Al despertar, un buen olor invadió mis fosas nasales, por lo que me levanté con prisa ya que mi estómago rugía como loco.
Salí de la habitación y caminé hacia lo que parecía la cocina, encontrándome con un Kyle sin camisa preparando algo de comida.
Me extrañó un poco el no ver a Alexander por aquí, ni en mi cama, a mi lado, por lo que comencé a buscarlo con mi mirada, hasta que la voz de Kyle interrumpió mi búsqueda.
—Se encuentra afuera. – dijo, para luego poner un plato con huevos revueltos y algo de tocino a su lado. – Jackson ha venido y al parecer, debían hablar sobre algo. – comenzó a servir algo de jugo en un vaso y me hizo una seña para que me sentara, lo que hice. – Debes comer, ahorita sabrás lo que sucede.
—Gracias. – dije sonriendo de lado y probando un poco de la comida que él preparó. – Oh... – dije y él me miró. – Esto sabe delicioso. – lo miré y él sonrió.
—Me agrada que te guste. – dijo, sonriente y se sentó frente a mí. – Sobre lo de anoche... quiero que sepas que... quería pedirte perdón. – lo miré. – Ya sabes, sobre tu mamá y el hecho de que lo haya ocultado así.
—Tenías tus razones. – dije, algo seca.
—Merecías saber la verdad, pero... no podía decirlo ya que hice un juramento. – lo miré. – Es algo complicado de explicar... pero necesito que confíes en mí y…. podré decírtelo.
—Pero si hiciste el juramento... ¿puedes decírmelo? – lo miré, confusa.
—Los juramentos entre ángeles son... complicados. – miró sus manos que se encontraban encima de la mesa. – Pero no puedo ocultarte nada, no a ti. – me miró. – Tengo cierta lealtad hacia ti, por lo que no puedo hacerte esto.
—Si tienes cierta lealtad... ¿Por qué no contaste eso de mi madre?
—Porque temía que te sucediese algo. – fijó sus ojos en los míos. – Pero después llegó lo del vasallaje y.... el demonio... no podía decirlo hasta haber salido de eso. – tragó saliva. – Porque creerías que lo hacía por lealtad hacia mi señor.
—¿Y cómo sabré que ahora no se trata de eso?
—Confía en mí. – tomó mi mano por encima de la mesa. – Perdí mis alas por salvarte y por mi destino sobre los sacrificios... pero el sacrificio mayor llegó gracias a ti.
—¿Soy la culpable?
—No. – suspiró. – Nunca lo has sido, eso es... algo que no puedes saber, o al menos no ahora.
—¿Porqué?
—Todo a su momento, cariño. – sonrió de lado.Nuestra conversación se vio interrumpida por la llegada de Jackson y Alexander a la cocina, pero el ultimo logró ver nuestras manos unidas antes de separarlas con rapidez.
Sabía que estaba un poco mal, es decir, para ellos él es el enemigo, pero para mí, siempre será mi salvador y el chico que nos traicionó por haberlo controlado sin que él pudiese decidir.
Jackson se sentó junto a Kyle y me miró.
—¿Qué sucede? – pregunté, al notar su intensa mirada en mí.
—Necesito que me des más detalles sobre el hombre que viste. – dijo Jackson.
—Realmente no vi nada más. – dije, sincera. – Tan solo una silueta de hombre mirándome y…. al parecer, queriéndome atacar.
—¿No viste algo más?
—Tan solo la espada. – dije y él suspiró recargándose en la silla. – ¿Sucede algo más?
—Jackson fue al reino. – dijo Alexander y lo miré. – Christopher se encuentra cuidándolo por el momento. – me mira y nota mi confusión. – Azael desapareció, por lo que el reino se encuentra desprotegido y él fue de mucha ayuda. – suspiró. – Pero Jackson acaba de regresar de ese lugar. – dijo y miré al ángel, el cual asintió con la cabeza.
—No entiendo a qué quieren llegar...
—Una de las espadas desapareció. – dijo Jackson, mirándome.
—¿Qué espada?
—Verás... es algo que tu no sabías. – suspira. – Pero hace tiempo desterraron a un ángel por un acto tan... terrible para los ángeles en ese tiempo, sobre todo para Azael. – lo miré con confusión. – La razón por la que Roy se encuentra en este lugar es porque en algún momento estuvo protegiendo a una chica de la cual... se enamoró, pero al parecer ella murió y ahora... él quedó desterrado por traicionar al reino.
—Él...
—Él tuvo que dejar su espada, justo como lo hizo Alexander. – suspira Jackson. – Pero la única diferencia es que Roy no perdió las alas ya que logró tener ese perdón.
—¿Cómo tuvo el perdón?
—Eso quedó en un juramento. – dijo Kyle y lo miré.
—No queremos pensar mal de él, pero... la espada de Roy fue la que desapareció.
—Quiere decir que él...
—Puede ser alguien más. – dijo Alexander. – Roy siempre fue amable conmigo... él me ayudó tanto.
—La silueta no se parecía a la de Roy... – miré mis manos. – No creo... él... él está comenzando a salir con mi tía. – miré a Jackson, sintiendo como las lágrimas querían salir. – Él no puede ser el villano.
—Tampoco lo creemos. – suspira. – Así como tú puedes tomar las espadas de Alexander y Kyle... con él podría suceder lo mismo... puede que alguien que conozca y sea muy cercano, tenga el don de tomar su espada y usarla para el mal.
—Para asesinar ángeles... – murmuré y él asintió.
—Ahora estamos regresando al pasado. – dijo Kyle y lo miramos. – Los sacrificios... los ángeles muertos... todo está comenzando a suceder de nuevo.
—No debemos permitirlo. – dijo Jackson, poniéndose de pie. – Debemos detener a ese... asesino.
—Les ayudaré. – dije, poniéndome de pie, por lo que me miraron. – Él me quiere a mí, siempre me quieren a mí... soy la razón de la maldición... soy a la que siempre buscan, así que seré la carnada.
—No. – dijeron Alexander y Kyle al unísono.Al menos en algo estaban de acuerdo.
—Debo hacerlo. – dije, mirándolos. – No se detendrá hasta tenerme.
—No permitiremos que algo te suceda. – dijo Kyle, acercándose e inmediatamente Alexander se interpuso en su camino.
—Dije que te protegería con mi vida si fuese necesario y eso haré. – dijo Alexander, posando su mirada en mí, para luego voltear a ver a los chicos. – Si quiere venir, que lo haga, no le temeremos a nada.Ellos asintieron y yo tan solo pensé en las posibilidades de salir de esto, las cuales veía tan lejanas, pero debía tener esperanza en lo que pudiese suceder.
Aunque nuestras vidas estuviesen en juego.
Al terminar nuestra platica, Alexander me llevó a casa, en la cual se encontraba Meg con cierta preocupación sobre mi paradero, pero al explicarle que todo se encontraba bien y que tan solo me quedé con Gabriella para no regresar tan noche.
Ella creyó mis palabras, aunque fuesen mentira.
Pero nos preocupamos más en los siguientes días que comenzaron a pasar de prisa, haciendo la navidad aún más cerca, lo cual nos emocionaba más, ya que deseábamos tanto que llegase para poder pasarla con tranquilidad.
En estos días no había pasado la gran cosa, tan solo nos preocupábamos por tener todo listo para la gran cena navideña en la cual, al parecer Meg nos tenía unas noticias que serían... buenas para todos.
Mis pensamientos fueron interrumpidos al escuchar la puerta sonar con tanta insistencia por lo que me acerqué con prisa.
Al abrirla me encontré con Elizabeth, la Nephilim que encontramos en México, parada con lo que parecía ser una herida en su estómago.
Ella al verme, tan solo pronunció unas palabras tan débilmente.
—Ayúdame...
Dijo antes de caer al suelo, inconsciente.
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[COMPLETA] ✓ARCÁNGEL: La Maldición de los Reinos II [SAGA: ARCÁNGEL]
RomantizmSEGUNDO LIBRO DE LA SAGA "ARCÁNGEL". Las muertes parecen no terminar. Un nuevo año, nuevas amenazas. Tras la asociación secreta de criaturas sobrenaturales, se esconde un secreto que podrá afectar la vida de Arella. Los Nephilims han decidido actuar...