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Capítulo un poco +18

Me puse de pie y me acerqué a él.

Alexander no se movía y podía ver que sus ojos se encontraban más oscuros de lo normal, reflejando excitación, lo que me hacía ruborizarme.

Él me tomó con fuerza de la cintura, sin lastimarme, claro y me acercó a él.

Nuestros labios rozaron, pero no se tocaron completamente, por lo que bajó hacia mi cuello y comenzó a besarlo sin pensarlo, lo que me hizo jadear un poco.

Sus manos fueron bajando hasta llegar a mi trasero, haciéndome levantar y rodear mis piernas en su cintura.

Él se giró y me puso contra la fría pared para bajar sus besos y llegar al inicio de mis pechos, los cuales se encontraban erectos por las sensaciones que él me hacía tener.

Su mano comenzó a subir por mi cintura hasta llegar a uno de ellos y tocarlo sin parar, mientras que con la otra mano me movía, haciéndome sentir su fuerte erección en mi entrepierna.

La excitación no la podíamos controlar, por lo que con rapidez me llevó a la cama y se subió encima de mí, besando mi cuerpo, haciéndome jadear, lo que era música para sus oídos.

Él comenzó a despojarme de mi camisa mientras yo por mi parte, me despojaba de la suya, quedando con el torso perfectamente esculpido delante de mí, y yo, quedando en sostén deportivo frente a él, lo que parecía fascinarle.

Pero él prefirió quitármelo y así, comenzar un camino de besos desde mi vientre hacia mis pechos, los cuales parecía devorar sin pensarlo, haciéndome sacar un gemido que él detuvo con su mano para que no pudiese hacer ruido alguno y así, no nos interrumpiesen este momento erótico.

Sus manos bajaron hacia mis pantalones para dormir, los cuales bajó y quitó completamente, dejándome en bragas frente a él, pero yo no me quedé atrás y decidí desabrochar su pantalón lentamente, haciéndolo jadear y al final terminar con una sonrisa traviesa por mis lentos movimientos.

Al quitarle el pantalón, no dudó en acercar su miembro erecto escondido dentro de su bóxer justo en mis partes íntimas, lo que me hizo jadear de nuevo por lo excitada que me sentía en este momento.

De un momento a otro entré a la otra realidad, esta realidad en la cual puedo estar aún más cerca de Alexander como si estuviese en la vida real.

Hace tiempo no podría entender por qué debíamos quedarnos en una realidad alterna para poder besarnos, pero al explicarme, lo entendí completamente.

Parte del juramento que él hizo hacia su padre, fue que no podía besarme, al parecer una bruja hizo un hechizo para castigarnos si nos besábamos.

Pero la bruja fue bondadosa y permitió que tuviésemos tres oportunidades, es decir, tres besos antes de que alguno de nosotros cayese en la muerte, lo que lo hacía ver como un cuento de hadas, pero era bastante justo poniéndonos en esta situación tan comprometedora.

Aunque al parecer, esa bruja misteriosa tenía algo más en mente, lo que desconocíamos a excepción de Azael, el cual disfrutaría tanto mi final.

   —Tus pensamientos arruinan el momento. – escuché como murmuraba Alexander mientras se separaba de mi cuello y me miraba.
   —Lo siento. – dije, tímida y él sonrió.

Él se acercó y me besó con tanta pasión y tanta excitación que, no dudé en corresponderle.

Nuestro beso se intensificó aún más haciéndonos disfrutar aún más el momento juntos.

Sentí como su mano bajaba y comenzaba a tocar mi parte íntima, primero por encima de mis bragas y después, comenzó a tocarlo por dentro con sus fríos dedos, lo que lo hacía aún más excitante.

[COMPLETA] ✓ARCÁNGEL: La Maldición de los Reinos II [SAGA: ARCÁNGEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora