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Tomé el brazo de Alexander, el cual no parecía tranquilizarse tras lo dicho por Kyle, el cual se quedó en su asiento, presenciando todo.

   —Debes tranquilizarte, Alexander. – dije y él me miró, podía ver dolor en su mirada.
   —¿Cómo puedo tranquilizarme si me enteré de qué tengo un hermano?
   —Puede que no haya nacido. – dijo Gabriella y la miramos. – La mayoría de las mujeres pierden al bebé.
   —Ella no lo perdió. – dijo Kyle y lo miramos. – Su hijo es, o bueno, era, Robert, mejor conocido como Robbie.
   —¿Qué? – dije y él me miró.
   —Robbie era un demonio principiante, era el hijo de Lilith.
   —Espera... pero yo maté a Robbie. – dije y me miraron. – Eso quiere decir que maté al hijo de Lilith... se supone que ella debería estar molesta, pero, al contrario, me trató muy bien...
   —Ella debe tener algo en manos. – dijo Gabriella y la miramos. – Pensemos bien esto. – se puso de pie y comenzó a caminar por el salón. – Tu dijiste que todo volvía a suceder. – dijo señalando a Kyle. – Los sacrificios y eso...
   —¿A qué quieres llegar con eso? – dijo Kyle y ella lo miró.
   —Cuando sucedió eso contigo hace miles de años...
   —650. – dijo Kyle, corrigiéndola
   —Eso no importa. – dijo Gabriella, bufando. – El punto es que... después sucedió tu sacrificio y lo de la mariposa, lo que significaba que serías el ángel de la muerte y eso. – dijo me miró. – Si eso vuelve a suceder entonces... ella planea revivir a alguien, ¿me entienden?
   —Te refieres a que... ¿ella planea hacer lo mismo?
   —Ella planea revivir a su hijo. – dijo y la miramos. – Así terminaría como el rey de los demonios, el rey de la lujuria como su madre... el rey del infierno.

Todos nos miramos, entendiendo lo que decía.

Ella tenía mucha razón en eso, la verdad es que nunca habíamos pensado en esa posibilidad.

   —Tienes razón... – dijo Jackson, poniéndose de pie.
   —No solo soy bonita, también tengo mi inteligencia. – dijo, rodando los ojos, lo que me hizo sonreír un poco.
   —Entonces... ¿Ella busca revivir a Robbie? – preguntó Alexander.
   —No lo veo lejano. – dijo Kyle, terminando la conversación.

Alexander y yo caminamos de la mano hacia mi casa, la cual quedaba algo retirada, pero queríamos tener un tiempo para los dos.

   —Ha pasado tanto que... no hemos podido salir en nuestra cita. – dijo, suspirando, por lo que lo miré.
   —Aún podemos tenerla. – dije y me miró.
   —¿Segura?
   —Solo dame tiempo para cambiarme. – dije y él sonrió.
   —Claro, hermosa. – sonrió

Al llegar a mi casa, me apresuré para subir a mi habitación y vestirme con la ropa que él me regaló, que consistía en un lindo vestido blanco corto y una linda corona de flores que combinaba perfectamente.

Al terminar de arreglarme bajé y me encontré con la preciosa sonrisa de mi novio, el cual se veía perfectamente bien con su ropa negra que me encanta.

Juntos salimos de casa y subimos al auto de mi tía, el cual comenzó a conducir Alexander hacia nuestro lugar especial, el mismo en el cual él se me declaró hace meses, ese lugar donde la naturaleza tan hermosa se encontraba presente.

Ambos nos bajamos de auto y caminamos hacia el centro del lugar tan precioso, nos sentamos en el suelo y nos miramos con una sonrisa en nuestros rostros.

   —Me encanta este lugar. – dije, mirando los alrededores del lugar. – Es tan tranquilizador y.... hermoso.
   —Tu eres hermosa. – dijo y lo miré. – Eres tan preciosa y perfecta. – tomó mi mano. – Eres la maravilla que existe en mi vida.
   —Eres tan lindo. – sonreí, algo ruborizada, a lo que él sonrió.
   —Sé que es tan pronto, pero... no quiero esperar más. – dio un pequeño beso en mis nudillos.
   —Dilo. – sonreí.
   —Desde que te vi, me enamoré tan perdidamente y eso es algo que nunca se puede ir. – acarició mi mano. – Algo que sucede con los ángeles o arcángeles es que, una vez que se elige su amor, este permanece en su corazón de por vida, aunque sea una eternidad. – se puso de pie y me hizo levantarme igual. – Y créeme que tu permanecerás más de una eternidad, estarás todas las eternidades en mi corazón sin siquiera pensar en dejarte de amar ni por un segundo. – me tomó ambas manos. – Es por eso, que, quiero tener un futuro contigo, quiero tenerte siempre en mis brazos, poder formar una familia a tu lado y estar en una formalidad que podrá unir aún más nuestras almas. – se hincó frente a mí. – Arella Barnes. – sacó una cajita de su chaqueta y la abrió frente a mí, mostrando un perfecto anillo de matrimonio. – ¿Te gustaría casarte conmigo y así tener un futuro a mi lado?

Sentí que mi respiración comenzó a acelerarse con prisa.

No podía creer lo que sucedía en este momento, Alexander me estaba pidiendo matrimonio y aunque muchos pensarán que es demasiado pronto, con lo que sucede ahora, es el momento perfecto para poder pensar en un futuro que quizá no podrá hacerme sobrevivir por mucho.

Pero no dejaría que mi destino me abrume.

Realmente tengo tantos sentimientos por Alexander, él es un chico tan perfecto que me llena de vida mi alma y me hace querer más de él.

Le quiero.

Le amo.

Le necesito en mi vida como el vivir.

Porque él es el oxígeno que le hace falta a mi cuerpo cada día.

Es por eso, que, tomé la mejor decisión de mi vida que mejoraría cada parte de ella, haciéndola perfecta en este mundo lleno de problemas sobrenaturales que podrían acabar con la raza humana.

Pero de vez en cuando, debemos pensar en sí mismos y en la propia felicidad para continuar con la perfecta vida.

Así que le respondí con algo que sé que le hizo palpitar el corazón con locura y le hizo enamorarse aún más de mí, de eso no hay duda.

   —Claro que sí. – sonreí mientras él comienza a poner el anillo en mi dedo, lo que me hacía sonrojar. – Y aceptaría miles de veces esta hermosa propuesta.


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[COMPLETA] ✓ARCÁNGEL: La Maldición de los Reinos II [SAGA: ARCÁNGEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora