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Meg asintió y lo dejó entrar, pero este parecía no querer, lo que nos confundió un poco.

   —Pero después de esto... no quiero que lo nuestro termine. – murmuró y lo miramos confusas. – Eso es lo que más temo...
   —Habla... Roy. – dijo Meg.
   —Sé que Alycia regresó...
   —¿Tu... tú la conoces? – dijo Meg y él asintió.

Mi rostro debió verse con sorpresa, por lo que él me miró y enseguida bajó la mirada.

Realmente no me esperaba que él la conociese.

Aunque sinceramente... no me esperaba nada de lo que sucede ahora.

   —Entra...

Al murmurar eso, él asintió y los tres nos sentamos en los sillones, esperando a que Roy decidiera hablar, pero parecía complicarse.

Pero por suerte, Meg rompió el silencio.

   —Necesito saber todo.

Yo miré a Roy y él parecía esperar a que yo le dijera sobre lo que pasaba conmigo, para que ella supiera mejor todo.

   —El accidente que tuve con mis padres no fue un... "accidente". – murmuré y Meg me miró sin comprender. – Ellos escapaban de algo... o alguien...y yo fui siempre la causa. – tragué saliva. – Nunca lo comprendí hasta verme involucrada entre los ángeles y arcángeles que parecían conocerme de toda la vida...
   —No entiendo...
   —¿Recuerdas que me dejaron esa noche en casa de mis abuelos, siendo yo una bebé? – la miré y ella asintió. – El rey arcángel lo hizo... y ahora... yo soy parte de una maldición que me aleja de su hijo, Alexander.
   —Espera... ¿Alexander es parte de esto? – preguntó y yo asentí.
   —Él renunció a su corona por mí. – tragué saliva. – Sé que es complicado de entender, pero... los cuentos que me decías que escuchabas antes, siempre han sido reales... Alexander es un arcángel que perdió sus alas tras enamorarse de mí.
   —Dios... esto es...
   —Su versión. – dijo Roy y lo miramos.
   —¿De qué hablas?
   —Yo hice el seguimiento de la maldición. – tragó saliva y sentí mi corazón palpitar rápidamente.
   —¿Qué...?
   —Yo me enamoré de una mortal y por ello nació una Nephilim... la cual debía morir como su madre lo hizo. – me miró y yo bajé la mirada sin entender nada. – Ellos la cazaron, pero... yo no podía permitir que mi hija muriera así que... hice un trato con Azael, el rey arcángel. – dijo mirando a Meg. – Le prometí que le daría un alma que se sacrificaría por ella, recobrando así la maldición que Kyle comenzó...
   —Esperen... ¿Kyle? – me miró. – ¿El mismo Kyle que vino a cenar a casa y luego vino en navidad? – yo asentí.
   —Él comenzó la maldición de los caídos que ahora persigue a Arella...
   —No entiendo... ¿cómo es que ella está involucrada en eso? – dijo Meg, levantándose. – Sé que dijiste que Alexander es parte de eso, pero esto no tiene sentido.
   —Todo comenzó muchos siglos antes, cuando Azael se enamoró de un demonio, la princesa que pronto gobernaría su propio reino en el infierno, pero desgraciadamente él la lastimó y ahora buscaba venganza, la tuvo con Kyle, creando esta marca. – dijo levantando su camisa y mostrando una enorme mariposa negra en su cadera.
   —¿Cómo tienes esa marca? – pregunté y él me miró.
   —Esa es otra historia. – suspiró. – El punto es que cada cien años, una nueva alma es sacrificada para seguir con esa maldición y ahora le toca a Arella. – tragó saliva. – Esa noche que hice el juramento, fui hacia una chica que no le importaría nada más en la vida que ella misma.
   —No entiendo...
   —Conocí a Alycia en un evento de Nephilims, ella salía con uno, en realidad salía con muchos, pero eso nadie lo sabía, solo yo, que la observaba siempre… – suspiró. – Así que decidí meterme con ella, nos acostamos y de ahí, salió un nuevo bebé.
   —Espera...
   —Aún no termino. – dijo, poniéndose de pie. – Lo hice por mi hija y por mi chica que yacía muerta... yo... creía haberla embarazado y eso hizo que la persiguieran... ellos no sabían el por qué, tan solo huían, pero tuvieron un accidente que asesinó al chico que iba con ella, ese Nephilim que escapaba con ella, ese Nephilim que Meg conoció y que le agradó por ser el único cuerdo en la vida de su hermana, hermana adoptiva en realidad.
   —¿Qué?
   —Alycia fue adoptada, en realidad... fue encontrada en la puerta de tus padres una noche lluviosa y al ver que nadie la buscaba, decidieron adoptarla y criarla, después te tuvieron a ti, Megan.
   —¿Cómo sabes todo eso?
   —Yo llegué a ser tu ángel guardián un tiempo, después me cambiaron a la chica que murió.

En mi mente todo comenzaba a concordar... su historia concuerda con la historia de Elizabeth y es que es tan obvio.

Realmente lo es.

Roy es padre de Elizabeth y eso la convertía en el blanco fácil para Azael y los demás ángeles y arcángeles por haber roto el reglamento, el cual especificaba que ningún ángel debía meterse con los humanos ni Nephilims ya que ellos eran los enemigos, o al menos así fue por un tiempo.

Roy rompió cada regla del mandamiento, pero lo que me dejaba confusa es que... ¿qué tenía que ver yo con eso?

Se sabe que mi madre se metía con todo Nephilim del cuartel, pero... no se sabía si yo realmente fui su hija.

   —Esa noche del accidente enviaron a Kyle para que verificara que los daños fuesen reales, pero lo que nos sorprendió fue que vio como Alycia se encontraba aún con vida, estaba a punto de parir en el bosque. – me mira. – Kyle te ayudó a nacer y al hacerlo... ella dejó de respirar, él lo comprobó y supo que ella ya no contaba con signos vitales, pero lo más importante fuiste tú, Kyle tenía su humanidad intacta y decidió darte otra oportunidad, no lo sé... algo sintió o algo vio, algo que nunca me dijo a mí, que solo lo sabe Azael, pero ellos te mantuvieron con vida en el reino, te hicieron pruebas de paternidad y esas salieron positivas.
   —Espera... ¿Me estás diciendo que tú eres...?
   —Exacto... Yo... Soy tu padre, Arella.

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[COMPLETA] ✓ARCÁNGEL: La Maldición de los Reinos II [SAGA: ARCÁNGEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora