.
-es verdad, cariño tienes los ojos de tu abuela – Clara bostezo antes de sonreír.
-es preciosa
-¿Quieres cargarla?
-no…
-vamos, solo un momento
-Dante…- cuando la puse en sus brazos aún no estaba convencida del todo, Clara ya podía sentarse así que la senté en sus piernas, Clara la miro curiosa, con sus enormes ojos, levantó su manito y luego me miró a mi, Mía estaba incómoda sobre todo después de que Clara comenzara a llorar, la tome en brazos riéndome.
-¿Mía puedes venir un minuto por favor? – dijo Nat asomándose por la puerta de la cocina.
-si claro – me pareció que se aliviaba de salir de allí, me levante y camine con la bebé Clara por todo el salón, hablándole de cosas sin sentido y haciéndola reír nuevamente, no se que tanto estaban haciendo las chicas pero Clara termino por dormirse, me senté en el sillón con la bebé sobre mi pecho, me recosté ligeramente para que estuviera más cómoda, estar con ella me relajaba y no tarde mucho en dormirme también yo.
-Dante -la suave voz de Mía me despertó, me asuste porque no tenía a Clara conmigo – tranquilo se la llevó Natalie a su habitación.
-¿qué hora es?
-pasadas las ocho
-te iré a dejar a casa, mañana debemos salir temprano.
-no nos iremos juntos
-¿Por qué?
-debo hacer unas cosas antes de irme, no he tenido ni tiempo de preparar la maleta, nos reuniremos en la estación de trenes ¿te parece?
-¿estás segura?
-si
-de acuerdo.

La pasión de Dante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora